Mario Casas debuta este año como director y guionista tras casi 20 años trabajando como actor, en los que se ha ganado el amor de toda una generación como Hache en 'Tres metros sobre el cielo', se ha convertido en el actor fetiche de Oriol Paulo y ha rematado su reputación en la industria con el Goya a mejor actor protagonista por 'No matarás'. 'Mi soledad tiene alas' es la primera película en la que se pone detrás de las cámaras y firma un guion, en este caso escrito junto a la actriz Déborah François, con quien trabajó en 'El practicante'.
'Mi soledad tiene alas' es un coming-of-age que sigue a Dan, Vio y Reno, un grupo de amigos en un barrio a las afueras de Barcelona, que viven al límite entre fiestas y robos a joyerías, sin pensar en las consecuencias. Hasta que un día, todo se desmorona y se ven obligados a huir, en un viaje sin retorno que pondrá a prueba su amistad para siempre, especialmente para Dan y Vio. La película está ambientada en el mismo barrio donde se crió el propio director.
Mario Casas dice que la experiencia debutando como director "está siendo uno de los viajes de mi vida". Tras más de un año de proceso de casting y con siete semanas de rodaje entre Barcelona y Madrid, desprende emoción, afirmando sentirse "privilegiado de poder darle la oportunidad a unos jóvenes que solo desprenden talento y entrega".
Un reparto 50% profesional y 50% novel
Mario Casas ha elegido a su hermano Óscar Casas para protagonizar la película, acompañado de los actores nóveles Candela González y Frid Bechara como Vio y Reno, quienes no habían tenido contacto con la interpretación pero llevan más de tres meses preparándose para sus papeles. De contrapeso están actores más veteranos como Francisco Boira ('La mala educación') y Marta Bayarri ('Félix').
A aquellos que conocen al joven de la familia Casas por su trabajo en series como 'Instinto' o 'Jaguar' les costará reconocerle, pues para encarnar a Dan ha tenido que perder más de ocho kilos. El director señala que tanto su hermano como los debutantes han superado sus expectativas. "Se han convertido en los personajes con una confianza ciega, sensibilidad y una verdad arrolladora. Es lo que siempre había imaginado en los tres protagonistas".
Ahora que empieza el rodaje, Mario Casas solo tiene un deseo: "Ojalá pueda guiarlos y darles todo lo que ellos me están regalando a mí".
