Disney no ha tenido la mejor de las trayectorias en lo que a diversidad LGTBIQ+ se refiere (aunque al menos tiene una). Allá por 2017, Bill Condon se enorgullecía de haber incluido un "momento exclusivamente gay" en el remake de 'La bella y la bestia' con Le Fou (Josh Gad) bailando medio segundo con otro hombre y mensajes velados de sus sentimientos hacia Gastón (Luke Evans). Luego vino el beso de dos extras al fondo en 'Star Wars: El Ascenso de Skywalker', el hombre (interpretado por Joe Russo) que lloraba la desaparición de su marido en 'Vengadores: Endgame', la cíclope lesbiana en 'Onward', el hermano de Emily Blunt en 'Jungle Cruise'... Todos personajes secundarios, escenas fáciles de recortar para evitar la censura en países homófobos, mensajes velados en los diálogos, declaraciones grandilocuentes sobre lo diversos que son pero sin una representación verdaderamente significativa, sin un protagonista o al menos un detalle que implique un peso real en la película.
Marvel dio un paso real con Phastos, el personaje de Brian Tyree Henry en 'Eternals', y este año también Pixar con Alicia Hawthorne en 'Lightyear'. En ambos casos son personajes con peso en la trama, se nos muestra su familia y llegamos a ver demostraciones de afecto hacia sus parejas. En ambos casos los estudios tuvieron que pelear por esa representación. La Casa de las Ideas se negó a censurar la película para que pudiera estrenarse en países con medidas antiLGTBIQ+. En el caso de Pixar, fueron los empleados del estudio, aprovechando que las cosas estaban calentitas con el polémico proyecto de ley 'Don't Say Gay' y el apoyo de Disney con donativos a políticos a favor de dicha ley, quienes desvelaron que la casa madre les obligó a eliminar el beso de la mejor amiga de Buzz Lightyear a su esposa. Finalmente pudieron incluirlo.
La casa del ratón se había mantenido a la zaga, sobre todo en sus grandes títulos de animación: sus clásicos. Más allá de la foto del dependiente de la tienda de 'Frozen' y su supuesta familia, o de decir en entrevistas que Namaari de 'Raya y el último dragón' es queer, sin mostrar nada en pantalla, Walt Disney Animation Studios parecía no querer molestar a los padres y madres que buscan ocultar a sus hijos la diversidad que existe en el mundo. Pero todo cambió a finales de noviembre cuando estrenaron en cines 'Mundo Extraño', ya disponible en streaming en Disney+.
La película de Don Hall y Qui Nguyen está protagonizada por la familia Clade, un clan famoso en Avalonia porque el patriarca, Jaeger Clade, fue un famoso aventurero que desapareció intentando descubrir qué había más allá de las montañas que rodean el territorio. Su hijo Searcher es también muy conocido entre los habitantes de la ciudad y alrededores por haber revolucionado sus vidas con un importante descubrimiento. El hijo de Searcher, Ethan, completa el trío de personajes principales en los que se centra la aventura, una historia sobre padres e hijos. Los tres chocan porque la rama superior del árbol genealógico empuja a la inferior a seguir el mismo camino que ellos, aunque no sea lo que quieren. Aunque tengan otros sueños y otra vocación. Searcher no quería irse de aventuras como su padre, quería una vida tranquila y formar una familia. Ethan tampoco ve su futuro para siempre en una granja, pero no tiene claro qué es lo que quiere ser.
Un crush adolescente como cualquier otro
Ethan, además de ser un adolescente descubriendo su camino, es gay. Y está enamorado de un compañero de su clase llamado Diazo. 'Mundo extraño' no lo esconde con metáforas o medias tintas. En la película les vemos interactuar, comprobamos lo nervioso que se pone Ethan cada vez que habla con su crush o sale mencionado en alguna conversación. Y nadie, absolutamente nadie, hace ningún comentario dudando de sus sentimientos o cuestionando su sexualidad. Lo tratan con la misma naturalidad que si hubiera sido una compañera de su clase. Ni sus padres, ni su abuelo hacen otra cosa que chincharle por ponerse rojo al hablar de Diazo o darle consejos para conquistarle.
Eso es algo que llevamos viendo toda la vida en el caso de personajes heterosexuales: el rubor de la adolescencia, las quejas cuando los padres se pasan de enrollados para formar parte de la vida de sus hijos... Ethan Clade es un púber como cualquier otro. Su sexualidad no forma parte de la trama principal de la película, como tampoco lo ha sido en cientos de películas y series. Tampoco es un drama, ni algo que le atormente como hemos visto en un buen número de títulos dirigidos principalmente al público LGTBIQ+. Ethan aprende mucho de sí mismo a lo largo de su aventura, pero sus sentimientos los tiene bien claros. Y los vive con el apoyo de su familia, un mensaje lleno de luz que es fantástico que pueda llegar a tantas niñas y niños LGTBIQ+ que no encontrarán mucha representación similar, y menos en proyectos tan grandes como los de Disney. Y también para los que no lo son, para que normalicen algo que a estas alturas debería ser normal. Para que vean que no hay nada diferente entre el cuelgue de Ethan con Diazo y el de Ariel con Eric, Aladdín con Jasmine, Max con Roxanne en 'Goofy e hijo' y una larguísima lista de amores adolescentes que hemos visto dentro de sus propias películas. El caso de Ethan está contado con tanta inocencia que si alguien llegara a ver en ello algo malo o esgrimiera eso de "sexualizar a los niños" sería un pensamiento que nace de la más absoluta homofobia.
Personajes como Ethan son el verdadero buen camino hacia ese compromiso con la diversidad que The Walt Disney Company dice tener. Historias que hemos visto mil veces, pero protagonizadas por aquellos que nunca hemos sido protagonistas. Por los que seguimos siendo objetivo del odio más irracional. Son pasitos que de verdad pueden crear un impacto positivo en grandes y pequeños, dar referentes e impulsar conversaciones que suman, que incluyen. Héroes y heroínas que llegan a vivir una realidad sin ser cuestionados. Simplemente son, porque es simplemente eso. Si toda la vida hemos visto a chicos y chicas enamorarse en pantalla y no ha habido problema, pero sí lo hay cuando son dos chicos o dos chicas, el problema no lo tienen ellos.