La máxima de Woody Allen de que las películas no deberían competir entre ellas queda ahogada cada año cuando los Oscar empiezan a sonar de fondo. Surge el odio hacia unos títulos con el objetivo de impulsar a otros, pero hay gente que está -o al menos debería estarlo- al margen de esas disputas. Los directores son las mentes creadoras de esas películas que han agolpado las supuestas mejores críticas del año y han tenido una recepción notable entre la magnánima audiencia, por lo que conocen mejor que nadie lo dificultoso que resulta ver un filme propio proyectado en el circuito de cines y aceptado por el público. El premio de la Academia al realizador sería la guinda final a esos años y neuronas invertidos en el proyecto, por eso siempre resulta interesante conocer cuál de estos cineastas logra alzarse con la estatuilla de una categoría menos marcada por la lucha de marketing constante y más determinada -habitualmente- por la labor de sus protagonistas.
Esta carrera está siendo especialmente desconcertante, sobre todo teniendo en cuenta la división de los gremios, que han repartido sus galardones en tres direcciones diferentes. En el apartado de dirección nos encontramos con la posibilidad de que el responsable de aquella película que se haga con el premio más significativo no sea reconocido como mejor director del año. Algo que vimos en 2012 y 2013 cuando Ang Lee y Alfonso Cuarón se llevaban a casa el premio sin tener que levantarse poco después a por el de mejor producción del año. Por lo que hay que plantearse esa situación, ya que es realmente probable que se produzca de nuevo ante una obvia división de los votos.
Si la inercia, como es la tendencia general en los Goya, fuera dominante, los académicos se decantarían por el director emparejado con su película favorita del año, pero esa falta de unanimidad en la categoría reina abre las puertas a prácticamente casi todos los directores nominados. Todos ellos tienen elementos a favor a la hora de valorar sus interesantes trabajos, pero también tienen aspectos contrarios que pueden impedirles llevarse la estatuilla a casa. Estos son los pros y los contras de cada uno de los cinco cineastas:
Oscar 2016: Los puntos a favor y en contra de los candidatos a mejor director
Lenny Abrahamson ('La habitación')
A favor:
El hecho de que sustituyera a Ridley Scott en este quinteto evidencia la amenaza que puede suponer, al haber logrado previamente que 'La habitación' se impusiera en el Festival de Toronto. Además su capacidad de encerrarse en un reducido espacio con sus dos actores y lograr sacar lo mejor de ambos y meterse en la piel de sus personajes con la cámara, podría haber impactado lo suficiente a los académicos.
En contra:
Su nombre no tiene tanta resonancia como el de sus compañeros, por lo que el diploma de nominado y seguramente ver a Brie Larson ganar en la categoría de mejor actriz serán suficiente premio. Tampoco los gremios se han puesto del lado de su cinta, por lo que sus posibilidades son escasas, aunque el público y la crítica hayan quedado prendados con su trabajo.
Tom McCarthy ('Spotlight')
A favor:
'Spotlight' es una de las candidatas con más posibilidades de ascender al Olimpo de las ganadoras a mejor película, por lo que McCarthy podría verse arrastrado por ese caballo de carreras y llevarse el premio de director a casa. La victoria en el gremio de actores tiene mucho que ver con el trabajo del cineasta con su excelente reparto, así que no hay que despreciar sus posibilidades.
En contra:
Si la Academia pretende premiar a aquellos directores que tratan de innovar, McCarthy no ha jugado ese papel este año. Narró muy bien la historia que tenía entre manos, lo cual probablente le suponga un premio al mejor guión, pero no deslumbró formalmente con su realización. Y como se ha comentado previamente, la película y el director ganadores no siempre van de la mano.
Adam McKay ('La gran apuesta')
A favor:
Ha logrado una de las películas con más personalidad del 2015. Con un carácter ecléctico, pero coherente, Adam McKay logró con 'La gran apuesta' que todo el mundo saliera indignado del cine comprendiendo un tema tan enrevesado -intencionadamente- como la crisis que nos asoló hace ocho años. Además es un hombre con reputación en el oficio, que ha triunfado con el salto de la comedia al drama, transformación que gustará a sus compañeros de Academia. A tener en cuenta también, la victoria de la película en el gremio de productores puede jugar a su favor.
En contra:
Ese estilo ecléctico puede no ser tan bien visto entre el sector más cerrado de mente de la Academia, y todos sabemos que ese sector es más amplio de lo que debería. Su tono agridulce también podría restarle puntos, ya que la reivindicación y los Oscar no suelen congeniar. Al igual que estos premios suelen premiar al drama puro, y aquí nos encontramos con los efectivos rastros de comedia propios de McKay.
George Miller ('Mad Max: Furia en la carretera')
A favor:
Ha sido el mimado de la crítica desde que 'Mad Max: Furia en la carretera' se estrenara en mayo, y por una razón muy simple: su rompedora visión. Miller afronta su primera nominación como director -a pesar de contar con un Oscar por 'Happy Feet'- siendo uno de los candidatos con más posibilidades. Ha regresado a su universo favorito con una película visualmente extraordinaria y una labor de dirección digna del aplauso de todo espectador.
En contra:
Aunque su película haya estado en boca de todos desde su estreno hace nueve meses, ese lapso temporal le resta fuerza frente a otros nominados cuyas películas han empezado a hacer ruido recientemente. Esa lejanía en el tiempo podría afectarle, aunque si los académicos han seguido acordándose de él lo suficiente como para nominarle no hay que descartar que se imponga al resto de su colegas en la gala.
Alejandro González Iñárritu ('El renacido')
A favor:
Las duras condiciones del rodaje, el tirón de Leonardo DiCaprio y el enamoramiento de la Academia hacia él son esos factores independientes de la calidad de la película que le ponen en ventaja con respecto al resto de nominados. Pero su dedicado trabajo añade a esas posibilidades, porque su reconocimiento por el gremio de directores -haciendo historia como primer realizador que vence dos veces consecutivas- y su personalidad inquebrantable como cineasta le han llevado a liderar la carrera por el momento.
En contra:
Las tres estatuillas con las que se hizo el año pasado podrían llevar a los académicos a querer evitar la redundancia de repetir con el mexicano. Solo John Ford y Joseph L. Mankiewicz se impuesto dos veces seguidas en la categoría de mejor director, por lo que no es una hazaña en la mano de cualquiera. Además Miller también puede presumir de haber orquestado un duro rodaje, de haber sacado lo mejor de Charlize Theron y haber demostrado maestría con la cámara, por lo que la carrera sigue abierta y hasta el 28 de febrero no sabremos quién cruza primero la meta.