Desgraciadamente hubo un punto de la historia, un momento concreto hace no muchos años en el que el horror, el terror más clásico que verdaderamente te hacia quedarte pegado en la butaca fue sustituido por aquel intento más mundano y exhibicionista en alarde derrochador de litros y litros de vísceras y sangre (la saga 'Saw', por ejemplo). La imaginación del espectador pasó a un segundo plano a favor de un personaje menos etéreo y reconocible, eliminando así la mayor baza de este género: la sugestión.
Inspirada en la novela de Susan Hill, 'La mujer de negro' ha conseguido retomar ese terror clásico basado simplemente en el juego de sombras y susurros encuadrados en un ambiente más que sobrecogedor que cala de gran manera entre el público. Su director, James Watkins, ha conseguido crear una genial recreación de casa maldita -o más bien de maldita casa- al nivel del castillo de Orlok o de la casa de la adorable Regan MacNeil en el que sin duda ninguno pasaríamos una noche por voluntad propia.
El ambiente perfecto
'La mujer de negro' cuenta la historia de un joven abogado que tiene que vender una antigüa casa en un pequeño pueblo de la campiña inglesa. Sin embargo, y además del nimio inconveniente de que esta casa queda totalmente aislada cuando sube la marea -lo que acrecienta ese sentimiento de aislamiento-, desde la llegada al propio pueblo ya comenzados a entrever el ambiente de desconfianza y de misterio con el extraño comportamiento de los pocos habitantes del lugar. Hasta el entorno en el que viven es oscuro o incluso negro, con un constante cielo nublado que destaca los tonos grises y fríos. Sin duda un genial ambiente sugestivo que no hará más que hacernos preguntar qué pasa o, más bien, qué esconden. Y qué decir de la adorable casa. Simplemente dejaremos que todo el que vaya a ver la película disfrute y comparta por sí mismo esos comentarios y sentimientos que a todos nos han pasado por la cabeza.
Adiós Harry
En el papel protagonista encontramos a Harry Po... perdón, a Daniel Radcliffe como el joven abogado al que le ha caído el regalo de vender esta casa. Desgraciadamente y tras más diez años interpretando al niño mago de Hogwarts es muy difícil no pensar que al que en realidad estamos viendo es a Harry de nuevo. Sobre todo gracias al doblaje en español, el mismo con el que mejor conocimos a este actor. Sin duda, el proceso de caracterización tampoco ha sido demasiado relevante, ya que no aparenta la edad que este personaje necesita aparentar y, para qué engañarnos, todos esperamos que en cualquier momento lance un Expelliarmus. Por fortuna el ambiente creado por la película te obliga a meterte en la historia y, por fin, olvidarte de Harry.
Sin embargo no se puede negar el genial intento de Daniel por quitarse de una vez el encasillamiento de mago que tiene desde su más tierna infancia. Sin duda va por el buen camino.
Típico cine de terror
El público que asiste a este tipo de películas tiene siempre un claro deseo de, en parte, pasarlo mal. Y desde luego lo van a conseguir. 'La mujer de negro' te mantiene durante hora y media de cinta pegado al asiento y muy pendiente de la pantalla. La película no es especialmente terrorífica en sí misma, sino más bien tensa, pues es esta tensión de qué puede pasar a continuación o esa tensión de prever el próximo susto, sin abusar y sin recurrir a una matanza ni carnicería sangrienta la que te mantiene en vilo.
No obstante sí hay que decir que la mayoría de los sobresaltos son típicos y predecibles, y que la película en sí misma contiene gran cantidad de clichés típicos del género. Aún así cumplirán su cometido si el espectador se mantiene atento a la película y se deja poseer por su ambiente. Un último apunte: sin duda hay un notable porcentaje de los asistentes a la sala, sobre todo jóvenes, que asisten con el pensamiento de que van a ver, quizás, litros y litros de sangre o una amalgama infinita de sustos sin sentido. Craso error, pues vas a ver una película con gran contenido del género clásico de terror e incluso con retazos orientales. Sin embargo, y casualmente, son ellos mismos los que ríen de ésa forma tan característica y nerviosa después de cada susto.