Las 45 nominadas al Oscar a Mejor Canción de la última década, de peor a mejor

Dos años después de recibir el Oscar a Mejor canción por la infame 'Jai Ho' ('Slumdog millionaire'), el compositor A. R. Rahman volvía a las andadas con 'If I Rise', un tema cuyo mayor mérito reside en su capacidad para anular por completo el talento de una Dido que, pobre, hace lo que puede con una melodía plana, reiterativa y bastante ridícula en sus intentos por alcanzar algo parecido a la épica. Otro desastre que, afortunadamente, no contó con el mismo entusiasmo por parte de la Academia.

Aquí tenemos la última intentona de Diane Warren para conseguir su codiciadísimo Oscar. Lástima que, en esta ocasión, también nos encontremos ante una de las peores canciones de todo su repertorio. Nada funciona en una 'I'll fight' que, partiendo de la desganada interpretación de Jennifer Hudson, se ancla en el piloto automático más evidente, la fórmula más descarada y la más aburrida sucesión de tópicos y tics musicales. Se escucha con el frío instalado en el cuerpo y se olvida de inmediato.

Ni siquiera aquellos que defendemos a 'Nine' como un musical plenamente disfrutable a pesar de sus errores, somos pocos pero valientes, podemos reivindicar una canción tan plana, aburrida y carente de chispa como esta 'Take It All'. No hay nada memorable en un tema que parece escrito con el piloto automático más evidente, resultando aburrido y reiterativo. Tampoco ayuda, todo lo contrario, la descafeinada interpretación de Marion Cotillard, quien no termina jamás de entrar en la canción. Si termino colándose entre las nominadas fue por una cuestión de ausencia total de rivales.

A pesar de lo terrible que es citarse a uno mismo, vamos allá: "En cualquier caso, ya sea mediante lo inesperado o a través de la confirmación de la victoria más evidente, las canciones que han estado peleando por el Oscar en estos últimos diez años sirven, por encima de todo, para demostrar la variedad musical en la que se ha movido la Academia durante este tiempo, apostando por géneros y estilos tan variados como estimulantes, eso sí, sin renunciar nunca a cubrir la inevitable cota de clasicismo almibarado".

Pues bien, esa inevitable cota de clasicismo almibarado no ha estado representada de una manera más evidente en los últimos diez años que con 'The Place Where Lost Things Go'. ¿Lo peor? Estamos hablando, probablemente, de la canción más floja y aburrida de la banda sonora de 'El regreso de Mary Poppins'.

Una canción Bond es siempre una canción Bond. Sobra obviedad, falta argumento, pero en el caso del tema protagonista de la última entrega hasta la fecha del agente 007, es la única intuición que queda. Tras el memorable tema de Adele para 'Skyfall', otra estrella del pop británico, Sam Smith, era el elegido. Puestos a pedir, nos quedamos con las ganas de que el brutal tema que había compuesto Radiohead para la ocasión no fuese el escogido. Sin embargo, nos tuvimos que conformar con la que es, con diferencia, una de las canciones más pobres de la saga, una colección de tópicos melódicos y orquestales que aportan más bien poco. Un tema lánguido, de mechero encendido y suspiros al aire, con una interpretación vocal plana sustentada por unos agudos que sirven como puente para llegar a un estribillo prácticamente invisible. ¿Lo peor? Se llevó la estatuilla. Ver (y escuchar) para creer.

Volvemos a encontrarnos con la experta en materia de nominaciones. Diane Warren optaba por séptima vez a la ansiada estatuilla con 'Grateful', tema de épica romántica en su forma y contenido. Interpretado por Rita Ora, nos encontramos ante un tema en el que se dan la mano influencias tan evidentes como Beyoncé y Rihanna, de hecho, por momentos parece una imitación de alguno de sus grandes éxitos más que una canción original, decorada con los tics más evidentes de la música comercial prefabricada. Estudiada al milímetro, algo bastante similar a lo que ocurría con alguno de los temas más reconocidos del catálogo Warren, 'Grateful' es un inofensivo canto a la superación y a la lucha por conseguir hacer realidad los sueños a través de una letra que parece sacada de un libro de autoayuda. Aprobado raspado.

A estas alturas de la historia, ya sabes si 'Ordinary Love' te va a gustar o va a resultar una experiencia desagradable. Es lo que tiene haber creado y mantenido un discurso musical tan personal y carismático como el de U2 a lo largo de las décadas. En lo que respecta al tema que compusieron para la fallida 'Mandela, del mito al hombre', pocas novedades, estamos ante la típica canción de Bono y compañía, es decir, una búsqueda constante por la épica de estadio más grandilocuente, versos de discutible intensidad y un cantante empecinado en acaparar todos los focos. Todo ya escuchado mil veces antes por sus mismos responsables. Dentro de su catálogo, no, 'Ordinary Love' no se encuentra entre lo mejor de U2. Ni mucho menos.

Si hay una palabra que define a la perfección esta 'The Empty Chair' es, sin lugar a dudas, sobriedad. Y eso que estamos ante una canción que tenía todo a su favor para caer en el pozo de la lágrima fácil y el exceso de azúcar. Afortunadamente, la interpretación de Sting, alejada de los artificios vocales marca de la casa y mucho más centrada en encontrar el mismo hueso de la melodía, consigue elevar el tema hasta un terreno de emotiva elegancia. No hay nada memorable en esta balada de corte clásico, pero tampoco nada decepcionante.

Primer músico country en alcanzar lo más alto de las listas de éxitos, Glen Campbell supuso un punto de inflexión para un género musical que parecía encasillado en las barras de bares perdidos, porches en medio de la madrugada con sillas a punto de romperse y corazones malheridos que no encontraban su sitio en el mundo. Tras su labor, y la de varios compañeros de generación, el country consiguió llegar a más gente y transformarse en un estilo mucho más comercial.

Su nominación fue una relativa sorpresa, pero se justificaba tras disfrutar del emocionante documental al que representa, 'Glen Campbell: I'll Be Me', donde se nos habla de la persona muy por encima del artista. Después de conocer que al artista se le había diagnosticado Alzheimer, 'I'm Not Gonna Miss You' aportaba una dosis extra de emoción que dejaba realmente tocado. Es curioso que el estilo escogido no sea el country sino un baladón con ecos del último Paul McCartney y el Elton John de los noventa, dando forma así a un tema que transmite sensibilidad y fragilidad pese a una producción algo sobrecargada. Quizás una historia, una melodía y, especialmente, una letra así se hubiera merecido ser interpretada de manera más austera, en formato más acústico, pero, en cualquier caso, consigue transmitir la fortaleza de un artista cuyo legado conviene reivindicar sin hacer caso alguno a los prejuicios de turno.

Lo mejor de esta espléndida 'Mighty River', una de las piezas más memorables de la notable 'Mudbound', es su envidiable inteligencia melódica y emocional a la hora de combinar el soul más comercial que caracteriza a Mary J. Blige con un alma góspel que termina arrasando con todo. En comparación con otros ejemplos similares que consiguieron nominación en los últimos años, con 'Glory' a la cabeza, no deja de ser un tema de nivel medio, especialmente por unas estrofas más planas de lo deseado, pero sigue siendo una canción muy disfrutable. Ni frío ni calor.

A pesar de tratarse de un tema simpático, dinámico y risueño, no hay nada en 'We Belong Together' que represente la mejor versión de un genio de la talla de Randy Newman. Y es que, exceptuando un estribillo chispeante y unos arreglos de viento notables en clave soul, esta canción de 'Toy Story 3' está mucho más lograda en su mensaje acerca de la amistad más emotiva que en sus aspectos puramente musicales. Un conjunto descompensado e irregular que, sin embargo, terminó dándole a Newman un nuevo Oscar. Y eso, a pesar de todo, siempre es una buena noticia.

El infalible Alan Menken recuperaba su tono más romántico, clásico y representativo con 'I See the Light', una de esas baladas de Disney tan azucaradas como (felizmente) irresistible. Sorprende, eso sí, que la melodía en las estrofas resulte mucho más estimulante que un estribillo demasiado cercano a la fórmula y el lugar común. Cierta sensación de ausencia total de riesgo que, en cualquier caso, no consigue derrumbar una de esas propuestas tradicionales y efectivas en las mismas dosis.

Bastante más emocionante en la versión semidesnuda de Keira Knightley que en la interpretada por el líder de Maroon 5, Adam Levine, nos encontramos ante un tema pop solvente, melódicamente intachable y con un gancho comercial a prueba de balas. Por el camino, al igual que ocurre con la película, en la versión oficial de Levine se pierde cierta espontaneidad y se decide sustituir la delicadeza por los fuegos artificiales, los mecheros encendidos y las piruetas vocales. En ese sentido, 'Lost Stars' consigue transmitir las mismas diferencias que se pueden encontrar en términos cinematográficos entre 'Once', la anterior y estupenda propuesta de su director, John Carney, y una 'Begin Again' mucho menos espontánea y natural.

Y ocurrió. Sabíamos que podía pasar y eso debería haber ayudado a hacer menos doloroso el golpe. 'Cincuenta sombras de Grey' tuvo una nominación al Oscar. Y, de acuerdo, la película a la que representa es de lo peor que hemos visto en una gran pantalla en esta década, pero 'Earned It' funcionaba como canción elegante, bien producida, con ecos bondianos que, lejos de molestar, aportaban algo de interés y curiosidad. En definitiva, una canción pop con arreglos destacados, melodía contagiosa y un estribillo tan sencillo como efectivo. Una obra maestra en comparación a la película a la que representaba.

¿Os imagináis una aparición estelar de Norah Jones en la hilarante 'Padre de familia'? Pues bien, si eso llegara a ocurrir, no tengáis ninguna duda de que la canción que interpretaría la maravillosa compositora y cantante estadounidense sería ''Everybody Needs a Best Friend'. Jazz de corte clásico y soberbia producción, el tema central de la irregular 'Ted' es una demostración fantástica del talento de una Jones que disfruta de cada una de las notas. Ella es el alma de la canción. Y eso justifica su misma existencia y, por supuesto, su nominación al Oscar.

Para muchas personas, entre las que me incluyo, 'Los miserables' es el musical con mejores canciones originales de la historia del género. Por eso, mayor dosis de valentía se les supone a Claude-Michel Schönberg, Herbert Kretzmer y Alain Boublil a la hora de plantear la inclusión de un nuevo tema para la espléndida película de Tom Hopper estrenada en 2012: 'Suddenly'. Afortunadamente, estamos ante una canción que, sin llegar a rozar los talones de algunas de las piezas más memorables de la obra, consigue no desentonar demasiado, manteniendo siempre un nivel de emoción lo suficientemente alto como para no llevarse las manos a la cabeza. Una balada emotiva interpretada con la entrega característica de Hugh Jackman.

En su enésimo intento por alcanzar la estatuilla, Diane Warren entregó una canción que, pese a alejarse casi por completo de la mayoría de elementos que caracterizan su trayectoria, supo encontrar en la diferencia la mayor de sus virtudes. Y es que, a pesar de la evidente influencia de artistas como Adele o, sobre todo, Amy Winehouse, 'Stand Up for Something' tiene la personalidad y la fuerza suficiente como para alcanzar uno de los puestos más altos en la particular lista Warren. Un trabajo de interpretación fantástico por parte de Andra Day, mucho más logrado que la participación algo forzada de Common, termina de coronar una canción realmente potente a la que, quizás, le habría venido mejor tener una película mucho más grande detrás para contar con opciones reales de llevarse el Oscar.

Interpretada con esa irresistible mezcla de seducción y misterio que caracteriza la vertiente musical de la gran Scarlett Johansson, 'Before My Time' es una de esas canciones perdidas entre la multitud de nominadas que merecen una reivindicación mucho más entusiasta. Adornada por un precioso violín capaz de arrancar lágrimas a las personas más duras del lugar, esta balada elegante y delicada es un tema que cumple a la perfección con todos y cada uno de los objetivos que se plantea. Emoción pura y dura que acaba convertida de forma inevitable en nudo en la garganta.

Imposible no suspirar ante la belleza risueña y delicada de esta 'Loin de Paname' que es, por supuesto, Chanson en estado puro. Una melodía embriagadora que estalla en un estribillo que es puro fuego artificial romántico y deslumbrante. Una carta de amor trazada con estrofas brillantes, ese aroma único que desprende la música francesa en su mejor versión y una interpretación perfecta por parte de Nora Arnezeder. Preciosa.

Para los amantes de ese country rock contemporáneo con clasicismo vibrando en sus venas, David Rawlings constituye una figura realmente imprescindible. Su discografía, repleta de joyas de muchos quilates, es una constante demostración de talento para unificar el ayer y el hoy del género con los hilos más férreos, inspirados y emocionantes. Y en ese mismo terreno se mueve esta 'When a Cowboy Trades His Spurs for Wings', una maravilla de inicio a fin que conmueve el corazón de cualquier vaquero perdido en mitad del viejo Oeste. Su nominación, al igual que todas las que consiguió la extraordinaria 'La balada de Buster Scruggs' fue una de las mejores sorpresas de la edición de los Oscar del pasado año.

Tras el Oscar conseguido por 'La gran belleza', Paolo Sorrentino se las prometía muy felices con 'La juventud', pero sus opciones de nominación terminaron en nada. Excepto en la categoría de Mejor canción, claro. Y es que, ¿cómo no nominar a un tema como 'Simple Song #3'? Mezcla perfecta entre ópera y épica melódica de primer nivel, la composición de David Lang es un clímax constante de más de seis minutos en los que la emoción no se toma ni un segundo de respiro. Un éxtasis para los distintos personajes que habitan el universo Sorrentino, pero también para el oyente que se descubre conmovido a base de un lirismo mucho menos complejo que de costumbre. La ruptura que se produce con un solo de violín en el tramo central del tema es de una genialidad desbordante. Poesía y prosa, la combinación favorita del director italiano, transformada en canción.

'Down in New Orleans' viene firmada por el recientemente desaparecido Dr. John, figura tan emblemática como esencial de una de las capitales musicales más deslumbrantes del mundo. Y en estos poco más de dos minutos tenemos la enorme suerte de disfrutar del espíritu más embriagador de su talento, espíritu melódico libre y festivo, radiante y encantador, juguetón y refrescante. Todo en esta maravilla suena a New Orleans, o lo que es lo mismo, a Dr. John. Homenaje y reivindicación para un auténtico gigante.

Fiestera, colorida, refrescante, divertida y trepidante en sus ritmos y giros melódicos, 'Real in Rio' es un carnaval de explosivo pop que engancha desde la primera escucha y no ofrece un segundo de respiro. Imposible escucharla con los pies quietos. Una celebración musical de alma brasileña y corazón vibrante.

Lamento country que cala hondo con la ayuda de los elementos mínimos, 'The Weary Kind' es una de esas canciones austeras y sobrias que hacen de la sencillez su bandera, triunfo y virtud más significativa. Una pequeña gran joya que termina de perfilar su belleza en la voz rota del maravilloso Ryan Bingham. Un tesoro por descubrir que engrandece 'Corazón rebelde' y se sitúa a la misma altura de la espléndida interpretación de Jeff Bridges.

Randy Newman en estado puro y duro. 'Almost There' es otra joya que sumar al imponente repertorio de uno de los mejores compositores de todos los tiempos, una melodía repleta de encanto, elegancia y embriagadora sencillez que, sumando unos arreglos perfectos marca de la casa, enamora desde la primera escucha. Breve, directa y luminosa. Preciosidad de esencia Newman.

PD: Ya va tocando reivindicar a 'Tiana y el sapo' como una de las grandes películas Disney de la última década.

La extraordinaria banda sonora de la extraordinaria 'La vida de Pi' terminaba coronada por esta extraordinaria 'Pi's Lullaby'. Un tema de atmósfera hipnótico y melodía compleja que, a pesar de sus laberintos, terminaba ofreciendo el más bello oxígeno posible. Algo muy parecido a una preciosa poesía sonora.

Tratar de escuchar 'Remember me' sin acabar derramando más de una lágrima es una misión casi igual de imposible que no finalizar el visionado de la magnífica 'Coco' con una sonrisa gigante en el rostro. Y es que, tanto canción como película, funcionan a la perfección en su objetivo de conmover sin estridencias, emocionar sin trampa ni cartón, maravillar desde la misma sencillez. Dos obras maestras en clave musical y cinematográfica. Dos Oscar merecidos.

Pese a que estamos acostumbrados a que esta categoría nos sorprenda cada año, pocas veces lo hace de manera favorable. Afortunadamente, en 2016 hubo una clara excepción: la obra de arte compuesta por J. Ralph y ese genio llamado Antony Hegarty, responsable de uno de los mejores discos de las últimas décadas, 'I am a bird now', para este documental sobre el tráfico de especies protegidas y la lucha para prevenir las extinciones masivas. 'Manta Ray' era, de lejos, la canción más bonita de todas las nominadas de su año, una auténtica lección melódica que se mantenía flotando sobre esa voz conmovedora en permanente estado de fragilidad. Un piano solitario que guía a Hegarty con el único complemento de un acompañamiento orquestal contenido al milímetro. Todo funciona en una canción que roza la perfección con la punta de los dedos.

Una propuesta tan delicada, romántica y embriagadora como 'Call Me By Your Name', una de las mejores películas de la última década, merecía una canción a su altura. Y la tuvo. Su responsable directo, Sufjan Stevens, un artista siempre inquieto cuya discografía se antoja cada vez más imprescindible, supo entender a la perfección lo que necesitaba la película, quedando especialmente claro con una 'Mistery of Love' absolutamente deliciosa. Una gema musical de inicio a fin que pasa como un maravilloso suspiro.

Incluso para todas esas personas que, de manera bastante insistente y, bueno, pesada, estuvieron llevándose las manos a la cabeza con la aparición de la estupenda 'Black Panther' en la última edición de los Oscar, la nominación de 'All the Stars' estaba plenamente justificada. Y es que, guste más o menos la cinta dirigida por Ryan Coogler, está claro que su banda sonora es una de sus virtudes más destacadas y significativas. Un conjunto de temas de radiante flow que van mucho más allá de lo estrictamente cinematográfico, consiguiendo así funcionar perfectamente de forma independiente. Justo lo que ocurre con una 'All the Stars' que sigue resultando tan espectacular como el primer día.

Entre las múltiples y sorprendentes virtudes que traía bajo el brazo esa divertidísima maravilla llamada 'Los Muppets', no dejemos de reivindicarla, destaca una banda sonora muy cercana a la matrícula de honor. Un conjunto de canciones de ilusión y emoción contagiosa, deslumbrantes en sus radiantes melodías y memorables en su capacidad para obtener el tatareo general, que encuentra en esta 'Man Or Muppet' su diamante más brillante. Una balada excelente que, además, esconde en su letra la misma esencia de la película a la que representa. Un triunfo desde todos los puntos de vista.

Sumidos en la tristeza (casi) general provocada por su incomprensible ausencia en la categoría de Mejor Película de Animación, 'La LEGO Película' encontraba en Shawn Patterson su única opción para alcanzar una estatuilla. Respaldada por su capacidad para instalarse en la cabeza con la misma facilidad con la que un chicle se pega a la suela de un zapato, 'Everything is Awesome' utilizaba de la manera más melódica posible su artillería pesada, es decir, un ritmo trepidante, un mensaje lírico centrado en el disfrute general y la necesidad de estar unido a tus amigos para cumplir tus sueños y aprovechar la vida a cada segundo y, sobre todo, un estribillo ganador. Se le puede achacar cierto aroma a electropop de andar por casa, machacón y algo histérico de más, pero lo que está claro es que se trata de un tema que condensa en sus poco más de dos minutos toda la esencia de la película a la que representa.

Convertida en una especie de éxito de culto para todos los espectadores que han disfrutado de las aventuras de Emmet, Batman y Megamalo, 'Everything is Awesome' representa una de las opciones menos típicas, más radicales y atrevidas que se han visto en la categoría durante la última década, un hit en potencia que comienza como una broma irónica marca de la casa y termina convertida en algo similar a un himno dentro del universo Lego. Y de eso se trataba, ¿no?

'Here's to the ones who dream

Foolish as they may seem

Here's to the hearts that ache

Here's to the mess we make...'

En estos cuatro versos se encuentra condensada la emoción, el espíritu y la magia de esa obra maestra llamada 'La ciudad de las estrellas (La La Land)'. Y en toda 'Audition (The Fools Who Dream)' se encuentra condensado el talento, la presencia y el arrebatador carisma de Emma Stone. Una escena memorable. Una canción memorable. Una película memorable.

Todos los factores parecían estar en el lugar correcto para que Diane Warren, ahora sí, consiguiera su ansiado Oscar tras 7 nominaciones infructuosas. Aunque debería darle las gracias a Lady Gaga y al estupendo documental que nos ocupaba, el cual aborda las violaciones a estudiantes en los campus universitarios. Una obra que fue aclamada de manera unánime por la crítica y que sirvió para que la propia Gaga confesara que fue víctima de hechos similares en su adolescencia.

La canción, por tanto, suponía más un ejercicio de exorcismo personal, de confesión extrema, que un mero encargo en busca de la estatuilla. Además, si miramos más allá de los aspectos personales, nos encontramos con una balada pop elevada a la enésima potencia, un recital vocal por parte de Gaga y una épica apta para todos los públicos. Una apuesta segura que, lástima, se quedó sin recompensa.

'Veo la línea entre el cielo y el mar en frente,

¿quién sabrá si hay más allá?

Y si el viento que sopla de cola es fuerte

Me llevará,

Si me voy un mundo nuevo descubriré'

Maldita sea, ya está de nuevo instalada en la cabeza. Poca duda: ''How Far I'll Go' es una de esas canciones del catálogo Disney que no podrás sacarte de la cabeza. Cuestión de melodías perfectas y estribillos radiantes. Clásicos casi de inmediato.

Una guitarra rasgada entre la delicadeza y la fragilidad. Una voz, la de Karen O, meciendo con belleza absoluta una melodía inmaculada de auténtica lágrima en el pecho. Poco más de tres elementos mínimos con los que se construye una de esas canciones de belleza eterna. Todo en 'Her' era sublime, incluyendo la canción que terminó colándose en los Oscar en representación de la película. Un pequeño gran milagro de extraordinaria sensibilidad.

POP. Con mayúsculas, estallidos de colores y fuegos artificiales. 'Can't Stop the Feeling!' es todo esto y mucho más, un ejemplo contundente del tremendo talento de Justin Timberlake para edificar monumentos melódicos que acaban coronados por estribillos de irresistible eficacia. Una canción que, desde el instante en el que se instala en tu cabeza, no podrás dejar de tararear. Y de bailar. Infalible.

Hay canciones que, desde una primera escucha, parecen claramente orientadas a convertirse en algo parecido a un himno capaz de sonar tanto en eventos deportivos de primera categoría como en particular leit motiv de diversos concursos de talentos. En la última década, está claro que 'This is me' es uno de los ejemplos más evidentes, descarados y, por suerte, memorables. Todo funciona al máximo de sus posibilidades en una canción que inyecta en el oyente tanta energía como emoción, alcanzando un clímax emocional de brazos en alto, lágrimas en los ojos y entusiasmo instantáneo. La mejor canción dentro de la maravillosa banda sonora de 'El Gran Showman'. Y uno de los hits más incontestables surgidos de Hollywood en los últimos años.

Existen canciones que automáticamente huelen a Oscar. 'Glory', la única candidatura para 'Selma' junto a la de Mejor película (cosas de la Academia), es una de ellas. Lo tiene todo: un mensaje emocionante, una melodía que mezcla con contundencia y sublime sabiduría melódica géneros como el góspel, el pop o el rap, sin olvidar la épica emocionante de una producción en la que no faltan los grandes coros, las orquestaciones grandilocuentes y una interpretación vocal central por parte de John Legend, artista de primera categoría ganador de 9 Grammys, respetado y admirado por la práctica totalidad de la industria musical, ante la que uno acaba rendido. Una ganadora justo. Y una de las mejores canciones de la última década.

Resumen: 'Happy' nació siendo un hit, triunfó como un hit y se ha mantenido como un hit seis años después de su estreno. Entonces, ¿por qué no terminó ganando el Oscar a Mejor canción? La competencia directa era demasiado apabullante: 'Let It Go'. En cualquier caso, con o sin estatuilla, este monumento a la melodía de Pharrell Williams sigue siendo un trallazo melódico imbatible.

Estamos hablando de las canciones de Oscar que, en mayor o menor medida, han conseguido marcar este siglo. ¿Existía una mínima posibilidad de que no apareciera 'Let It Go' entre los primeros puestos? No. Ninguna. Cero. Todos hemos escuchado la mejor y más famosa canción de la banda sonora de la sobresaliente 'Frozen: El reino del hielo', ya sea en el cine, en la calle, en los parques o incluso las discotecas. Ni en sus mejores momentos había conseguido el estudio un éxito de estos niveles. Y lo cierto es que, pese al cansancio que ha terminado provocando para muchos oídos, estamos ante una canción pop perfecta en su épica controlada y con uno de esos estribillos por encima del sobresaliente. Incontestable.

La saga protagonizada por Bond, James Bond, siempre ha sido un espectáculo melódico de primer nivel. No importaba que la entrega en cuestión no pasara de ser un mero entretenimiento sin mayor historia, podías contar con unos títulos de crédito iniciales que merecerían el precio de una entrada. En este sentido, las canciones que presentaban cada película de 007 habían perdido cierto impacto en los últimos años, rozando la autoparodia en cada nota y cayendo en demasiados lugares comunes. Hasta que llegó Adele, la gran estrella femenina de la música pop contemporánea, y reventó cualquier tipo de expectativa con 'Skyfall'. Aquí estaba todo. Las melodías del Bond clásico, la solemnidad del Bond contemporáneo y la grandeza del mejor Bond. Un clásico instantáneo.

Es la última ganadora del Oscar a Mejor canción, sí, pero su tremenda cercanía en el tiempo no es ningún impedimento para destacar esta 'Shallow' como una de las triunfadoras más redondas de la historia de la categoría. Uno de esos clásicos contemporáneos que sobrepasan cualquier tipo de límite cinematográfico y se instalan en el mismo terreno del fenómeno. La voz de Bradley Copper, tan comedida como emotiva, supone el disparo de salida de un tema que alcanza el mismísimo infinito con la aparición de una Lady Gaga pletórica y un clímax final de auténtico infarto. Su estribillo, impecable, termina de construir una de esas canciones que parecen claramente destinadas a la eternidad. Y con méritos de sobra.

Recibamos con honores a la mejor ganadora del Oscar a Mejor canción de la década, una 'City of stars' que, al igual que la película a la que representa, ya es historia del cine. Además, con letras de oro y menos polémicas y sobres equivocados. Triple mérito. 'La ciudad de las estrellas: La La Land' estaba repleta de enormes melodías, clásicas y contemporáneas al mismo tiempo, conmovedoras en su sencillez y arrebatadoras en su encanto, sí, pero, entre emocionantes audiciones, inolvidables bailes por el firmamento y El Mejor Atasco De La Historia, 'City of stars' terminaba proclamándose triunfadora gracias a una melodía imbatible y a un juego de voces firmado por Ryan Gosling y Emma Stone que era química en estado puro. Resumiendo, una canción perfecta.