En la actualidad, quizá una distribuidora como Warner se lo pensaría un par de veces antes de permitir que una propuesta suya se estrenase en algunos países con el título de 'Acoso', el cual tenía poco que ver con el 'Disclosure' ('Revelación') original y era un poco spoiler. Pero, siendo sinceros, tenía bastante gancho si nos transportásemos veinticinco años atrás. Lo que hoy podría suponer la ira y el levantamiento de una multitud de ofendidos a través de redes sociales, tachándolo de provocador (añadamos un intento de boicot) y poniendo en entredicho (una vez más) la capacidad de las mentes pensantes a la hora de traducir títulos de películas, en la España de la época fue recibido con los brazos abiertos. ¿El motivo? Supuestamente estábamos ante el nuevo thriller erótico de Hollywood, protagonizado por dos de las estrellas del momento.
Dejando a un lado la sutileza del título (ciertos países latinoamericanos no dieron opción a la imaginación y optaron directamente por 'Acoso sexual'), el género al que se asociaba ya venía explícito en su póster internacional, aquel donde se vislumbraba lo que parecían ser los cuerpos de Michael Douglas y Demi Moore (sus nombres estaban junto a ellos) enlazados en una posición que derrochaba evidente sexualidad.
Además, cabe tener en cuenta que, en 1995 (el Estados Unidos se estrenaba un 9 de diciembre de 1994, aquí llegaba el 27 de enero del siguiente año), el espectador ya había empezado a acostumbrarse a esa incipiente corriente cinematográfica venida desde el otro lado del océano, y que tras los apabullantes éxitos de 'Atracción Fatal' en 1987 e 'Instinto básico' en 1992, pusieron sobre la mesa algo tan claro como que el sexo vende. Y si este venía representado en pantalla por algún que otro nombre famoso ligero de ropa, el negocio saldría redondo.
El hecho de que Sharon Stone se convirtiese en mito sexual, e hiciese icónica a Catherine Trammell y su manejo del picahielos, tiene parte de la culpa en la incesante búsqueda de repetición de esquemas. En 1993, la actriz repetía con poca ropa en 'Acosada' y fuimos testigos de lo lejos que podía llegar Hollywood: Madonna protagonizaba 'El cuerpo del delito', un poco thriller erótico y otro tanto de drama judicial, donde tenía que dominar a Willem Dafoe (su abogado defensor) a base de sexo. Volviendo a lo del gancho que podía tener el hecho de contar con Douglas (siendo esta su tercera incursión en el subgénero) y Moore, si revisásemos la cartelera de los meses anteriores hasta llegar a agosto de 1994, nos encontraríamos con 'El color de la noche', el soporífero título en el que Bruce Willis salía desnudo y con el que el actor había puesto su granito de arena en eso del thriller erótico. Y no hay que olvidar que, por aquel entonces, Moore y Willis eran una de las parejas por antonomasia del star system.
Tras el batacazo en taquilla y de crítica que se había llevado él, existía cierto morbo en ver qué tal le saldría la jugada a ella, quien después de haberse camelado a medio mundo con 'Ghost, más allá del amor', 'Algunos hombres buenos' y 'Una proposición indecente', dejaba a un lado su vertiente más benefactora para mutar en una despiadada mujer de negocios, Meredith Johnson, la cual convertirá en una pesadilla la vida de Tom Sanders (Douglas), ejecutivo que verá como se trunca su posibilidad de ascenso al ponerse ella por delante, antigua amante que, tras intentar seducirle a él en su lugar de trabajo, será rechazada e interpondrá una demanda por acoso sexual.
"¿Me metes la polla en la boca y ahora tienes un ataque de moralidad?", es la frase que puede definir a la perfección a un personaje tan potente, todo un caramelo para alguien que seguramente solo quería pasárselo bien siendo la mala de la función. Y sin ser consciente de que en dos años comenzaría su ostracismo como actriz (a raíz de aquel despropósito llamado 'Striptease'), es curioso que sus dos trabajos más notorios hasta el día de hoy hayan seguido la senda que le mostró Meredith: villana en 'Los ángeles de Charlie: Al límite' y CEO despiadada en 'Corporate Animals', cuyo personaje nos regala un par de líneas de diálogo que bien podrían haber sido dichas por la protagonista de 'Acoso', y en las que tiene cabida el término "weinstenizar" en un alegato un poco regular a favor del feminismo.
Volvamos a los noventa y pensemos que, con una cartelera necesitada del thriller erótico del año, y pese a que en realidad este acabase siendo algo a camino entre el tecno-thriller y el drama judicial, el engranaje para dar al público la propuesta idónea se había puesto en marcha mucho antes gracias a Michael Crichton, quien antes de publicar la novela en la que se basa, vendió por un millón de dólares los derechos para hacer la película. Si tenemos en cuenta que el libro ve la luz en enero de 1994, es entonces cuando empiezan a barajarse los nombres idóneos para llevar a cabo el film, para el que en un primer momento se contaba con Milos Forman como director, quien pronto halló diferencias creativas con Crichton y fue reemplazado por Barry Levinson.
Guilty pleasure 90's
Después el abandono de Annette Bening tras quedarse embarazada, y haberse barajado otros nombres como los de Michelle Pfeiffer, Levinson fue el responsable de que Demi Moore se convirtiese en la nueva bomba sexual que todos esperaban. Junto a ella y Douglas, les acompañaron en el reparto Caroline Goodall, Roma Maffia, Donald Sutherland y Dennis Miller, cuyo papel escribió expresamente Crichton pensando en él.
El resultado final, y pese a todo su potencial, acabó resultando mucho más irrelevante de lo que pretendía, volviéndose ciertamente interesante cuando se metía de lleno en el espionaje laboral y aquella fantasía de la realidad virtual, la cual servía como herramienta clave para resolver la trama. Los diálogos (a excepción de aquella frase para enmarcar del personaje de Meredith, citada un poco más arriba), convertían el drama judicial en algo parecido a la marca blanca de John Grisham.
El varapalo de la crítica fue sonoro, pero este no impidió que arrasara en el mundo entero con más de 214 millones de dólares de recaudación (había costado 50) que la pusieron en la posición once de las películas más taquilleras de 1994. La intención por escandalizar se quedó en eso, y pese a que la propuesta hizo un buen recorrido económico, tan pronto como había llegado, se olvidó. Sería su llegada al videoclub y el convertirse en una de las constantes que, a día de hoy, siguen emitiéndose en televisión, lo que le dieron cierto prestigio como obra importante de los noventa, el cual queda desactivado por completo cuando nos disponemos a revisionarla.
Al final, 'Acoso' siempre será "aquella peli con Demi Moore pasada de vueltas", el principal factor que la sitúa en ese espacio que vendrían a ser el de los placeres culpables, donde Moore ya colecciona una larga lista de títulos, y que bien podría estar entre las adaptaciones de Crichton (quien en 1998 formaría de nuevo equipo con Levinson para 'Esfera') menos interesantes y a la vez más desvergonzadamente divertidas.