A comienzos de la década de los sesenta del pasado siglo, el cine de terror empezaría a experimentar una serie de transformaciones que serían clave para el devenir de su propia historia. Con la Hammer en plena ebullición y teniendo a la serie B en total expansión desde hacía una década, sería el momento en el que, desde diferentes partes del mundo, llegarían una serie de propuestas que servirían como puente entre dos épocas, y las cuales ser alzaron como grandes ejemplos de una modernidad cinematográfica que acabaría estallando una década después, con la llegada de las propuestas de los setenta que sentaron las bases para gran parte del cine de género que conocemos hoy en día.
En 1960, desde Estados Unidos el psychokiller se empezaría a perfilar como lo conocemos a día de hoy gracias al Norman Bates de 'Psicosis'. Dos años después, vería la luz otro de los clásicos del momento, convertido en pieza indiscutible del horror surrealista con el nombre de 'El carnaval de las almas'. Desde Francia, y teniendo en cuenta la importancia de la Nouvelle Vague, algunos de los cineastas que fueron coetáneos a dicho movimiento nos había regalado títulos de la talla de 'Las diabólicas' en 1955. Cinco años después, llegaba otro de los grandes ejemplos que el cine de terror francés puede estar orgulloso de tener en su lista: 'Los ojos sin rostro', dirigida por Georges Franju y estrenada en 1960, el mismo año en el que Alfred Hitchcock aterrorizaba a medio mundo. Sesenta años después de su estreno, la película sigue demostrando que sigue tan viva como entonces.
Legado incuestionable
En 'Los ojos sin rostro', Pierre Brasseur encarna al Doctor Génessier, un cirujano atormentado por culpa del accidente sufrido por su hija, Christiane, quien encarnada por Édith Scob, será una mujer asediada por el temor que le provoca la pérdida de identidad derivada de la pérdida de las facciones de su rostro. Su padre, la convertirá en su conejillo de indias particular, con la intención de poder trasplantarle el rostro de otras bellas muchachas a quienes secuestrará con la ayuda de su fiel compañera, Louise (Alida Valli).
Aquella característica máscara blanca cubriendo la cara de Scob, pasaría a ser parte de la iconografía del cine de terror de forma casi inmediata, convirtiendo la película en toda una inspiración para cineastas que vinieron después y que no se ocultaron a la hora de declarar su amor hacia la película de Franju. Entre ellos, el propio John Carpenter para dar vida a lo que imaginó como Michael Myers en 'La noche de Halloween'; o Jesús Franco dejando claro que se inspiró en ella para 'Gritos en la noche', una de las primeras películas de terror español (y que merecen más reconocimiento del que tiene). Por si fuese poco, el mismísimo Pedro Almodóvar declaró que una de sus principales inspiraciones para 'La piel que habito', fue 'Los ojos sin rostro' de Franju, título que pasó a los anales de la historia y que forma parte del selecto grupo de obras de culto incuestionable.
Curiosidades de 'Los ojos sin rostro'
Base literaria
Georges Franju tomó la novela de Jean Redon para adaptarla al cine, una tarea un tanto arriesgada teniendo en cuenta que en aquel momento, el director tan solo había rodado una película, 'La cabeza contra la pared', un título totalmente adscrito a la Nouvelle Vague.
Sin embargo, la dilatada trayectoria de Franju detrás de las cámaras como director de cortometrajes, fue lo que en cierta manera le respaldó para embarcarse en un proyecto como 'Los ojos sin rostro'.
Sin terror
Pese a que desde el momento de su estreno 'Los ojos sin rostro' se haya considerado una película de terror, el propio Franju tuvo que lidiar con eso una vez que la película empezó a ser vista por el público.
La verdadera intención el cineasta había sido dirigir una película sobre la angustia, la cual pretendía reflejar en el personaje de Christiane Génessier, interpretado por Édith Scob. Sin embargo, lo que provocó la película acabó siendo puro terror.
Herencia del fantástico
Pese a que las intenciones de Franju no fueron las de hacer una película de terror, el director tenía como principales referentes algunos nombres clásicos del cine fantástico, ya que debido a su formación y experiencia con el séptimo arte (había sido uno de los fundadores de la Cinémathèque Française), se había empapado de la obra de Georges Méliès.
'Los ojos sin rostro' sería su oportunidad de aportar su granito de arena al fantastique, y acabó haciéndolo por todo lo alto.
Guionistas de prestigio
Sabiendo el potencial que tenía la novela de Redon, Franju decidió contratar para que la adaptasen al cine a los guionistas Pierre Boileau y Thomas Narcejac, quienes habían debutado como tales en 1955 con 'Las diabólicas', convertida en uno de los grandes éxitos del cine de género francés de aquella época, cuyo éxito les había llevado también a trabajar con Alfred Hitchcock en el libreto de 'Vértigo (De entre los muertos)'.
Esquivando la censura
Franju era consciente de que la censura de la época podría jugarle una mala pasada a la película, por eso debía tener en cuenta los diferentes aspectos que los censores no querrían ver en 'Los ojos sin rostro'.
Para pasar la criba de los censores franceses, la película no debía contener exceso de sangre. Para que los alemanes no la baneasen, el personaje del mad doctor no tenía que ser muy explotado. Y para esquivar a la censura inglesa, no podía haber ningún tipo de tortura animal.
Teniendo eso en cuenta, el director dejó a los guionistas trabajar en la historia bajo su supervisión y la del propio Jean Redon, autor de la novela.
La música del circo
Otro de los aspectos característicos de la película fue su curiosa banda sonora, a la que Franju quiso dotar de cierto aspecto de pesadilla gracias al buen trabajo de Maurice Jarre, quien ganaría el Oscar por 'Lawrence de Arabia' en 1962.
El compositor, quien había empezado a trabajar como tal hacía unos años, fue el responsable de la característica música circense que se puede escuchar varias veces en 'Los ojos sin rostro', dotándola de ese aire enrarecido y aspecto pesadillesco con el que el público la conoció.
Alta costura
Algo por lo que 'Los ojos sin rostro' pasó a formar parte del imaginario popular fue por su exquisita puesta en escena, la cual contó con un nombre en los créditos de vestuario que, a día de hoy, sigue siendo una de las grandes bazas de la película.
El diseñador encargado de la vestimenta de Édith Scob y de algunos de los outfits de Alida Valli, no fue otro que Hubert de Givenchy, quien en los cincuenta ya había vestido a estrellas de la talla de Elizabeth Taylor, Audrey Hepburn, Lauren Bacall, Ingrid Bergman o Sofia Loren.
Estreno polémico
Son muchas las leyendas que circulan en torno a películas que provocaron desmayos durante sus estrenos, y 'Los ojos sin rostro' es una de esas obras que pondrían su granito de arena en algo que se acabaría convirtiendo en una fórmula perfecta de promoción.
Fue durante su pase en el festival de cine de Edimburgo del año 1960, cuando se reportó que hasta siete personas se desmayaron durante la escena de la cirugía, algo que el propio Georges Franju se tomó con humor, diciendo: "Ahora entiendo por qué los hombres escoceses llevan falda".
La crítica
Como pasaría con muchas de las películas de género que acabarían siendo objeto de culto con el paso de los años, 'Los ojos sin rostro' no fue muy bien recibida por la crítica en el momento de su estreno.
Sin ir más lejos, una de las pocas reseñas positivas que tuvo el film de Franju fue por parte de la prensa inglesa, en el periódico The Spectator. La autora de la crítica fue Isabel Quigly, quien aseguró que era "una de las películas más enfermizas que había visto nunca" y que le había encantado, declaraciones que casi costaron su despido de la publicación, ya que la grandísima mayoría de las opiniones de la época tachaban el film como un producto de explotación hecho únicamente para escandalizar.
El ejemplo de ello lo tenemos en el estreno que la peli tuvo en Estados Unidos, donde vio la luz en un programa doble acompañada de 'El monstruo de dos cabezas', título de terror y ciencia ficción de serie B co-producido con Japón.
La respuesta de Franju
Cansado de que la crítica especializada no le tomase en serio, y teniendo en cuenta que la gran mayoría de los textos que se publicaron iban por el mismo camino, el propio director no se cortó un pelo a la hora de responder a quienes tacharon 'Los ojos sin rostro' de título insignificante y una película de terror menor.
Fue una opinión de un compañero francés, que decía que Franju no había sido capaz de demostrar todo su talento y potencial como cineasta, lo que hizo que el fundador de la Cinémathèque dejase bien claro que su propuesta era su demostración de que "el cine de terror tenía que empezar a tomarse en serio", siendo el paso de los años lo que acabaría dando la razón al director y lo que convertiría a su genuina película en una de las obras clave del cine de terror de todos los tiempos.