'Making a Murderer' es la serie documental revelación de Netflix. Se estrenó hace poco más de un mes, sin grandes alardes ni gran promoción, pero el boca a boca y las críticas asombrosamente buenas convirtieron este documental, creado a lo largo de una década, en un verdadero éxito. El documental, que narra el juicio de Steven Avery y su sobrino Brendan Avery acusados del asesinato de la fotógrafa Teresa Halbach. La polémica está servida en torno al caso de los Avery y, mientras una buena parte de la audiencia se entiende como cuestionable el proceso judicial, llegan a abrir peticiones de firmas para la revisión del caso; lógicamente también se han levantado voces que tachan la serie de demagoga, ocultando partes clave de la investigación. Al respecto de las acusaciones Netflix se ha pronunciado.
Ted Sarandos, responsable de contenidos de Netflix, ha respondido de manera dura y tajante en el panel de Television Critics Association: "Esta filmación se hizo a lo largo de diez años. Aquí hay más de setecientas horas de grabación. Hubo que hilar fino para saber qué dejar dentro y qué cortar - Es una producción genial y lo que queremos es que la gente la vea y decida por sí misma". Añade: "Los creadores de la serie vivieron con esta situación a lo largo de una década. Creo que es eso es lo que se proyecta en la pantalla". Así hablaba Sarandos pensando seguramente en el fiscal de Wisconsin que llevó la acusación en el caso Avery, Ken Kratz, quien afirmó que "después de todo no es un documental", a partir del punto en el que no permiten que ambas partes participen.
Para los que no conozcáis el caso ni la serie, todo encuentra origen en Steven Avery. Steven fue acusado y condenado por una violación cuando rondaba los veinte años. Pasó dieciocho años en prisión, hasta que con la llegada de las pruebas de ADN a la investigación forense se demostró que, efectivamente, Avery no había cometido el delito. Cuando Steven salió de prisión acusó a la oficina del Sheriff y el fiscal de actuar de forma ilegal en su caso, pidiendo una compensación millonaria por sus injustos años en la cárcel. Cuando esta acusación comienza a tomar forma en los juzgados, casualmente Steven vuelve a ser detenido, en esta ocasión, por un asesinato, el de Teresa Halbach.
¿Inocente o culpable?
A partir de este punto comienza el documental, que a lo largo de una década va recogiendo el juicio por el asesinato, en el que también termina involucrado el sobrino de Steven, Brendan. Episodio a episodio vamos viendo cómo se aportan pruebas dudosas, y cómo la defensa de Steven apunta a la manipulación de las mismas por parte de las autoridades. La pregunta es clara llegados a este punto: ¿Steven es culpable realmente o le han endosado el muerto, nunca mejor dicho, para no pagar la compensación millonaria que pedía por su injusto encarcelamiento previo?
El documental es afilado y polémico, cargado de dolor y de impotencia, y es natural que se preste a la génesis de opiniones polarizadas. Como os decíamos, una de las voces más críticas con el producto ha sido la del ex-fiscal Ken Kratz, uno de los que peor parados salen en la filmación. Kratz les parapetó a los responsables de la serie: "No quieres embarrar una perfectamente buena película de conspiraciones con lo que realmente sucedió, y ciertamente no vas a mostrar a la audiencia las pruebas que el jurado consideró para rechazar esa afirmación".
Muy de cuando en cuando un documental se convierte en tema de conversación aquí y allá, muestra unívoca de que es un buen documental. Este es el caso. Si tenéis oportunidad de pegarle un tiento a los diez episodios que componen el documental dirigido por Moira Demos y Laura Ricciardi.