"¿Tienes amigos expertos en el amor? No me lo creo". La princesa Anna, en 'Frozen', es la primera sorprendida cuando todas las piedras que la rodean comienzan a moverse y aparece una multitud de simpatiquísimos trolls. Y es que no es fácil dejarse llevar por el folclore y creer a pies juntillas todo lo que un habitante de las nieves podría contar sobre la magia de los bosques helados de los países del norte.
Salvo que seas islandés y en vez de trolls estemos hablando de...elfos. También pequeños, también simpáticos, de orejas puntiagudas y que, según la tradición, es ahora en navidad cuando hay más probabilidades de verlos. Un estudio reciente confirma los datos que otros cuatro informes previos llevan arrojando desde 1975: en Islandia, más de la mitad de la población acepta en mayor o menor medida la existencia de los elfos.
"Los islandeses parecen estar mucho más abiertos a fenómenos como los de soñar con el futuro, los presagios o corazonadas, los fantasmas o los elfos que los ciudadanos de otros países", afirmaba el director de la investigación en la revista Iceland Review. Es decir, que en los cines de Reikiavik películas como 'El Señor de los Anillos' o la ya clásica 'Cristal oscuro' se verían con una perspectiva distinta. Por supuesto que no decimos que allí tomen la historia de Tolkien como real, pero desde luego es interesante la visión que sobre un cuento fantástico tendría alguien que, en cierto modo, confía en la realidad de determinados seres.
Igual que diferentes serían las lecturas de 'Alien', 'Independence Day' o 'E.T., el extraterrestre' para un escéptico y una persona convencida de la posibilidad de que fuera de nuestro planeta haya vida inteligente. Y si estos últimos mirarían dos veces el armario de los peluches por si alguna cría alienígena se ha colado entre sus muñecos, es más probable que en Islandia pongan especial atención al caminar entre los árboles después de que Henry Selick nos enseñe que solo gracias a los elfos tenemos nuestra 'Pesadilla antes de Navidad'.
Tradición, política y magia
"Aquí muchas veces no se modifica el trazado de las carreteras por culpa de los elfos", aseguran desde el departamento de carreteras de Reikiavik. "Nos han advertido de que había elfos viviendo en las piedras en el camino por donde iba a ir la ruta y tenemos que respetar esa creencia". En 2014, el diputado Árni Johnsen trasladó a su jardín la piedra en la que aseguraba que vivía la familia de elfos que le salvó la vida en un accidente años atrás: como el Dobby de 'Harry Potter' pero en versión grupal. Desde luego hoy en día es extrañamente reconfortante saber que en algunos lugares, más allá de la pantalla de las salas de cine, se sigue creyendo en la magia.