Entre las muchas anécdotas que nos ha deparado la gala de los Oscar está la del momento "vamos a repartir pizza entre los asistentes". Ellen DeGeneres, encargada de amenizar la velada con sus chistes y ocurrencias, salió al escenario con un gorro para hacer una colecta y así poder llamar a la pizzería más cercana. Los invitados sacaron varios fajos de billetes y se los fueron dando, siendo el más generoso Harvey Weinstein y sus 200 dólares. Todo parecía que iba a quedar en una simple broma, hasta que en su siguiente intervención apareció Ellen escoltada por un pizzero con tres cajas de tan suculento manjar.
Aunque pareciera que era un gag más que preparado, pero la verdad es que el encargado de entregar las pizzas no era un actor sino Edgar Martirosyan, el verdadero copropietario del local 'Big Mama's and Papa's'. El repartidor ha acudido al programa matinal de Ellen para contar su experiencia y lo que verdaderamente pasó.
"Ellos me dijeron que iba a repartir las pizzas para los guionistas. Luego cuando estaba allí, solo me dijeron: "Espera aquí". Entonces tú saliste y me dijiste que te siguiera. Y fuimos y ya estaba sobre el escenario. Estaba impactado", dijo Martirosyan.
Al parecer, Ellen DeGeneres es una clienta habitual de esta cadena de restaurantes y cuando recibieron un encargo no sospecharon lo que podía pasar. Una vez en el escenario, lo que pasó después forma ya parte de la historia de estos premios. Brad Pitt repartiendo platos de plásticos mientras que actrices de la talla de Meryl Streep o Julia Roberts se lanzaban como locas a por su trozo de pizza. Y es que cuando el hambre aprieta, ya puedes ser una estrella de Hollywood que un simple mortal... De esta manera, las personalidades del mundo del espectáculo vieron cumplido su sueño de que durante la gala de los Oscar haya algo que llevarse de comer a la boca, al igual que en los Globos de Oro.
Martirosyan afirma que le hizo especial ilusión conocer a Julia Roberts, a la que definió como "la mujer de sus sueños". Para compensarle el favor, Ellen DeGeneres le ha hecho entrega de lo que le corresponde: su propina. 600 euros fue lo que recolectó entre los espectadores y para redondear la cantidad, sacó de su bolsillo 400 euros más. 1.000 euros por repartir unas pizzas e intervenir en uno de los shows más famosos alrededor del mundo.
Una campaña gratuita valorada en 10 millones de dólares
La participación de Martirosyan en la ceremonia ha supuesto además todo un impulso para el negocio. Desde su intervención no han dejado de recibir pedidos y un sinfín de solicitudes para abrir franquicias por Estados Unidos: "Nos estamos quedando sin comida en todas nuestras tiendas. Estamos pidiendo a nuestros proveedores más suministro para poder atender todos los pedidos". Según los expertos y teniendo en cuenta las tarifas publicitarias de ABC el coste de esta promoción, de haber sido pagada, hubiera ascendido a los 10 millones de dólares.