Protagonismo para el cine francés en la jornada de ayer en el Festival de Cine de Sevilla, que entra ya en su recta final. El primer film a concurso presentado ayer fue 'Michael Kohlhaas', coproducción francoalemana dirigida por Arnaud des Pallières, que lleva a la pantalla el personaje creado por Heinrich von Kleist en una de las obras cumbres de la literatura sajona del siglo XIX al que encarna aquí Mads Mikkelsen. Pallières traslada la acción al sur de Francia pero mantiene el espíritu crítico de ese comerciante que se rebela contra el sistema feudal imperante en el XVI.
Si el texto de von Kleist data de 1811 y pretendía claramente que su exaltación de la rebeldía sobre un sistema injusto resonase con vigencia en el lector de la época, lo mismo ocurre con el film de Pallières, que 'actualiza' el mito para acercar su impacto al presente. Es una película de ambientación lograda y bien interpretada por su protagonista pero -quizá para subrayar su discurso sobre la justicia y la ética como valores supremos- descuida un tanto el armazón narrativo de su film, que no es lo suficientemente sólido para trasmitir su mensaje sin que en ocasiones perdamos el interés por la historia y sus personajes.
El segundo film a concurso también procedía de Francia. Se trata del controvertido y premiado thriller 'El desconocido del lago' de Alain Guiraudie. Intriga minimalista de importante y explícito contenido sexual (homosexual en concreto), el film transcurre en su totalidad en la orilla de un lago y su bosque contiguo, al que acuden durante el verano numerosos hombres en busca de encuentros afectivos y sexuales. Guiraudie saca provecho del reducido entorno y sus personajes, logrando un film inquietante que reflexiona sobre la delgada línea entra la atracción y la violencia.
Éxito belga a ritmo 'country'
Quizá la película más esperada del día era la belga 'The broken circle breakdown' (rebautizada por los distribuidores como 'Alabama Monroe'). Este drama romántico-musical, que explora la crisis de pareja ante la irrupción de la enfermedad de un hijo, venía avalado por cinco nominaciones a los Premios del Cine Europeo y un gran éxito de público en su país y en los festivales por donde ha pasado. Un problema con la sincronización de los subtítulos deslució en buena parte una abarrotada sesión que terminó con una generosa ovación de los espectadores.
Aceptando que pueda tocar la fibra sensible de determinado público, al film de Felix van Groeningen cabe reprocharle su constante intento de emocionar de la manera más obvia: a base de una inmoral acumulación de golpes de efecto trágicos que apuntan directamente al lacrimal del espectador, sin la menor sutileza y recreándose en el dolor de sus protagonistas con subrayados dramáticos de lo más tramposos (el arrebato anti-Bush es bochornoso por fácil y obvio). La música, que debería funcionar como alivio terapéutico, es tratada por el realizador como elemento decorativo, de lo que da buena muestra su decisión consciente de no subtitular las canciones para 'reforzar el aspecto emocional'. Lo dicho, 'Alabama Monroe' no es una película, es un golpe bajo.
Mucho menos obvia y bastante más interesante es la austriaca 'Soldier Jane', brutal crítca al capitalismo desde el humor negro, poseedora de un cinismo de alto voltaje. Daniel Hoesl nos muestra la historia de una mujer rica a la que la muerte de su marido y la pérdida de su poder adquisitivo, convierten en una antisistema que huye de la justicia refugiada en una granja de cerdos (algo así como si a la Jasmine woodyalleniana le hubiese dado por entregarse a la causa anarquista en lugar de regodearse en la nostalgia de lo que un día fue). Curiosa.