La 44 edición del Festival Internacional de Cine de Cartagena llegaba a su cuarta jornada con la sensación de que lo mejor estaba aún por llegar. Las buenas noticias, con 'Macbeth' a la cabeza, superan a las malas, con '13 minutos' como principal representante, pero con la programación delante, es bastante evidente que la traca final, con suerte, durará tres días. Las fechas están claras, miércoles, jueves y viernes. 72 horas previas a la clausura del próximo sábado en las que se concentran las películas más esperadas de la semana FICC.
Tras la notable 'Mia madre' de Nanni Moretti, tocaba enfrentarse a dos trabajos, 'Mustang' y 'My golden days', conectados en algunos de sus temas principales, especialmente en los referentes a la juventud y la libertad, pero observados desde ópticas completamente distintas. Dos propuestas que llegaban a Cartagena con un importante éxito de crítica y público bajo el brazo y que, lejos de decepcionar, resonaron como dos auténticos golpes sobre la mesa. Contundentes, honestos, emocionantes.
'Mustang'
Son innumerables las películas que han tratado, con mayor o menor acierto, la entrada al mundo adulto desde la niñez y adolescencia entendida como una especie de prisión. Una temática compleja, arriesgada, siempre pendiente del fino hilo que divide el drama excesivo más rutinario y morboso de la reflexión profundad y coherente. Cuesta creer que la directora Deniz Gamze Ergüven solamente cuente con un cortometraje a sus espaldas, pero lo que consigue con su estreno en el largometraje es una ejemplar demostración de la segunda de las posibilidades. Aspiraciones artísticas evidentes que, sin embargo, no permiten en ningún momento el atajo hacia la lágrima fácil. A lo largo de los poco más de 90 minutos de 'Mustang', nunca se cae en el trazo grueso, jamás se subraya lo que tiene la suficiente fuerza como para resultar conmovedor.
La historia de cinco hermanas huérfanas obligadas a convivir con el terror y la desesperación tras un efímero paseo por el lado feliz e inocente de la vida, crece y crece hasta convertirse en un desgarrador grito de libertad. Toca hacerse mayor, con prisas y las pausas justas, convirtiendo en utopía lo que antes era el día a día, transformando el primer beso en una fuga entre barrotes. Los Romeos lanzan mensajes amor y las Julietas bajan de su balcón, pero el romanticismo está infectado de una melancolía latente que Gamze sabe mostrar en cada una de sus imágenes. Una dirección que coquetea con los trucos de cine independiente más comúnes pero que, a base de atrevimiento y pulso firme, termina siendo deslumbrante, una lección de control total sobre la historia, de capacidad para acariciar cada escena con un tacto repleto de ternura, cariño y compromiso con sus personajes.
Con una estupenda factura técnica y el magnífico acompañamiento de la banda sonora firmada por el gran Warren Ellis, 'Mustang' va elevándose a cada paso que da hasta convertirse en un retrato fascinante sobre la búsqueda de uno mismo mientras, a nuestro alrededor, transita la dictadura (familiar) más insoportable. Un éxito que sería imposible sin la admirable entrega de un reparto en el que destaca la pequeña Günes Sensoy, mirada y alma de una película que es pura fortaleza y valentía. Admirable.
Nota: 8
'My golden days'
Pese a que el amor, en varias de sus vertientes, es otro de los temas esenciales en 'Mustang', la verdadera llegada del romanticismo al FICC se materializó con 'My golden days', lo nuevo del director francés Arnaud Desplechin. Su último trabajo, la fallida 'Jimmy P.', nos hacía dudar de su estado de forma pero, tras estas dos horas de nostalgia, sensualidad, drama y pasión, recobramos la esperanza.
El adulto Paul Dedalus, interpretado por el siempre acertado Mathieu Amalric, nos propone un viaje a lo largo de sus vivencias, comenzando con un tímido paseo por la adolescencia, continuando con una primera experiencia adolescente cercana al thriller y cayendo, finalmente, en su relación con Esther. Es comprensible que Dedalus, y Desplechin, decidan centrar la inmensa mayoría de su relato en analizar, detalle a detalle, la conexión emocional entre dos personajes que se encuentran en el momento más extraño de su vida y deciden desnudarse, en todos los sentidos, el uno con el otro. Se aman, se necesitan, se admiran, se hacen daño, se pierde y reencuentran constantemente en un tiovivo de sensaciones que el director plasma con suma inteligencia y destellos de poesía.
Hay en Desplechin un autor, eso es indiscutible, pero en esta ocasión parece más centrado en rendir homenaje a los clásicos desde el mayor de los respetos. Todo en 'My golden days' respira lo mejor del cine francés más arrebatado y arrebatador, el humo de los cigarros después del sexo, las conversaciones profundas que aparecen en medio de la nada, las miradas convertidas en apasionantes enigmas por descubrir y, por encima de todo, el paso del tiempo como inevitable contexto universal. Siempre está ocurriendo y las heridas, cicatrices y besos que deja por el camino siempre terminan convertidas en hojas que, de un modo u otro, vuelven a encontrarte caminando en medio de una calle vacía. Amalric lo sabe, y por eso, va sumando capas de melodrama a su historia que, lejos de incomodar, se acoplan a la perfección al tono y forma de la película.
Siempre que se juega con el exceso, se corre el riesgo de caer en el ridículo pero, 'My golden days', pese a contar con una duración ligeramente desproporcionada, sabe mantenerse a flote con dignididad la mayor parte del tiempo mientras la vida de sus personajes se sumerge tanto en el dramatismo como en la rutina. Dos frentes que nunca han sabido mantenerse alejados el uno del otro y reflejados en una última imágen de las que invitan al aplauso. En ese plano está todo el espíritu de la película, todo su universo, todas sus aspiraciones, todos sus aciertos.
Nota: 7'5
Dos propuestas que han cumplido con las esperanzas depositadas en ellas y que animan, aún más, a regresar al Nuevo Teatro Circo de Cartagena para seguir disfrutando del FICC44. Mañana, atención, turno para 'Langosta' de Yorgos Lanthimos y 'El hijo de Saúl', una de las películas revelación del año. Cine en vena en Cartagena.