El cine y la televisión británica de las últimas décadas tiene mucho que agradecerle a la figura de Stephen Frears. Con unos primeros compases profesionales que fueron justamente celebrados como algo muy parecido a una revelación, el director ha ido construyendo una filmografía que, si bien en estos últimos tiempos anda algo acomodada en el piloto automático, está repleta de grandísimas películas.
Así, a lo largo de este especial, repasaremos largometrajes tanto de sus inicios como de la última etapa de la carrera de un cineasta con especial talento para transmitir emociones al público sin grandes artificios ni necesidad de acudir a la llamada del fuego artificial más lacrimógeno. Sus mejores trabajos impactan y conmueven con naturalidad, de manera orgánica y con la belleza de sencillo y lo cotidiano, incluso cuando está contando grandes dramas.
Apoyado siempre en estupendos guiones y repartos infalibles, Frears mantiene un nivel de trabajo tan incesante como valioso, siendo especialmente disfrutable sus últimas propuestas para la pequeña pantalla. En ese sentido, combina sus sobresalientes obras televisivas con largometrajes para el cine de pequeño presupuesto y humildes intenciones, engrandeciendo así una trayectoria merecedora de todo respeto y admiración.
Las mejores películas de Stephen Frears
'Alta fidelidad'
Tras firmar una de las películas más decepcionantes de su filmografía, 'Hi-Lo Country', Stephen Frears entraba en la década de los 2000 con dos cintas realmente formidables: 'Liam' y 'Alta fidelidad'. En el caso de esta última, además, hablamos de una de sus propuestas más celebradas por el público y que, con el paso del tiempo, se ha convertido en un pequeño gran clásico de culto. Y no es para menos, ya que hablamos de una magnífica adaptación de la imprescindible novela de Nick Hornby, en pie, donde se combinan unos diálogos memorables con un reparto en permanente estado de gracia capitaneado por la mejor versión posible de John Cusack. Una joya de inicio a fin.
'Las amistades peligrosas'
Francia. Siglo XVIII. La marquesa de Merteuil. El Vizconde de Valmont. Madame de Tourvel. Si unimos todos estos factores lo primero que se nos viene a la cabeza es 'Las amistades peligrosas', ya sea en su versión literaria firmada por Pierre Choderlos de Laclos o en la soberbia adaptación cinematográfica que realizó Stephen Frears de la misma. En ambos casos, nos encontramos ante una de esas historias de romances, traiciones, incendios internos, labios temblorosos, ambición, poder, lujuria, victorias, muertes y derrotas. Vamos, una auténtica fiesta para todos los amantes del género del drama de época.
Con una brillante y detallista dirección de un Frears capaz de sacar hasta la última gota de veneno de su prodigioso material de partida, 'Las amistades peligrosas' se eleva y mantiene en los altares reservados a las mejores películas de la década de los ochenta gracias, sobre todo, a un reparto en permanente estado de gracia. Desde una inconmensurable Glenn Close que debería haber ganado aquí su tan comentado Oscar hasta una maravillosa Michelle Pfeiffer, pasando por el magnetismo perturbador e hipnótico de John Malkovich y la fragilidad fascinante de Uma Thurman, todas las interpretaciones son absolutamente medidas, hipnóticas, abrumadoras en su acercamiento a la perfección. Un auténtico conjunto de recitales.
'Philomena'
Basada en la historia real de Philomena Lee, una mujer que se lanzó a la búsqueda de su hijo cincuenta años después de verse en la obligación de entregarlo en adopción al no estar casada y encontrarse viviendo bajo las reglas de un un internado de monjas, 'Philomena' alcanza las mayores cotas de emoción posibles a través de la mirada honesta, desnuda y conmovedora de Judi Dench.
Acompañada por un estupendo Steve Coogan y dirigida con la maravillosa sencillez marca de la casa Stephen Frears, la intérprete entrega un trabajo absolutamente perfecto capaz de despertar en el espectador tanta ternura como complicidad y tantas sonrisas como lágrimas. En definitiva, una interpretación maravillosa a la misma altura de la película.
'La Reina (The Queen)'
Liderada por una inconmensurable Helen Mirren, quien arrasó sin piedad (y con todo merecimiento) en la carrera de premios, 'La Reina (The Queen)' es una de las piezas centradas en la figura de Isabel más divertidas, ácidas, inteligentes e inspiradas de todos los tiempos. Una propuesta sencilla y elegante en su puesta en escena, marca de la casa Stephen Frears, medida al milímetro en su guion, obra del genial Peter Morgan, y excelente en sus interpretaciones. Una gozada.
'Ábrete de orejas'
Dos años después de conquistar a la crítica con la magnífica 'Mi hermosa lavandería', Stephen Frears regresó con un doblete: 'Sammy y Rosie se lo montan' y 'Ábrete de orejas'. Y si bien la primera de ellas funciona de manera más que correcta, fue la segunda la que realmente sirvió para confirmar su estatus como uno de los cineastas europeos más interesantes de la década de los ochenta. Liderada por un reparto en el que destaca una soberbia Vanessa Redgrave y un sorprendentemente comedido Gary Oldman, este tremendo drama ambientado en el Londres de finales de los sesenta es una de las películas más redondas, equilibradas, compactas e impactantes de la trayectoria de Frears.
'Negocios ocultos'
Aunque en términos estrictamente visuales, como refleja la imagen que acompaña a este texto, no ha envejecido demasiado bien, es lo que tiene la fotografía de gran parte del cine de los primeros años de la década de los 2000, 'Negocios ocultos' sigue brillando con luz propia en el catálogo Frears. Y es que, desde su sorprendente punto de partida, este thriller con altas dosis de crítica social juega a las mil maravillas sus cartas, equilibrando ambos géneros con una facilidad y naturalidad aplastantes. Una cinta realmente entretenida que, además, cuenta con uno de los desenlaces más logrados, en fondo y forma, del cine del director británico.
'El secreto de Mary Reilly'
Tremenda e incomprensiblemente maltratada en su momento, 'El secreto de Mary Reilly' está cargada de razones para ser festejada como una de las mejores películas de la trayectoria de Stephen Frears. Drama, terror y romance uniéndose en una historia que se vive con el corazón en un puño y una extraña sensación de tensión constante. Protagonizada por una sorprendente y magnífica Julia Roberts capaz de merendarse sin piedad a sus ilustres compañeros de reparto, 'El secreto de Mary Reilly' mantiene intacta su capacidad para impactar y conmover con la misma destreza. Y con el mismo talento.
'Los timadores'
El tremendo éxito a todos los niveles de esa obra maestra titulada 'Las amistades peligrosas' provocó, entre otras cosas, el inevitable salto de Stephen Frears al cine estadounidense. Por suerte, el cineasta británico demostró que poco o nada importaba el contexto en el que desarrollara su talento firmando una de sus joyas más deslumbrantes: 'Los timadores'. Nominada a cuatro premios Oscar, incluyendo el de Mejor director, esta adaptación de una novela de Jim Thompson cautiva por su esencia noir, su elegancia formal, su sentido del humor y, sobre todo, sus interpretaciones, especialmente las que firman unas extraordinarias Anjelica Huston y Annette Benning. Más que recomendable.
'Mi hermosa lavandería'
Además de ser su primera película incontestable, 'Mi hermosa lavandería' sigue ocupando con todo el mérito un lugar destacado entre los mejores dramas románticos de las últimas décadas. Partiendo de un magnífico guion escrito por Hanif Kureishi y contando con la inestimable ayuda de dos interpretaciones tan mayúsculas como las que ofrecen Daniel Day-Lewis y Roshan Seth, Stephen Frears compone una película repleta de preciosos detalles, valentía, delicadeza y pasión. Un clásico dentro de su filmografía que, lejos de envejecer con el tiempo, no ha dejado de crecer.
'Liam'
Eclipsada en su estreno por 'Alta fidelidad', la otra película dirigida por Stephen Frears en el lejano 2000, 'Liam' ha ido ganando peso con el paso de los años hasta convertirse en una de las propuestas más sencillas, emotivas y brillantes de la carrera del británico. Con una dirección mucho más interesante de lo que pueda parecer en un primer visionado, Frears nos regala un viaje a la Inglaterra de los años 30 para conmovernos y removernos con la historia de unos personajes que te ganan desde el primer encuentro. Una de esas pequeñas historias que necesitan lo justo para quedarse a vivir en el corazón.