María Ripoll llega a nuestros cines este 11 de noviembre con 'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas'. Se atreve en su octavo título como directora con la adaptación de la novela escrita por Laura Norton, la misma que consiguió convencer a miles de lectores de que Sara, su protagonista, era toda una heroína generacional. Convirtiéndose así en el best seller del que muchos hemos oído, y que ahora podremos ver en la gran pantalla.
La historia se centra en Sara Escribano, a la que da vida Verónica Echegui. En realidad, la actriz se deja tanto la piel en este personaje, que no sabemos si estamos ante Sara Echegui, Verónica Escribano o quién. Pero, no nos vayamos por los cerros de Úbeda, Sara es una joven que decide romper con todo y reabrir la antigua tienda de su abuela para convertirse en plumista. Así, en pleno centro de Madrid, concretamente en el barrio de Malasaña (allí donde abundan los hipsters), elabora complementos a base de plumas exóticas que ella misma tiñe, decolora y prepara con delicadez y esmero. La intención es venderlos, pero en la práctica no todo es 2+2=4. Sara tiene un novio, Roberto. Bien podría ser el hombre perfecto, y de hecho lo es, hasta que se marcha a París por trabajo.
La vida de Sara está llena de contradicciones, desastres (casi naturales), idas y venidas, amores platónicos y sobre todo, decisiones que no se toman. Sin embargo, también está rodeada de amigos, familia y situaciones surrealistas que, a pesar que juegan a su favor, es incapaz de ver. María Ripoll ha conseguido trasladar al mundo de las imágenes toda esta catarsis que se plantea a lo largo de las páginas escritas por Norton. Ya demostró sus dotes para la comedia ligera pero non stop con 'Ahora o nunca', su anterior título. Y es que en 'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas' parece que no pasa nada y pasa todo a la vez. Quizá lo único que ocurre es que nos sentimos tan identificados con Sara, que vivimos sus peripecias con la misma naturalidad del que se levanta (o no) cuando suena el despertador.
Gracias a este ritmo descansado y descarado pasamos una hora y media a base de sonrisas como si fuera media hora. Pero, una vez que termina, lo que hacemos es reflexionar, porque al igual que nuestra protagonista (porque es nuestra, por no decir que podríamos ser uno mismo), solemos dejar todo al azar. Ponemos el piloto automático, y cuantas menos decisiones tomemos y más nos dejemos llevar y ahogar por los contratiempos que se nos presentan, mejor. De esto habla la cinta, con un lenguaje cotidiano en el no que abundan ni los tópicos ni los estereotipos que tanto se nos presentan una y otra vez últimamente. Aunque debemos reconocer que bebe del momento actual que vivimos y se inspira en la generación de las redes sociales, los cantautores modernos y los hipsters camuflados en sus prendas de ropa.
Comedia indie
El guion, escrito por Breixo Corral y Carlos Montero, como decíamos, está escrito con un lenguaje muy actual. El mismo que escuchamos en conversaciones protagonizadas por jóvenes entre veinte y pico y treinta y pico, tal y como ocurre en 'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas'. Todo ello sin presentarnos chistes fáciles y repetitivos, así pues, esto juega un claro punto a favor de la cinta, ya que el público no siente que está viendo una y otra vez lo mismo, más bien cree que está tras las gafas de Sara Escribano y se siente reflejado en su mirada torpe ante la vida. Además, la puesta en escena, juega con ese toque indie que parece haberse puesto de moda.
Tonos pastel mezclados con algún color vivo en estado puro, estampados con más estampados, gafas de pasta, camisas, plumas, y una fotografía muy cuidada para parecer lo más natural posible a pesar del filtro por el que parece haber pasado para limpiar la imagen. Esto ya lo hemos visto en otras películas españolas como 'Requisitos para ser una persona normal', 'Kiki, el amor se hace', 'Embarazados', incluso en 'Ahora o nunca', comedias frescas y sencillas que no basan toda su trama a los gags de turno (a pesar de tenerlos), que llegaron para quedarse en nuestras pantallas.
Un elenco familiar
Aunque, si hay que destacar algo en 'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas', es la buena elección de casting que se ha hecho. Si bien el guion, la dirección y demás elementos técnicos juegan a favor de la cinta, lo que de verdad nos introduce de pleno en la vida de Sara Escribano, son los actores que dan vida al grupo de personajes que aparece y desaparece en la vida de la protagonista.
Jordi Sánchez o Elvira Mínguez, que interpretan a los padres de ella, representan la diferencia evolutiva en un matrimonio de aquellos que lleva años unido. Ella ha pasado página, él se va a vivir a casa de su hija mayor, casa que por cierto sigue pagando él. Dos actores con una larga trayectoria a sus espaldas que nos hacen reír en sus apariciones, y que demuestran su versatilidad y capacidad de camuflaje en los diferentes registros.
Pero esta no es la única familia que tiene Sara, también está su hermana pequeña Lu. Es la joven Alba Galocha la encargada de dar vida a este personaje, el más despreocupado de la cinta y que, gracias a la naturalidad con el que lo interpreta, sirve a Galocha como puente a más producciones cinematográficas, pues la cinta dirigida por Ripoll era nada más y nada menos que su segundo rodaje, y ya destaca por la complicidad con el resto del elenco y su buen hacer. A Galocha la conocíamos por su faceta como modelo, pero al igual que las comedias con un toque indie, ha llegado para quedarse en el mundo de la interpretación.
David Verdaguery Álex García, Roberto y Aarón en la ficción, los dos grandes amores de la protagonista, han sabido captar la esencia de sus personajes y trasladarla a la gran pantalla. El primero, dando vida al novio perfecto pero patoso, y el segundo, a un cantautor con un séquito de seguidoras que se escuda en una apariencia despreocupada. García además, nos sorprende cantando los temas "compuestos" por Aarón. Por otro lado tenemos a Cecilia Freire y James William, el cual se estrena como actor con 'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas'. Ambos mantienen el tono de la comedia en sus apariciones, que llegamos a desear fueran más.
¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán!
Pero si hay alguien que destaca, por encima de todos, es la gran capitana de este barco: Verónica Echegui, a la que no estamos tan acostumbrados a ver en este registro, y que parece haber nacido para ello. Aunque lo cierto es que, Echegui, siempre da lo mejor de ella en cualquiera de sus trabajos.
Como decíamos, no sabemos si Verónica es Sara o si Escribano es Echegui. Vemos el mundo de la protagonista a través de las sus gafas, con una verborrea sacada del mismísimo Woody Allen, como ella misma describe a su personaje. Debemos aplaudir la interpretación ofrecida por la actriz, pues es el hilo conductor de toda la trama, la absoluta gilipollas que culpa al karma en vez de tomar decisiones y con la que aprendemos a tomarlas. Echegui nos hace reír con sus elocuentes comentarios (suyos, porque como decíamos, se convierte totalmente en Sara), mientras le acompañamos de la mano a lo largo de la hora y media que dura la cinta.
Nota: 8
Lo mejor: Verónica Echegui.
Lo peor: Que el mensaje de la cinta pueda quedarse camuflado en la estética