Con seis largometrajes a sus espaldas, siendo ya uno de los grandes referentes del panorama cinematográfico independiente de los años sesenta y setenta del siglo pasado, y con un nombre propio que sus compañeros coetáneos no hacían más que elogiar, en 1974 John Cassavetes lograba una de las proezas de su carrera: conseguir sacar adelante 'Una mujer bajo la influencia'.
Protagonizada por una espléndida Gena Rowlands, la historia nos presentaba el desliz hacia un total enajenamiento por parte de una madre de familia, Mabel Longhetti. Su marido, Nick (Peter Falk) intentará por todos los medios hacer que sus hijos no sean testigos del deterioro emocional de su madre, formándose un ambiente enrarecido que acabará absorbiendo a todos los personajes a un pozo de drama psicológico digno de estudio, y cuyo proceso de producción y todos los problemas que acarreó, repasamos en el presente especial.
La joya que nadie esperaba
Richard Dreyfuss llegó a decir que vomitó tras verla por primera vez debido a cómo removió sus sentimientos. Martin Scorsese se declaró fan número uno sin siquiera haberla visto. Pasó a ser una de las joyas incunables de Criterion. Y acabó pasando a la historia como un drama psicológico de manual, el cual resultaría ser tan perturbador como fascinante.
Y por si el posicionamiento de la crítica no fuese suficiente para demostrar que fue un éxito, nunca está de más recordar que aquella película sacada adelante con la caridad de los familiares de Cassavettes (y la nueva hipoteca sobre su casa), en cuya distribución tampoco quiso participar ninguna empresa, acabaría reportando cerca de 12 millones de dólares de beneficios en todo el mundo. Para que luego haya quienes aún desconfían de la grandeza del indie.
Oda a 'Una mujer bajo la influencia'
Musa
La idea original de la película se la debemos a la propia Gena Rowlands, compañera de vida y profesión de Cassavetes, la cual le comentó las ganas que tenía de interpretar una obra teatral sobre un personaje en el que estuvieran presentes los dilemas, problemas e inquietudes de la mujer en los años setenta.
El texto
Dicho y hecho, el cineasta se centró en escribir el texto. Sin embargo, una vez que este ya estaba terminado, fue el propio John Cassavetes quien se dio cuenta de que la obra era tan intensa que, de haberse estrenado en el teatro, la actriz sería incapaz de soportar el desgaste emocional que supondría ese papel.
Siendo conocedor de que tenía entre manos un muy buen producto, optó por adaptarla al guion de un largometraje.
Sin interés
Cuando hablamos del cine de los setenta, y sobre todo del que se movía en los círculos más independientes y de autor, es una coletilla muy común el alabar lo modernas que suponen muchas de las propuestas que se estrenaron, sea cual fuese el género.
Una de ellas fue 'Una mujer bajo la influencia', para cuya financiación John Cassavetes tuvo que ingeniárselas e ir probando llamando a diferentes puertas, ya que la primera negativa a financiar el guion fue la contundente frase de: "a nadie le interesan los problemas de una mujer de mediana edad".
Sin dinero
Resulta curioso que, siendo su séptimo largometraje como director, John Cassavetes finalmente no encontrase a nadie que le quisiera financiar la película.
Y ahí es cuando decidió que, si quería que Gena Rowlands se luciese como debía con ese papel, no le quedaba otra que re-hipotecar su casa y pedir dinero a sus más allegados. Peter Falk, el legendario Colombo, aportó medio millón de dólares.
Casera
Ya que se trataba de un proyecto absolutamente independiente, no les quedó otra que convertirse en personal dispuesto a realizar diferentes tipos de tareas. Por ejemplo, la propia Gena Rowlands fue la encargada de su imagen, maquillándose y peinándose ella misma.
Para completar el equipo técnico, John Cassavetes contó con alumnos del American Film Institute.
Sin distribución
Era de esperar que, si nadie había querido financiar la película, iba a ser también complicado encontrar un distribuidor. Ese fue el motivo por el que Cassavettes se encargó personalmente de ir ofreciendo la película a los cines que estuviesen interesados en proyectarla.
Con esto, acababa de quedar del todo constatada la total independencia de la película en lo que al mercado cinematográfico se refiere.
El factor Scorsese
Pese a que la distribución en cines de iba a correr por cuenta de Cassavettes, la selección de la película en un importante festival fue uno de los detonantes para que el título lograse una ventana internacional.
Se trataba del Festival de Cine de Nueva York, el cual había seleccionado 'Alicia ya no vive aquí' de Martin Scorsese. El director, quien se declaró un gran admirador de la trayectoria de Cassavettes, amenazó con retirar su película de la programación si 'Una mujer bajo la influencia' no era también una de las escogidas.
Y llegó el éxito
Tan pronto como la película empezó a circular por festivales, la crítica no pudo hacer otra cosa que elogiar la estremecedora interpretación de Gena Rowlands.
El director había estado en lo cierto en cuanto a la total entrega de la actriz, quedando claro que de haber sido una obra de teatro, su esposa habría acabado enajenada al dar vida al personaje de Mabel Longhetti más de siete veces a la semana.
El reconocimiento formal
Una película hecha al margen de la industria, acabaría teniendo más potencia cinematográfica que cualquier otra de una major. Superado este momento y con la crítica especializada a su favor, llegaron las pertinentes nominaciones a los Globos de Oro y al Oscar.
En los primeros, Gena Rowlands conseguía el premio por su interpretación. En los segundos, Ellen Burstyn le arrebataba la estatuilla por 'Alicia ya no vive aquí'.
Gracias a 'Una mujer bajo la influencia', Cassavettes consiguió su primera y única nominación al Oscar al Mejor Director, galardón con el que nunca sería reconocido.
Legado eterno
Siendo ya común en las listas de las mejores películas de todos los tiempos, sería en 1990 cuando llegaría un nuevo reconocimiento para aquel título por el que nadie dio un duro y que tacharon de poco interesante.
Así fue como fue una de las primeras quince obras escogidas por el National Film Registry de Estados Unidos, con el fin de preservarla debido a su importancia tanto estética como cultural e histórica.
