La última gala de los premios Oscar fue un absoluto fracaso. Excesivamente larga, sin gracia y con escasa emoción por parte de los galardonados, sólo la sorpresa de 'En tierra hostil' alzándose como mejor película despertó a los espectadores de su letargo. Este año las cosas no han sido muy diferentes.
Las intenciones de la Academia eran rejuvenecer la ceremonia y para ello se sirvieron de dos de los jóvenes actores más talentosos del panorama actual: Anne Hathaway y James Franco. La pareja comenzó la gala con un video repasando todas las nominadas, desprendiendo frescura y humor a medida que profundizaban en el 'Origen'. Pero a partir de ahí todo fue cuesta abajo.
Anne y James llegaron al escenario bastante nerviosos y él incluso se permitió el lujo de salir grabando un video para su web. Después vimos modelitos, risitas y a un rigidísimo Franco que no hicieron más que poner en duda si el fallo eran ellos o los guionistas de la gala. Hathaway brilló levemente con su breve actuación musical, pero él no logró arreglarlo ni disfrazado de Marilyn Monroe.
Un año más, para no variar, el 'In memoriam' volvió a dejarse en el tintero nombres importantes como el de nuestro Berlanga.
Uno de los aspectos más criticados de las últimas galas era que los premios honoríficos se otorguen en una gala independiente, pero para darles un pequeño detalle los galardonados aparecieron en escena para que sus compañeros pudieran aplaudirles. Sin embargo, no se les permitió tener un micrófono para agradecerlo.
No hubo ninguna sorpresa entre los premiados, por lo que los elegidos ya se lo esperaban, y los discursos fueron tan correctos como les gusta a la Academia.
Un año más repetimos gala aburrida y sin ritmo. A ver si el próximo año consiguen convencer a Hugh Jackman para que vuelva a levantar el listón, porque como ésto siga así...