Hay superproducciones que llegan silenciosamente a los cines, son vistas por mucha gente y se retiran silenciosamente al olvido. Luego está 'Mulan', que no solo ha acabado no llegando a los cines, sino que viene rodeada de todas las polémicas posibles. El remake en acción real del clásico de animación de 1998 ya fue criticado desde que se supo que no tendría canciones ni a Mushu; luego fue retrasado por la pandemia del coronavirus hasta que Disney decidió no estrenarla en las salas sino directamente en Disney+, previo pago de casi 30 euros aparte del precio de la suscripción; y mientras tanto numerosas voces de activistas chinos piden el boicot porque su protagonista, Liu Yifei, defendió el uso de la fuerza por parte de la policía de Hong Kong contra unos manifestantes pro-democráticos.
Una nueva polémica ha llegado ahora que 'Mulan' ya está disponible para el público en la plataforma de streaming. Por los créditos de la película algunos espectadores han descubierto que la producción dirigida por Niki Caro rodó partes de su metraje en Sinkiang, una conflictiva zona de China en la que el Partido Comunista está internando en campos de concentración a los uigures, un grupo étnico de religión musulmana que vive en esta región del noroeste del país. En los créditos la producción agradece la colaboración del departamento de publicidad de Sinkiang, por lo que algunos activistas acusan a Disney de colaborar con un gobierno al que acusan de llevar a cabo "un genocidio cultural".
Mulan specifically thank the publicity department of CPC Xinjiang uyghur autonomous region committee in the credits.
? Jeannette Ng ??? (@jeannette_ng) September 7, 2020
You know, the place where the cultural genocide is happening.
They filmed extensively in Xinjiang, which the subtitles call "Northwest China"#BoycottMulan pic.twitter.com/mba3oMYDvV
Hollywood quiere a China
Es un nuevo ejemplo de cómo Hollywood, mientras critica constantemente las políticas más conservadoras de Trump, está dispuesta a hacer la vista gorda con los gobiernos más autoritarios de otros países. En su silencio frente a las palabras de la actriz protagonista y su colaboración con las autoridades de Sinkiang, Disney no se ha posicionado contra lo que el New York Times llama "esfuerzos agresivos para asimilar a minorías, llevando a una rápida erosión cultural". Esta equidistancia resulta muy conveniente para un estudio que quiere monetizar 'Mulan', una película pensada para el público mayoritariamente chino.
The Guardian se hacía eco hace poco de un estudio que demostraba cómo los estudios de cine estadounidenses están tomando decisiones de casting, trama y diálogo para "evitar ponerse en contra a los oficiales chinos". El miedo a una censura por parte del Partido Comunista Chino ha formado películas como 'Iron Man 3', 'Guerra Mundial Z' y 'Top Gun: Maverick'. Otros ejemplos son 'Bohemian Rhapsody', 'Star Trek: Más allá', 'Alien: Covenant' y 'El atlas de las nubes', que retiraron contenido LGTB para acercarse más a la sensibilidad china, mientras que un personaje de 'Doctor Strange (Doctor Extraño)' pasó de ser tibetano a celta.
¿La razón? El dinero. El mercado chino se ha convertido en el más lucrativo para Hollywood en los últimos años, llegando a generar 2.600 millones de dólares en 2019 con el éxito de películas como 'Vengadores: Endgame', 'Spider-Man: Lejos de casa' y 'Fast & Furious: Hobbs & Shaw', que se vieron más en China que en Estados Unidos. El problema es que los estudios de cine estadounidenses se ajusten a la ideología del gobierno chino en unas películas que, en teoría, están hechas para ser vistas por un público global.