Vamos a fracasar. Y cuanto antes lo aceptemos, mejor. Ser humanos implica también ser perdedores, en algún u otro sentido. No somos perfectos y la industria audiovisual lleva décadas encargándose de recordarnos que ni siquiera nos hace falta serlo para triunfar y tener éxito.
Lo cierto es que siempre le hemos tenido tirria a aquellos personajes que lo tenían todo hecho y a los que les iba bien en la ficción. Las vidas caóticas, las facturas sin pagar, los complejos y las taras físicas, la inmundicia emocional o el abandono de uno mismo son características que convierten a un personaje en un gran fracasado, pero también son las cualidades que más nos aportan sobre nosotros mismos y nos hacen replantearnos nuestra propia existencia.
Tampoco les ha faltado carisma y afán de superación, por lo que muchos se han ganado un rincón especial entre nuestras películas y series favoritas. De hecho, la faceta humorística que han cultivado cómicos como Charles Chaplin o Woody Allen nace del fracaso, de lo ridículo y de lo inalcanzable. Repasamos 10 de los mejores perdedores que nos ha dado la gran y la pequeña pantalla.
Los mejores perdedores del cine y las series
Clay Jensen
El protagonista de 'Por trece razones' es el pardillo del instituto pero el único que se atreve a hacer justicia con la historia de Hannah (Katherine Langford). Se ha ganado nuestro corazón a lo largo de la última serie revelación de Netflix y también nos ha desesperado con esa lentitud escuchando las cintas, sin olvidar todos esos momentos en los que pudo decirle a Hannah Baker lo que sentía por ella.
Ya lo dice al final de la serie: "Maté a una chica porque tenía demasiado miedo de quererla". Y por ello, por dejar escapar tantas oportunidades y por meter la pata sin quererlo otras tantas, es un perdedor de campeonato y el vivo retrato de todo lo que callamos y no decimos a tiempo.
El Nota
'El gran Lebowski', ese hombre cojín que de grandeza sólo tiene el nombre que comparte con un ricachón y que pasa sus días entre un humo poco productivo. Este irreverente papel de Jeff Bridges[i]Jeff Bridges[/i], sin embargo, ha marcado un antes y un después en su carrera y su simple y llana vestimenta es un icono propio. Nada tiene de ejemplar un tipo como este, pero a veces no es uno mismo el que decide ser el mejor. O uno de los mejores.
Forrest Gump
Lo anticipábamos antes y este es uno de los personajes más acertados que nos ha dado el cine para ejemplificar que de nuestras flaquezas nacen, al fin y al cabo, nuestras fortalezas. De tanto correr, a Tom Hanks se le olvidó que estaba corriendo en la piel de 'Forrest Gump' y que avanzaba a pasos agigantados en su vida, a pesar de las piedras que le ponía en el camino. La vida es una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar y no eres quién para decir qué lleva el interior.
Bridget Jones
Cuarentona, gorda, soltera y con un incontable número de cigarros y alcohol consumido entre las páginas de su diario. Bridget Jones, la interpretación que recordaremos por siempre de Renée Zellweger aunque ya parezca otra, es todo aquello de lo que 'El diario de Bridget Jones' pedía a gritos que nos alejásemos. Por ir a una fiesta con un disfraz de conejita, beberse hasta el agua de los floreros y dejarse engañar por Hugh Grant, nos representa. Todos tenemos una Bridget Jones interior que la caga sin dejarnos tiempo de reacción.
Walter White
El recorrido de este personaje hacia lo corrupto es una pura maravilla. Y aunque su imagen como Heisenberg es la que retenemos después de que finalizase 'Breaking Bad', Walter White nunca dejó de ser Walter White. A pesar de su apariencia, nunca dejó de ser un perdedor, aquel profesor al que ningún alumno respetaba en clase y que no llegaba a fin de mes. Aquel moribundo que las pasó canutas con los desechos putrefactos que cayeron del techo. Un fracasado magistral que fabricó cristal en el mismísimo desierto.
Mia y Sebastian
'La ciudad de las estrellas' está llena de grandes fracasos. De castings que se quedan en ese "ya te llamaremos", de cantantes callejeros a los que escuchamos de fondo... Valientes que se atreven a soñar, pero que en el fondo son simples cobardes que renuncian al riesgo. Mia y Sebastian aprendieron la lección en el filme de Damien Chazelle y el estrépito traspasó la pantalla y nos dejó el mayor fail que hayamos vivido en las últimas ediciones de los Oscar. Continuaremos hacia la luz, Ryan Gosling y Emma Stone.
Stuart
En una serie de pringados como 'The Big Bang Theory', hay materia prima para aburrir. Obviando a Sheldon Cooper, que ya sabemos que es el mayor científico que ha alumbrado este planeta, tanto Leonard, que de ser tan cansino consiguió casarse con Penny, como Koothrappali o Howard Wolowitz son grandes perdedores en algún que otro sentido.
Sin embargo, el personaje secundario de Kevin Sussman se lleva la palma en el ranking de pagafantas. Sus escenas recibiendo los desplantes del resto del reparto son la nota de "miseria" que nos queda cuando las vidas de los protagonistas ya están más o menos encaminadas hacia el éxito.
Lester Burnham
'American Beauty' se nutre de personajes insatisfechos y frustrados consigo mismos. El protagonista, encarnado por el ahora "presidente" Kevin Spacey, aborrece a su perfecta mujer y apenas se comunica con su hija. Sabe que en su interior alberga a un hombre mundano en el que una belleza tan perfecta nunca se fijaría, pero recupera la ilusión y el habla de lo que realmente piensa.
En el desenlace de la trama es un fracasado que se siente a gusto en su propia piel y que, en sintonía con la voz over de la narración, está ya por encima de todo.
Steve Urkel
Los 90 nos dieron un personaje tan maravilloso como Steve Urkel y su incansable "yo no he sido" que entonaba en el momento más inoportuno de 'Cosas de casa'. Cómico donde los haya, vamos a recordar a este personaje por sus continuos e irrefrenables intentos de conquistar a Laura Winslow. Sus inventos y su alter ego, Stefan Urquelle, hicieron el resto.
Ron Weasley y Neville Longbottom
Las amenazas del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería no están hechas para todos y he aquí dos ejemplos que nos vienen como anillo al dedo. El hijo despistado de los Weasley y el torpe Neville Longbottom no han brillado en sus estudios por ser los más brillantes ni los más certeros, tanto dentro como fuera del aula. Sus mayores descalabrados han dado pie, sin embargo, a algunas de las mejores escenas cómicas de 'Harry Potter'.