Michael Ballhaus ha muerto en Berlín a los 81 años. Ballhaus era un reconocido director de fotografía de origen alemán y una larga carrera en Hollywood. Es famoso por sus colaboraciones con Fassbinder, Scorsese y otros protagonistas del Nuevo Hollywood.
Nacido el 5 de agosto de 1935 en Berlín, Ballhaus se hizo un nombre como director de fotografía del conflictivo y extraordinario autor alemán Rainer Werner Fassbinder, con quien colaboró en gran parte de sus películas. Sus trabajos juntos incluyen títulos legendarios como 'Las amargas lágrimas de Petra von Kant' o 'El matrimonio de Maria Braun'. Más tarde Ballhaus se trasladó a Hollywood donde mantuvo una estrecha relación con los nuevos directores de las décadas de los 80 y los 90. Desde que trabajaron por primera vez juntos en 'Jo, ¡qué noche!', Ballhaus se convirtió en el director de fotografía de cabecera de Martin Scorsese. Juntos trabajaron en 'Uno de los nuestros', 'La edad de la inocencia', 'Infiltrados', su última colaboración juntos, y otras películas del director de Little Italy. Entre su nómina de grandes películas también figuran, por ejemplo, 'Drácula de Bram Stoker, con Francis Ford Coppola; 'Sleepers', con Barry Levinson; 'Quiz Show (El dilema)', con Robert Redford o 'Armas de mujer', de Mike Nichols.
Michael Ballhaus fue nominado tres veces a los premios Oscar como mejor dirección de fotografía por 'Broadcast News', de James L. Brooks, 'The Fabulous Baker Boys', de Steve Kloves, y 'Gangs of New York'. En 2016 recibió a modo de reconocimiento el Oso de Oro honorífico del festival de Berlín.
A los futuros directores de fotografía les recomendó "mucha paciencia" y "flexibilidad". Les recordaba que su trabajo a veces supone "tener ideas de cómo convencer a un director que no tiene ideas".
Las emotivas palabras de Martin Scorsese
"Durante más de 20 años, Michael Ballhaus y yo tuvimos una verdadera unión creativa, y una amistad muy estrecha y duradera. Para cuando nos conocimos él ya había hecho historia en el cine con Rainer Werner Fassbinder y yo lo veneraba. Era un ser humano encantador y siempre tenía una cálida sonrisa incluso para las situaciones más difíciles: cualquiera que lo conociera recordaría su sonrisa.
Comenzamos a trabajar juntos en los años 80, durante un momento bajo de mi carrera. Y fue Michael quien realmente me devolvió mi entusiasmo en hacer películas. Para él nada era imposible. Si le pedía algo difícil, lo abordaba con entusiasmo: nunca me dijo que no podíamos hacer algo, y le encantaba ser desafiado. Si nos quedábamos sin tiempo y luz, él encontraría la manera de trabajar más rápido. Y si estábamos atrasados y nos metíamos en una situación en la que tuviéramos que eliminar los planos, él se sentaba conmigo con calma y lo trabajábamos juntos: en lugar de frustrarse por lo que se estaba quitando siempre pensaba en términos de lo que teníamos. Realmente me dio una educación y cambió mi manera de pensar sobre lo que es hacer una película.
Fue un gran artista. También era un amigo valioso e insustituible y es una enorme pérdida para mí".