Tomamos aire y nos ponemos en pie. Vamos allá: 'Un, dos, tres... Splash', 'Big', 'Algo para recordar', 'Ellas dan el golpe', 'Philadelphia', 'Forrest Gump', 'Esta casa es una ruina', 'Apolo 13', 'The Wonders', 'Salvar al soldado Ryan', 'La milla verde'...Tom Hanks, no hay duda, llegaba al siglo XXI sobrado de argumentos interpretativos, clásicos dorados y un cariño y admiración apabullantes por parte de crítica, industria y, sobre todo, público.
Y es que, a lo largo de toda su trayectoria, Hanks ha conseguido conectar con millones de espectadores con una fuerza emocional incontestable, una forma envidiable de traspasar la pantalla y convertirse en una de esas estrellas que, sin perder jamás su aura dorada, resultan tan cercanas como entrañables. Acostumbrado a interpretar a personas normales que se ven inmersas en situaciones extraordinarias, el actor es una de esas leyendas vivientes que no han dejado de trabajar con compromiso, profesionalidad, entrega y respeto hacia su oficio y sus principales destinatarios.
Una constante ejemplar que se ha mantenido durante las últimas dos décadas, temporada en la que Hanks ha continuado sumando excelentes películas e interpretaciones a su deslumbrante catálogo. Escoger solamente diez no es nada sencillo, aunque las que se analizan en este especial son sublimes, pero aprovechemos estas últimas líneas para reivindicar y celebrar también otros trabajos maravillosos firmados por el actor en lo que llevamos de siglo XXI como, por ejemplo, 'Ladykillers', 'El atlas de las nubes', 'La guerra de Charlie Wilson' o 'Esperando al rey'. Está claro, si Tom Hanks está al frente, merecerá la pena.
Las mejores películas de Tom Hanks estrenadas este siglo
'Sully'
Tras la decepción que supuso para muchos la sobrevalorada 'El francotirador', Clint Eastwood regresaba con otra de esas historias basadas en hechos reales que parecen diseñadas para ser contadas por su cámara. Y es que, desde su primer plano hasta su emotivo desenlace, 'Sully' es una película con el característico e inconfundible sello del cineasta, quien se muestra completamente comprometido con la trama que está contando y, sobre todo, con un conjunto de personajes a los que trata siempre con una mezcla perfecta de honestidad y cariño. Propuesta clásica al cien por cien que, sumado a la excelente interpretación de Tom Hanks, una más que añadir a su apabullante trayectoria, traía de regreso gran parte del aroma cinematográfico del mejor Eastwood.
'Al encuentro de Mr. Banks'
Si nos ponemos profundos podemos decir, sin miedo a caer en la exageración, que 'Al encuentro de Mr. Banks' funciona como notable análisis psicológico de unos personajes solitarios que enfocan su creatividad desde el trauma de una infancia compleja y repleta de heridas sin cicatriz, que se empeñan en observar y compartir su lado oscuro desde dos perspectivas, el masoquismo y la ilusión, tan alejadas, que al final solamente se pueden encontrar en la ficción y en ese final feliz que nunca llegaron a tener. Y uno sabe que la historia real no fue así, que la sombra de Disney (compañía) ha idealizado la figura de Disney (Walt), el cual aparece en la pantalla interpretado con el carisma inconfundible y la abrumadora presencia de un Tom Hanks inspiradísimo. Uno es consciente de que se ha adornado el relato con las dosis de luz necesarias, un humor blanco como la nieve y una emotividad impostada que, en ocasiones, roza lo absurdo.
Gran parte de la culpa, o toda, la tienen unos horrorosos flashbacks que, pese a ser necesarios para entender la personalidad y, sobre todo, la defensa a ultranza de P.L. Travers con sus personajes literarios, terminan pesando en el ritmo de una película que, de centrarse en la inolvidable adaptación de 'Mary Poppins' a la gran pantalla, habría ganado muchos enteros. Por eso, cuando una excelente Emma Thompson se deja contagiar por la inolvidable melodía de las canciones que redondearon su fantástica historia, cuando observa con un nudo en la garganta el paseo solitario de su Mr. Banks por las calles solitarias, abandonadas y otoñales de ese barrio inglés en el que uno siempre quiso vivir, uno no puede hacer otra cosa que dejarse llevar por esa emoción, volver a su infancia y a ese momento en el que, por primera vez, escuchó aquello de 'Supercalifragilisticoespialidoso', rebuscó en su bolsillo dos peniques o quiso subir al cielo por unas escaleras de humo.
'Capitán Phillips'
Hay escenas que justifican por sí solas la existencia de toda una película, el precio a pagar por una entrada y la ovación cerrada a un actor. ¿Un ejemplo? Los últimos minutos de 'Capitán Phillips', trepidante thriller dramático dirigida con la furia características del siempre interesante Paul Greengrass y protagonizada por un Tom Hanks situado más allá del elogio. El actor, acompañado por el maravilloso descubrimiento de Barkhad Abdi, firma una interpretación equilibrada, contenida y repleta de honestidad que termina de explotar en un desenlace realmente memorable. Un tramo en el que Hanks no necesita palabras para transmitir una decena de emociones que rompen por dentro y, al fin, por fuera. Inolvidable.
'La terminal'
La sombra del maravilloso Frank Capra, el maestro del (buen) uso del azúcar y el almíbar en el cine, siempre ha rodeado a la práctica totalidad de películas dirigidas por Steven Spielberg a lo largo de su carrera. Incluso en los géneros, a priori, menos dados a este tipo de toque sentimental, el cineasta ha sabido guiñar un ojo con elegancia y respeto a la obra del responsable de '¡Qué bello es vivir!' o 'Juan Nadie' , entre otro buen puñado de joyas. Sin embargo, la influencia terminó convertida en homenaje en toda regla en 'La terminal', otra de esas cintas despachadas de la manera más frívola y vaga posible como obra menor dentro del catálogo Spielberg.
Una sentencia alejada del análisis que se derrumba por todos los frentes cuando se observa con detalle una propuesta repleta de buenas intenciones, estupendas interpretaciones, con un impresionante Tom Hanks a la cabeza, y, por encima de todo, una sabiduría absoluta en la puesta en escena. Elementos que se fundían con cariño y emotividad en una historia basada en hechos reales que, estructurada como carta de amor a un tipo de cine que, sencillamente, ya no se hace, continúa resplandeciendo desde la incomprensión.
'El puente de los espías'
Un nuevo homenaje a la figura del hombre íntegro, extraordinario por convicción, héroe por casualidad. Steven Spielberg continuaba con 'El puente de los espías' en un estado de forma envidiable, entregando una obra de permanente aroma clásico, situándonos, de nuevo, ante un director cuyo talento hace mucho que está más cerca de la lección imprescindible que del aplauso. Una vez más, Spielberg dignificaba el arte de contar historias con una película de espías en las que las conversaciones tienen más relevancia que los disparos, los despachos intrigan más que los callejones abandonados y las soluciones dependen más de los intermediarios que de los grandes jefes. Por su parte, un extraordinario Tom Hanks borda su James Donovan y Mark Rylance se descubría como toda una revelación, Oscar incluido, sumando así dos piezas extra para terminar de confeccionar con 'El puente de los espías' una nueva demostración de genio por parte del mejor.
'Los archivos del Pentágono'
En menos de un año, Steven Spielberg recibió, leyó, dirigió y estrenó 'Los archivos del Pentágono'. Es decir, Steven Spielberg necesitó menos de doce meses para sumar una nueva Gran Película a su apabullante trayectoria. Una historia de (buenos) periodistas que hacen su trabajo con responsabilidad y pasión y, sobre todo, el emocionante retrato de una (inolvidable) figura femenina, Katharine Graham, que, en manos de uno de los mejores cineastas de la historia, se convierte en un apasionante thriller de redacciones, despachos y fiestas, inolvidables llamadas telefónicas y cantidades de suspense y emotividad medidas con precisión quirúrgica.
¿Un Spielberg menor? Ni mucho menos. Un Spielberg, de nuevo, haciendo que parezca sencillísimo algo tan complejo y difícil como construir una película memorable. Un extraordinario trabajo en el que estuvo felizmente acompañado por las mejores versiones posibles de, nada más y nada menos, que Tom Hanks y Meryl Streep, absolutamente soberbios de inicio a fin.
'Toy Story 4'
Muchos nos pusimos a temblar en el mismo instante en el que se anunció el estreno de 'Toy Story 4', una entrega que debía dar continuidad a una saga que, con su tercer capítulo, parecía haber encontrado el cierre perfecto, construyendo así una de las trilogías más memorables e inspiradas de la historia del cine. Sin embargo, y tras sufrir unos trailers que no ayudaban en absoluto a levantar el ánimo, la película dirigida por Josh Cooley consiguió revertir la situación de manera apabullante.
Y es que, por encima de comparaciones odiosas e inevitables, esta nueva aventura se elevaba como una obra maestra a la altura de la saga a la que representa, asentando sus pilares de emoción, aportando todavía más oscuridad y melancolía a su universo y, de nuevo, ofreciendo un buen puñado de escenas para el recuerdo. Además, el personaje de Woody aumentaba en complejidad, profundidad y capacidad de emoción, contando para ello con la inestimable ayuda de un Tom Hanks maravilloso a la hora de transmitir con la única ayuda de su voz todo un universo de dudas, inseguridades, miedos y certezas. Salvo que aparezca una quinta entrega en el futuro, 'Toy Story 4' funciona como la guinda perfecta para una de las sagas más importantes y redondas de la historia del séptimo arte.
'Atrápame si puedes'
Tres meses después (¡!) de que 'Minority Report' llegara a las carteleras de nuestro país, Steven Spielberg regresaba con 'Atrápame si puedes', una película que se situaba en el extremo contrario de la magnífica cinta futurista protagonizada por Tom Cruise. Obras distantes en el tono, esencia, género y naturaleza, sí, pero unidas por la inspiración absoluta de su autor. Basada en la apasionante historia real de Frank W. Abagnale, un estafador/camaleón que tuvo a la FBI absolutamente desquiciada en su búsqueda y captura, 'Atrápame si puedes' funcionaba de forma sobresaliente a todos y cada uno de sus niveles.
Era un melodrama familiar con toques de comedia clásica sin dejar de ser, al mismo tiempo, un thriller de persecución en la que el juego entre el ratón, excelente Leonardo DiCaprio, y el gato, soberbio, una vez más, Tom Hanks, mantenía al espectador en vilo durante 140 minutos que pasaban en un suspiro. Una obra de fascinante factura y perfecto sentido del ritmo que, afortunadamente, ha ido ganando culto con el paso de los años hasta convertirse en una de las películas más admiradas y celebradas de las últimas décadas profesionales de Spielberg, DiCaprio y Hanks.
'Camino a la perdición'
Si tu primera película, llamada 'American Beauty', se ha convertido en un clásico dentro de esa mezcla perfecta entre la comedia y el drama, ¿qué puedes hacer a continuación? Sam Mendes lo tuvo claro: 'Camino a la perdición', segunda obra maestra consecutiva de un cineasta que tardó muy poco en descubrir su condición de esencial.
En aquella ocasión, el director británico se centró en la novela gráfica homónima escrita por Max Allan Collins, que a su vez estaba basada en el manga 'Lone Wolf and Club', para dar forma a una historia de violencia, amor, pérdida y nostalgia, repleta de escenas para el recuerdo y una capacidad deslumbrante para unificar en un mismo discurso cinematográfico el aroma de sus grandes referentes y el mejor cine contemporáneo. El ayer y el (pasado) mañana. Una magnífica historia que, por si le faltaba algo, contaba en su reparto con dos auténticos recitales para el recuerdo entregados por unos inmensos Tom Hanks y Paul Newman. En definitiva, una de las obras maestras esenciales de las respectivas trayectorias de todos sus responsables.
'Náufrago'
Tom Hanks, en una interpretación a la misma altura de la perfección que, por cierto, le debería haber servido de sobra para ganar su tercer Oscar. Una pelota de voley que se pierde en el océano. Un grito perdido en medio del vacío. Wilson. Y un director, Robert Zemeckis en su mejor versión, capaz de llevar al espectador a la lágrima con una escena que necesita lo mínimo para conseguir calar hasta el mismísimo fondo.
Una sensación que se repite a lo largo de 143 minutos de puro cine que, aún hoy, siguen deslumbrando y emocionando como el primer día. Rozando la obra maestra con la punta de los dedos, 'Náufrago' sigue siendo una de esas películas que es imposible que nos cansemos de ver una y otra vez. Aunque siempre terminemos llamando a Wilson entre llantos.