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CLUB DE CINE

'Orgullo y prejuicio': Romántico convencionalismo rural

Aprovechando el inminente estreno de 'Anna Karenina'repasamos la primera película que unió (profesionalmente) a Joe Wright y Keira Knightley.

Por Jesús Agudo Más 14 de Marzo 2013 | 08:54
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Como ya lo ocurrió a Woody Allen con Mia Farrow o a Ingmar Bergman con Liv Ullmann, el director británico Joe Wright parece haber encontrado en Keira Knightley la inspiración para todos los personajes femeninos de su universo. El estreno de la lujosa nueva adaptación de la novela León Tolstói, 'Anna Karenina', supone la tercera colaboración de esta pareja cinematográfica que se dio a conocer con otra famosa adaptación literaria: 'Orgullo y prejuicio'.

Orgullo y prejuicio

Trasladar a la gran pantalla la conocida obra de Jane Austen no era una tarea sencilla. En 1995, la BBC ya se había aventurado a adaptar esta historia de amor entre clases en una miniserie que consagró a Colin Firth como el prototipo de perfecto caballero inglés y que se convirtió en un clásico instantáneo para el público británico. Volver a dar vida a los mismos personajes en una nueva adaptación, esta vez para la gran pantalla, no sólo suponía un reto por la extensión y complejidad de la obra original sino por el alto listón impuesto por la miniserie.

Joe Wright, que ha demostrado con sus posteriores trabajos un especial interés por la recreación histórica, firma con 'Orgullo y prejuicio' una de las mejores óperas primas de la última década. Una producción donde la maestría del director se aprecia en cada una de las escenas, con planos secuencia perfectamente coreografiados en los que los personajes se entremezclan para dar vida a una historia donde la sutileza y los pequeños detalles marcan la diferencia.

Keira Knightley da vida a uno de los personajes femeninos más importantes de la literatura universal con una convicción y naturalidad que logran ensombrecer la hierática interpretación de Matthew Macfadyen. Su Elizabeth Bennet, una joven atrapada en los convencionalismos de su época, aporta la cordura en una familia dispar donde la preocupación por el matrimonio sobrevuela en cada momento. El guión de Deborah Moggach, además, adapta la obra de Austen con una mirada contemporánea y dota al personaje de Knightley de una acidez y una rebeldía mucho más evidentes que en el original.

Orgullo y prejuicio

La pareja protagonista, que se debate entre el orgullo clasista de él y los prejuicios de ella, va desenmascarando su sentimientos a través de secuencias que funcionan como verdaderos compartimientos estancos en una historia de amor interrumpida. El primer encuentro, que se desarrolla durante un baile, ensalza del valor de Wright como director, con una brillante puesta en escena y una compleja dirección de actores.

Romance y técnica

Wright construye en 'Orgullo y prejuicio' una equilibrada narración entre emoción y romanticismo. Porque aunque la obra Austen quisiese criticar el papel de las mujeres en la sociedad decimonónica inglesa y el matrimonio a través de su personaje femenino protagonista, no hizo otra cosa que escribir una romántica historia de amor entre clases. Todo envuelto, eso sí, en un diseño de producción irreprochable, con una fotografía preciosista de Roman Osin y una banda sonora obra de otro de los colaboradores habituales de Wright: Dario Marianelli. La Academia no dudó en reconocer la calidad técnica de la cinta y además de la partitura de Marianelli nominó el diseño de vestuario y la dirección artística. Keira Knightley también fue candidata al Oscar por su esforzado trabajo interpretativo.