Este fin de semana llega a las pantallas españolas 'Noche loca', la nueva comedia protagonizada por Steve Carell, nuevo apóstol de la comedia hollywoodiense con títulos como 'Virgen a los cuarenta', 'Pequeña Mis Sunshine', 'Como la vida misma', 'Sigo como Dios' 'Superagente 86' a sus espaldas, en esta ocasión junto a Tina Fey, a quienes muchos conocerán por su papel en la serie televisiva 'Rockefeller Plaza'.
Dirigidos ambos por Shawn Levy, cineasta responsable de títulos que oscilan entre lo pasable y lo mediocre como 'Noche en el museo', 'La pantera rosa', 'Doce en casa' o 'Recién casados', 'Noche loca' resulta ser una entretenida comedia que, todo hay que decirlo, funciona única y exclusivamente por la interpretación de sus dos protagonistas. Concebida como algo así como una versión bienpensante del '¡Jo, qué noche!' de Scorsese, el film se sirve de la empatía entre sus dos protagonistas para sacar a flote toda una retahíla de gags que, seamos sinceros, en la mayor parte de las ocasiones se encuentran más próximos a la obviedad que al absurdo.
De este modo, el guionista Josh Klausner ('Shrek Tercero', 'Shrek: felices para siempre') proporciona a sus protagonistas todo un compendio de situaciones supuestamente inversímiles pero en el fondo ya conocidas, que el buen quehacer actoral convierte en risas fáciles y algún que otro momento de verdadera calidad. Un film breve, de buen ritmo, y que dosifica sabiamente a sus guest stars -donde cabe destacar por encima de todo al tándem compuesto por James Franco y Mila Kunis- para cuando el soliloquio conyugal comienza a decaer.
Y es que, en una época de verdadera crisis existencial para el género, donde la mediocridad imperante ha convertido a títulos como 'Resacón en Las Vegas' en poco menos que la nueva panacea de la comedia americana (o la heredera del cine de Billy Wilder, quién sabe), el espectador no puede sino agradecer que un film fast food como 'Noche loca' nos haga pasar, simplemente, un buen rato.
