¡Cuidado SPOILERS!
* Si no has visto el Episodio 3 de 'Obi-Wan Kenobi', ¡no sigas leyendo!
'Obi-Wan Kenobi' es valiente y ya solo por eso conecta emocionalmente de alguna forma con 'Star Wars: Los últimos Jedi', pero dicho arrojo no es lo único que esta nueva serie de 'Star Wars' tiene en común con la película que firmase Rian Johnson. Hay varios puntos clave que ya están recordándonos al Episodio VIII, ecuador de las secuelas.
Para empezar el rechazo al universo inclusivo que pretenden construir Disney y Lucasfilm vuelve a estar muy presente por culpa de esos fans cuyo racismo les empuja a acosar en redes sociales a Moses Ingram. Es lamentable que Ewan McGregor, estrella y productor ejecutivo de esta ficción televisiva, tenga que lanzar un mensaje al fandom para recordar que en nuestra lejana galaxia no hay sitio para el odio. Nada tiene que ver esto con el papel que se marca Ingram, que, por cierto, es muy bueno.
Ya se intuía al término del segundo episodio, cuando la Inquisidora Reva se dirige a Darth Vader por su nombre pre- Lado Oscuro. El personaje de Ingram se alza como puntal entre los esbirros del villano encarnado por Hayden Christensen, de nuevo con la voz de James Earl Jones en su versión original, dando pistas sobre un peso más que importante en la historia. Cuando usa el nombre de Anakin para dar esa impactante noticia a Obi-Wan, y después comparte una familiaridad muy llamativa con el Lord Sith; Reva va dejando entrever que su pasado puede estar conectado de alguna forma con el drama que se viviese en los primeros pasos de la ejecución de la Orden 66, lo que sugiere a una malvada mucho más jugosa de lo que pensábamos. Ella es la clave, pero el resto de los Inquisidores también están planteados con cariño.
La dinámica entre esta Tercera Hermana y el Quinto Hermano, encarnado por Sung Kang, viene a apuntalar la fricción que compartieran el personaje de Ingram y el interpretado por Rupert Friend (que volverá, seguro), una lucha por el poder que justifica esos avances tan tímidos del Imperio a la hora de dar caza a Obi-Wan. Es una gozada presenciar cómo todo el equipo, con Deborah Chow y Joby Harold en cabeza, encaja la trama de la manera más natural y firme posible. Se nota en los dimes y diretes de los mencionados Jedis corruptos, y se percibe aún más en la conexión entre Kenobi y Vader.
¿Por qué en 10 años ambos no se han sentido? Porque Obi-Wan se ha cerrado completamente a la Fuerza, decisión que comparte con la tomada con Luke Skywalker en las secuelas, algo desarrollado por Johnson en 'Los últimos Jedi'. Esa negativa a sentir nada a través del místico campo de energía creado por todas las cosas vivientes, le ha mantenido alejado del que fuera su padawan. Todo cambia en el momento en que Kenobi accede a rescatar a Leia (Vivien Lyra Blair).
La dupla Chow/ Harold, directora y guionista, no solo comparte dicha elección creativa con Johnson, sino un trauma común. Luke no soporta haber perdido a su aprendiz, Kylo Ren (Adam Driver), en favor del Lado Oscuro, lo mismo que Kenobi sigue sufriendo muchísimo y sintiendo una culpa profunda por lo que ocurrió con Anakin. Así, desde el punto de vista de trama, hay una visión muy similar, pero además a esto hay que añadir la reacción de algunos seguidores que está siendo: exactamente la misma. Parte del fandom vuelve a tener problemas con eso de ver a uno de los Jedi más poderosos, completamente hundido, abatido y huyendo. Todo esto a pesar de que esa escena clave del Episodio III de 'Obi-Wan Kenobi' en la que el personaje de McGregor se ve obligado a huir de Vader porque no está preparado para plantarle cara, sabiendo además que tiene las de perder; es una maravilla que bebe de un sentir apuntalado desde el minuto uno.
Obi-Wan no quiere luchar, no alza la voz para hacer frente a las injusticias y no se siente uno con la Fuerza. De ahí que cuando se lanza al rescate de Leia sienta cada golpe. De ahí que llame a Qui-Gon Jinn y su maestro no responda al ruego.
Los hay que ya califican el encuentro de anticlimático, cuando simplemente es la previa a un climax que se construye de las derrotas, como debe de ser. Cuanto más bajo cae un héroe, más impresionante es su regreso, un camino que esta serie no deja de apuntalar. Mención especial merece a este respecto el instante en el que Vader quema vivo a Obi-Wan, pretendiendo que sufra su mismo dolor, aquel que padeciera al término de 'Star Wars: Episodio III - La venganza de los Sith' cuando se enfrentase a su hermano en Mustafar. Disney reiterando, tras lo visto en 'Doctor Strange en el multiverso de la locura', que vuelve un "no recomendado para menores de 13" algo menos mojigato. También los toques terroríficos, ese recuerdo al miedo que ha de inspirar un antagonista potente, asoman la cabeza en un capítulo que reconoce en sus créditos el camino recorrido.
Antes de que Chow/ Harold se convirtieran en los líderes de esta propuesta, Stephen Daldry fue considerado como director de aquella película que no fue, y Hossein Amini era el guionista jefe. En los créditos se reconoce la aportación de todos. Ojalá sepamos algún día a quién se le ocurrió qué, y si este Obi-Wan rendido y su primer encuentro con Vader estuvieron en la mesa desde el principio. Amini sigue muy presente en el desarrollo de la trama, por lo que es probable que aquella ruptura tan sonada, al final fuera más una "reconducción" de unas intenciones no tan modificadas. Sea como fuere: está funcionando. El juego de 'Obi-Wan Kenobi' con la Fuerza es de un disfrute constante. Pasa con el protagonista de la serie, pero también con Leia, esa inesperada inclusión que tiene a los fans derretidos. Hasta las secuelas, Leia no usa la Fuerza de manera activa, pero aquí 'Star Wars' ya juega con su aplicación "diplomática".
La princesa se apoya en sus percepciones para tomar cada decisión y, no solo sus palabras, también sus actos hablan de una madurez más que inusual para una pequeña de 10 años. Si uno se pone a buscar razones, esa empatía extrema bien podría explicarse de la mano de una presencia midicloriana potente, pero lo cierto es que: ¿para qué? La joven Leia es un personaje fascinante que funciona como un tiro, más allá de que uno agradezca o no el esfuerzo de todo el equipo por apuntalar la base narrativa.
Los orígenes de la Resistencia
Indira Varma hace su aparición cumpliendo con el rol que muchos adjudicaban a Cal Kestis. Los rumores (más bien las esperanzas de algunos fans) apuntaban a que el personaje diseñado en imagen y semejanza a Cameron Monaghan para el videojuego 'Jedi Fallen Order', que saca su segunda entrega el año próximo; iba a tener su protagonismo en 'Obi-Wan Kenobi'. De hecho lo que se comentaba es que Kestis se iba a cruzar con Kenobi en una misión cuyo objetivo sería el rescate de los Jedis supervivientes. Precisamente esta es la encomienda que nos introduce el personaje de Varma, Tala, rebelde que presenta un germen de la resistencia cuyas facciones se estarían dedicando a proteger a los supervivientes de la Orden 66.
Mucho nos queda por descubrir a este respecto, no solo desde el punto de vista de dicha labor de la que Tala forma parte, sino desde el enfoque sibilino elegido por el Senador Bail Organa (Jimmy Smits). Toda la trama de Leia recuerda a la novela de Claudia Gray sobre esta princesa, pero más podría parecerse si finalmente vemos cómo la diplomacia de Bail siempre ha tenido más que ver con su afán de acabar con el Imperio que con ninguna otra cosa. Ya se planta la semilla en esa fiesta de la que Leia quería escapar, un evento social en el que Breha Organa (Simone Kessell) ha de tirar de mano izquierda cuando uno de los invitados se cierra completamente a los avances de Bail. En el mencionado libro, una Leia adolescente empieza a darse cuenta de las tretas de su padre, pero si 'Obi-Wan Kenobi' sigue el camino que ha iniciado, quizá no tengamos que esperar tanto para presenciar el lado más político de la rebelión.
* 'Obi-Wan Kenobi', a partir del 27 de mayo, estrena nuevo episodio cada miércoles en Disney+. La Parte IV podrá verse en la plataforma el próximo 8 de junio.