Un rastreador galáctico que persigue a una peligrosa y desagradable criatura del espacio llamada Moorwen llega a la Tierra en la época de los Vikingos, con quienes deberá aliarse para hacer frente al alienígena depredador que transportaba en su nave justo antes de estrellarse.
Esta es la sinopsis de 'Outlander', película de ciencia-ficción dirigida por Howard McCain y protagonizada por James Caviezel, John Hurt, Ron Perlman, Jack Huston, John Beale, Katie Bergin, Cliff Saunders y Sophia Myles entre otros.
Cura contra el insomnio
Lamentable en todos sus aspectos resulta ser 'Outlander', pouporrí tanto estético como argumental de títulos que van desde 'El guerrero número 13', 'Beowulf' o 'El guía del desfiladero', pasando por 'Depredador' y 'Navigator'. Como si de una producción televisiva en la línea de 'Beowulf & Grendel' y otras joyas similares que suelen llegar a nuestras manos directamente en formato doméstico se tratara, lo cierto es que 'Outlander' se encuentra mucho más cerca de ser considerada como la nueva producción Asylum que de un producto mínimamente serio.
Protagonizada por ese clon de Christian Bale de nombre James Caviezel, la película de Howard McCain resulta manida e insulsa en todos sus aspectos, construyendo un metraje insoportablemente extenso a base de los clichés más manidos del género que bajo la premisa de un foráneo llegando a tierras nórdicas en busca de su némesis, resulta poco más que un calco de títulos anteriormente citados como 'El guerrero número 13' y 'El guía del desfiladero'.
La acción transcurre con exasperante lentitud, sin margen a la sorpresa ni en los acontecimientos ni en los diálogos, ofreciéndonos resolcuiones por momentos risibles ante su obviedad y unos efectos especiales y secuencias de acción en los que la oscuridad y la cámara rápida se erigen como principal leitmotiv, en un intento frustrado de ocultar sus carencias. Tan sólo los deja vus futuristas nos ofrecen algo de deleite visual, asentando unos precedebntes deudores de 'Alien' o la reciente 'Dead Space', en una película carente de empaque alguno que, eso sí, resolverá cualquier problema de insomnio entre el personal.
No pocas cuestiones existenciales asoman a la mente del espectador durante el visionado de 'Outlander', si bien, por encima de todas, una resuena con especial énfasis en nuestras mentes: ¿qué coño pinta el enano del póster?
Bostezo sólo de pensar en ella.