Después de que Charlotte Rampling añadiera con sus desafortunadas declaraciones más leña al fuego de la hoguera en la que se ha convertido el debate sobre la cuestión racial en Hollywood, ahora todos los focos apuntan a Meryl Streep. No parece ser un gran momento para las grandes damas del cine, al menos en cuanto a precisión discursiva se refiere...
Y es que la actriz, en calidad de Jurado del recién inaugurado Festival de Cine de Berlín, ha declarado durante su rueda de prensa que "en realidad, todos somos africanos" al ser preguntada sobre la diversidad en la industria estadounidense. La frase se enmarcaba en una respuesta que defendía "la inclusión de todos los géneros, razas, etnias y religiones". Pese a su poca seriedad en un tema de tal gravedad, podemos suponer que seguramente haya sido dicho con la mejor de las intenciones.
"He interpretado a mucha gente diferente, de muchas culturas diferentes. Hay algo que viaja a través de todas las culturas y al fin y al cabo, originalmente todos provenimos de África. Berlineses, en realidad todos somos africanos. " Y continuaba: "Este festival evidencia que al menos las mujeres estamos incluidas y que, de hecho, dominamos el jurado: y es una situación inusual en grupos de gente que toma decisiones. Creo que la Berlinale está a la cabeza en este juego."
Más polémica para Meryl
Este discurso, que puede entenderse como una banalización de la problemática de la exclusión por raza o género, no ha sido el único movimiento de la actriz que se ha visto envuelto en críticas. Cuando ella y parte del equipo de 'Sufragistas' posaba con una camiseta que rezaba "Prefiero ser un rebelde que un esclavo", frase literal de una arenga de Emmeline Pankhurst en 1913, muchas voces señalaron que volcar la acusación sobre la víctima nunca es lícito, y difumina la verdadera responsabilidad del opresor. Precisamente personas que tienen capacidad para generar debate y movilizar la opinión pública deberían ser mucho más cuidadosas. Mal, Meryl.