Málaga está que rebosa de cine. Por vigésimo año, la ciudad se olvida del sol y se mete en las oscuras salas para probar una muestra de la producción nacional. El Festival de Málaga está teniendo lugar desde el pasado 17 de marzo, cuando 'El bar' de Álex de la Iglesia abrió las puertas de la cita anual, y seguirá presentando películas "en español" (las cinematografías latinoamericanas se han unido a la sección oficial) hasta el 26.
Varios directores presentan su debut, como Eduardo Casanova ('Pieles'), Carla Simón ('Verano 1993'), Esteban Crespo ('Amar') y Lino Escalera. Este último ha dirigido 'No sé decir adiós', una de las cintas más ovacionadas de lo que llevamos de edición, una película sobre la incomunicación en la familia y la incapacidad de gestionar lo inevitable.
Nathalie Poza interpreta a Carla, una mujer adicta al alcohol, la cocaína y el sexo con desconocidos que tiene que volver a su pueblo en Almería cuando a su padre le diagnostican un cáncer terminal. A Carla le da dolor de cabeza volver al pueblo, "debe ser el aire, en Barcelona no me pasa", asegura.
"'No sé decir adiós' es una película que habla de temas que no deberían dar miedo", nos explica la actriz, con quien pudimos hablar el día de la presentación de la película en el festival. El estreno comercial será el 19 de mayo y correrá a cargo de la distribuidora Super 8. "Todos tenemos familia, todos nos hemos sentido solos y perdidos en algún momento" como Carla, continúa Poza. "Con este tipo de cine todos nos sentimos menos solos".
Para la actriz, que estuvo a las órdenes de Pedro Almodóvar en 'Julieta' y acaba de rodar la serie de ambiciosa producción 'No sé decir adiós', asegura que películas como 'No sé decir adiós' le han hecho "mejor persona", como actriz y como espectadora. El drama de Lino Escalera podría, según su protagonista, "formar parte de esas obras de arte que te ayudan a ser más feliz" ayudándonos a hablar y gestionar temas muy importantes, personales y universales.
Por esa razón es por la que Poza y muchos otros integrantes de la industria del cine se sacrifican para trabajar en proyectos menos comerciales como este. "Siempre tienes que abandonar proyectos simultáneos, cobrar mucho menos, por no decir muy poco, pero es algo que tenemos que aceptar todo el equipo, artístico, técnico, productores, director... Trabajamos con mucha entrega y muchas ganas de estrenarla y compartirla con el público, porque al final todos esos sacrificios son para unirnos a los que nos ven y reflexionar juntos", concluye la actriz.
Trío de ases
Junto a la protagonista, otros dos grandes actores completan un cartel de lujo: Juan Diego y Lola Dueñas, que interpretan al padre y la hermana de Carla. Trabajar con unos compañeros de tan alto prestigio fue "intenso", confiesa Poza. La actriz considera que ninguno de los tres son intérpretes "previsibles o complacientes", y que todos se entregaron con pasión desde los ensayos.
Además, la madrileña de 45 años considera que es "un privilegio" formar parte de una película con dos personajes femeninos centrales tan complejos, y poder "desarrollarlos con esta profundidad, con todos los matices, incluso con aquello que aparentemente no es tan agradable a los ojos de un mundo más masculino". ¿El secreto? Según Poza, tanto el director como el guionista, Pablo Remón, "son grandes amantes del mundo femenino, y han sabido desarrollarlo con maestría". Así, ambas actrices han podido interpretar a dos de las mujeres más interesantes del cine reciente, junto a un Juan Diego entregadísimo al papel de un anciano que tendrá que decir adiós, sepa hacerlo o no.
Muchos de los periodistas y asistentes al festival llevan días comentando que la Biznaga de Plata a la mejor actriz ya tiene el nombre de Nathalie Poza este año. Y no es para menos. Carla no sabe decir adiós, pero Lino Escalera y su equipo están aquí para quedarse.
