La pandemia del COVID-19 ya anticipaba una gala de los Oscar atípica. El cambio de localización a la estación Union Station de Los Ángeles, la no presencia de muchos de los nominados o la necesidad de tomar medidas contra el coronavirus, han derivado a una ceremonia bastante extraña, monótona y sin apenas momentos destacables en la que lo que más ha destacado han sus fallos y errores.
En primer lugar lo hemos visto durante la alfombra roja, cuando las actuaciones musicales han sido relegadas a vídeos pregrabados que se han emitido entre el desfile de estrellas. Se perdía la emoción del directo, su realización estaba lejos de lo esperable para vídeos postproducidos y han terminado pasando sin pena ni gloria por pantalla. También se ha percibido como un gesto feo hacia los artistas nominados este año, puesto que de contar con estrellas del caché de Lady Gaga como en ediciones pasadas, esta apuesta por el enlatado ni se les hubiera pasado por la cabeza.
La propia gala también ha palidecido ante la ausencia de pausas como las actuaciones en directo o clips de las películas nominadas, pequeños "descansos" entre premio y premio que se han echado mucho en falta. Y es que el evento ha terminado sumido en la monotonía de presentaciones alargadas hasta el extremo, discursos demasiados extensos y actos innecesarios que no aportaban nada al desarrollo de una entrega de premios. Solo las emotivas palabras de Thomas Vinterberg a su hija fallecida o el baile twerking de Glenn Close han conseguido levantar brevemente una ceremonia que ni siquiera parecía intentar lograr algo memorable.
Muy chocante también la ausencia de grandes estrellas entre los invitados. Las medidas contra el COVID han obligado a reducir el número de asistentes para mantener la distancia social y se ha contado mayoritariamente con los nominados, lo que se ha traducido en la falta de rostros destacados protagonizando momentos icónicos, y dejándonos memes para la posteridad. La pandemia exige tomar medidas desesperadas, pero también soluciones ingeniosas. Porque hasta en los Goya vimos más estrellas de Hollywood desfilar por pantalla.
El homenaje a Chadwick Boseman que nunca llegó
También ha sido muy latente el cambio en el orden de entrega de los premios. Dar el Oscar a Mejor Dirección hacia la mitad de la gala y el de Mejor Película antes que los galardones de interpretación, han terminado por restar emoción a la ceremonia. Y eso que la decisión parecía buscar el efecto contrario.
Dejar para el final el Premio al Mejor Actor parecía una elección motivada por la presencia del fallecido Chadwick Boseman en la categoría. Steven Soderbergh, director al mando de la ceremonia de esta 93 edición de los Oscars, habría querido cerrar la gala por todo lo alto con una emotiva despedida a este intérprete nominado por 'La madre del blues', que sonaba como favorito para llevarse el galardón. Sin embargo, el premio fue finalmente para Anthony Hopkins, que ni siquiera estaba presente en la gala, traduciéndose en un cierre muy anticlimático y fallido.
Y hablando de homenajes a fallecidos, el In Memoriam ha sido otro de los momentos malogrados de estos Premios Oscar 2021. Fueron muchas las estrellas y los profesionales de la industria los que nos dejaron en 2020, lo que hubiera requerido de más tiempo del habitual para honrarlos a todos. Pero en vez de optar por esta opción, se ha preferido hacer un montaje a un ritmo extremadamente rápido que ha pasado sin pena ni gloria por pantalla. Y con una música bastante jovial que no favorecía nada a lo que debería de ser un homenaje solemne y emotivo.
Así al final la sensación que queda es de una sucesión de torpezas, ¿no? ¿Qué os ha parecido?