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CRÍTICA

'Ouija': Juegos mortales

Michael Bay en su faceta de productor vuelve a apostar por un título de terror, apadrinando el debut tras las cámaras de Stiles White. Estreno en cines, el viernes 5 de diciembre.

Por Daniel Lobato Fraile 4 de Diciembre 2014 | 14:30

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Nunca juegues en el cementerio. Nunca juegues solo. Y siempre debes despedirte con un adiós al acabar la sesión. Estas son las reglas que debes seguir para sobrevivir a la ouija. Sáltate solo una y estarás muerto. Sé temerario (o un incosciente) y pasa de ellas una y otra vez por mucho que te las estén recordando hasta la saciedad y sufrirás el peor de los tormentos, uno llamado 'Ouija'. Incrédulo, no harás caso de la advertencia que hace el mismo cartel de la película, "¿todavía crees que es solo un juego?", tentarás a la suerte e irás al cine. Y cuando te revuelvas en tu butaca resonará una voz en tu cabeza, grave, profunda, de una condescendencia que esconde cierta maldad y te dirá... "te lo dije".

Ouija

Con más errores que aciertos en el género, Michael Bay se atreve a producir un nuevo título de terror enfocado a hacer las delicias (o a despertar los temores) del sugestivo público juvenil utilizando como medio la tabla de la ouija, un mal llamado "juego" que permite contactar con espíritus del más allá. Unos entes, que al menos en el cine, se suelen caracterizar por su psique homicida y que en esta ocasión tienen en cinco incautos adolescentes a sus víctimas. Entramos pues, en la vertiente más clásica del género, alejada de esas propuestas escépticas como pueden ser 'Luces rojas' de Rodrigo Cortés o la recentísima 'Magia a la luz de la Luna' (llegan a las carteleras el mismo día en nuestro país) de un ya algo perezoso a estas alturas de la vida, Woody Allen. El más allá no solo existe, sino que esconde terribles males y está sediento de pánico y dolor, usando el tablero de la ouija como portal para hacer de las suyas.

Avalada por el éxito del remake de 'La matanza de Texas' y la sorpresa que supuso 'Insidious', 'Ouija' ni convence ni sorprende. Su guion pasa sin pena ni gloria por los lugares comunes del género, presentándose casi como una slasher movie en la que los desgraciados protagonistas caen uno a uno, dejando en suspense en averiguar quién será el siguiente en caer. Y todo a pesar de un interesante punto de partida que intenta profundizar en las consecuencias emocionales que puede tener la ouija en las personas más sugestivas.

Stiles White, su director y co-guionista, es un tipo versado en el género, pero sin visos de querer evolucionar. Seguramente tampoco lo vea necesario. Su último libreto, el de 'The Possession (El origen del mal)' recaudó en EEUU $40 millones, cuando su presupuesto fue de $14 millones. Si algo funciona ¿para qué cambiar? pensarán tanto sus productores como él. Si algún día uno de sus jóvenes actores se consagra como estrella de Hollywood siempre podrá recordar a modo de anécdota sus inicios en el terror más chusco, como Matthew McConaughey o Renée Zellweger en 'La Matanza de Texas: La Nueva Generación', Amy Adams en 'Psycho Beach Party' o Leonardo DiCaprio en 'Critters 3'. Quizás solo por cazar futuros personajes poderosos de la industria merece la pena ver producciones como esta.

Dudas que matan

Más allá de su falta de carisma, de ritmo o de argucias que impacten (cae muy pronto en la repetición de trucos con los que intentar asustar al espectador), el problema que presenta 'Ouija' es que no tiene claro cuál es su objetivo ni sus intenciones. Arranca como un drama para convertirse en un relato clásico de casas encantadas, pasa al socorrido "quién será el siguiente en morir" y termina como una historia de fantasmas [spoiler] en forma de niña vieja que quiere consumir almas jovenzuelas [fin de spoiler]. Y por el camino ha perdido a su público, consumido por el tedio. Cuando una película de terror (entendida desde su perspectiva más lúdica) no es capaz ni de entretener, es que realmente algo va mal en el mundo.

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