Por desgracia, el primer mes de 2019 se ha llevado a otro icono cinematográfico: Dick Miller ha muerto a los 90 años. El actor ha participado en más de cien películas y estuvo en activo más de sesenta años, con una andadura que comenzó en los años 50 de la mano del productor Roger Corman, con quien trabajo en numerosas ocasiones posteriores.
El actor ha trabajado con grandes directores como James Cameron, Martin Scorsese, John Syles, Ernest Dickerson o Joe Dante, con quien realizó alguna de sus interpretaciones más míticas y reconocibles como en la película de 1984 'Gremlins'. Junto a sus compañeros de profesión Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton o Lance Henriksen participó en la película 'Terminator', dirigida por James Cameron.
A pesar de haber sido el eterno secundario en estas producciones, Miller se mantuvo muy activo en la industria participando en un proyecto por año desde 1956 hasta la primera década de los 2000 con cintas como 'New York, New York', 'Jo, ¡qué noche!' 'Piraña', 'Looney Tunes: de nuevo en acción' incluso aparecía en una escena eliminada de 'Pulp Fiction' del director Quentin Tarantino.
Un actor muy querido
Amigos, compañeros de profesión y fans han querido despedirse del actor. Uno de los primeros en reaccionar ha sido precisamente Joe Dante, compañero y amigo del actor desde el principio de su carrera.
...We hit it off and every script thereafter I always looked for a role for Dick--not just because he was my friend but because I loved watching him act! But he leaves behind over 100 performances, a bio & a doc--not bad for a guy who hardly ever enjoyed a starring role. (2/2) pic.twitter.com/sqXgMIZb6k
? Joe Dante (@joe_dante) January 31, 2019
"... Nos caímos bien y en todos los guiones a partir de entonces siempre busqué un papel para Dick, no solo porque era mi amigo, sino porque me encantaba verlo actuar. Deja atrás más de 100 actuaciones, una biografía y un documental. No está mal para un tipo que casi nunca disfrutó de un papel protagonista. (2/2)"
RIP Dick Miller, surely the king of character actors. A friendly, funny face in Gremlins (1&2), Piranha, the original Little Shop Of Horrors, Not Of This Earth, After Hours & my personal beatnik fav, Walter Paisley in 'A Bucket Of Blood'. Any role of his was cult movie nirvana. pic.twitter.com/StRqrWHgBS
? edgarwright (@edgarwright) January 31, 2019
"RIP Dick Miller, seguramente el rey de los personajes. Una cara divertida y amable en 'Gremlins' (1y2), 'Piraña', la original 'La pequeña tienda de los horrores', 'Jo, qué noche' y mi personaje favorito: Walter Paisley en 'A Bucket Of Blood'. Cualquier papel suyo era el nirvana de las películas de culto"
A great actor, and an even better person.
? Zach Galligan (@zwgman) January 31, 2019
So privileged to have worked with you. You taught this young actor so much.
My condolences to Lainie and his children.
This one hurts a lot.
Rest in peace, Dick. And thank you.
Richard 'Dick" Miller
1928-2019 pic.twitter.com/M0fZ5uoGdf
Zach Galligan, compañero de reparto en 'Gremlins' también ha querido dedicarle unas palabras:
"Un gran actor y una mejor persona. Me siento muy privilegiado por haber trabajado con él. Le enseñaste mucho a este joven actor. Mis condolencias para Lainie y los niños. Esto duele mucho.
Descansa en paz, Dick. Y gracias.
Richard Dick Miller
1928-2919"
Curiosidades de 'New York, New York'
Una canción para la eternidad
Pues eso. Si nos toca quedarnos con algo de 'New York, New York', su canción principal, compuesta expresamente para la película, es la opción más evidente. Creada con la intención de atrapar el sonido de décadas pasadas, una aspiración que se contagió de inmediato al resto de apartados de la película, este tema de valor incalculable supuso uno de los grandes éxitos de la carrera de Liza Minnelli, quien la convirtió de inmediato en su canción de referencia. La hemos escuchado un millón de veces, pero es imposible que nos cansemos de ella.
New York interminable
¿Se os hizo larga 'New York, New York'? Pues podría haber sido mucho peor si, finalmente, Martin Scorsese hubiera estrenado su versión inicial de, atención, cuatro horas y media de duración. Tras la negativa por parte de los productores, tipos listos, el cineasta estructuró como pudo una versión de algo más de 150 minutos y otra que rondaba los 136. Resultado final:163.
Aprendizaje irregular
Otra cosa no, pero Robert De Niro se tomaba muy en serio su trabajo. Hablamos en pasado porque, a la vista de sus últimas películas, parece que se ha relajado entre mucho y muchísimo. En el caso de 'New York, New York', el actor dedicó varias semanas previas al rodaje a aprender a tocar el saxofón para mimetizarse más con su personaje. Sin embargo, los resultados no fueron los esperados y la música que escuchamos en la película interpretada por él estuvo doblada por Georgie Auld, uno de sus compañeros de reparto. Robert, no cruzas la pasarela.
El precio de la restauración
No habían pasado más de cuatro años desde su estreno, pero ya fue tiempo suficiente como para comenzar a restaurar y modificar el resultado final de 'New York, New York'. Para ser exactos, la víctima de la primera transformación fue la escena 'Happy Endings' una de las más apabullantes de toda la película, que apareció con un aspecto renovado en la segunda versión de la cinta. Una restauración que costó, nada más y nada menos, que 350 mil dólares.
Improvisación conflictiva
A la vista del resultado, sorprende poco descubrir que, según confesaron Martin Scorsese y Liza Minnelli, prácticamente todos los diálogos que escuchamos durante 'New York, New York' surgieron de la improvisación pura y dura.
La naturalidad está bien, y está claro que la confianza en tu reparto siempre es una muestra de respeto y admiración, pero Scorsese no tardaría mucho en arrepentirse de esta decisión cuando tuvo que encerrarse a trabajar en el montaje final de la película. El objetivo estaba claro, otorgar una narración comprensible y coherente. No fue nada fácil. Y tampoco terminó de salir del todo bien.
Director inesperado
Como ya veremos más adelante, las peleas fueron casi una constante a lo largo del proceso de creación de 'New York, New York'. Una de ellas, protagonizada por Martin Scorsese y Robert De Niro, terminó con el cineasta largándose del set y dejando el rodaje en manos de Steven Prince, quien tuvo que dirigir una de las escenas de la película. El único que ganó con esa pelea fue, sin duda, él.
Entrenando al Toro
De acuerdo, vamos a citar otra virtud de 'New York, New York'. Durante el rodaje, Robert De Niro andaba pegado a un libro llamado 'Toro salvaje', del cual no dejaba de hablar con Martin Scorsese. En palabras del productor Irwin Winkler, ese fue el primer paso para que el próximo proyecto que llevaron a cabo director y actor fuera el magistral biopic de Jake la Motta, una de las más evidentes cimas de su trabajo conjunto. Resumiendo, del desastre surgió un milagro.
El peligro de los taxis
Ya se ha mencionado anteriormente que el rodaje de 'New York, New York' estuvo lleno de descontrol, rabia y furia. Uno de los ejemplos más evidentes de esta situación se dio durante una escena de pelea dentro de un taxi entre Liza Minnelli y Robert De Niro que fue tan lejos que terminó con los dos protagonistas y Martin Scorsese en una sala de emergencias. Siempre unidos, incluso en el caos más absoluto.
Fracaso total
Está claro que no todas las películas de Martin Scorsese han funcionado en la cartelera de la forma que uno podría esperar viniendo con la firma de uno de los mas grandes cineastas de la historia, pero el fracaso de 'New York, New York', con una recaudación que ni siquiera cubrió los catorce millones de dólares que había costado la película, fue un punto de inflexión en su carrera.
A partir de entonces, y sobreviviendo a una depresión originada por el naufragio de la cinta, Scorsese encadenaría dos obras maestras seguidas, la citada 'Toro Salvaje' y 'El último vals', el mejor documental musical jamás rodado.
Flechazo fallido
Vamos a terminar con un detalle romántico, maldita sea, que no todo parezca el desastre mayúsculo que, por otro lado, es. Y es que, saliera como saliera, 'New York, New York' fue, en palabras del propio Martin Scorsese: "Un San Valentín dedicado a Hollywood'. Y no, no funcionó, pero el intento estuvo ahí, honesto y descarnado. Las obras fallidas de los genios siempre se las arreglan para destacar por encima del error. Aquí no tenemos una excepción a esa regla.