CRÍTICA

'Parenostre': A los Pujol no se les imita, se les representa

Filmax estrena el nuevo largometraje de Manuel Huerga, biopic sobre Jordi Pujol protagonizado por Josep Maria Pou, que ya está en salas.

Por Marcos Vasco Martín-Grande Más 16 de Abril 2025 | 12:00
Amo profundamente ese cine español hecho en los márgenes, que se fija en lo rural y cotidiano de la vida

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Josep Maria Pou es Jordi Pujol en 'Parenostre'
Josep Maria Pou es Jordi Pujol en 'Parenostre' (Filmax)

Hubo un tiempo en el que la familia Pujol era simplemente intocable. Fueron más de 23 años, del 8 de mayo de 1980 al 20 de diciembre de 2003, en los que el patriarca del clan, Jordi, gobernó la Generalitat de Catalunya. Antes, como tantos otros políticos de su generación, había sido erigido como uno de los nombres clave de la transición.

Sin embargo, tan pronto como los primeros casos de corrupción salieron a la superficie, el cuestionamiento no se hizo esperar. Aquí parece interesada en poner el foco 'Parenostre', el biopic que Manuel Huerga ('Salvador (Puig Antich)') le ha dedicado al expresident y que, de la mano de Filmax, ya está en salas.

Por un lado, 'Parenostre', al tratar de reconstruir los pasajes vitales más destacados del sujeto en cuestión a partir de un lugar clave del presente desde el que rememorar el pasado, responde a un modelo de cine biográfico convencional. La estructura fragmentada del guion firmado por Toni Soler ('Polònia') parte de esos días en los que los escándalos familiares -las ITV, las cuentas corrientes en Andorra- comenzaron a circular por círculos políticos y mediáticos.

Josep Maria Pou y Carme Sansa son Jordi Pujol y Marta Ferrusola en 'Parenostre'
Josep Maria Pou y Carme Sansa son Jordi Pujol y Marta Ferrusola en 'Parenostre' (Filmax)

Estos sirven de excusa para la ejecución de una serie de flashbacks dispuestos a recrear la infancia del pequeño Jordi durante la Guerra Civil, su oposición de juventud al franquismo y el inicio de la relación sentimental con Marta Ferrussola (Carme Sansa), quien posteriormente se convertirá en su mujer.

Por otro, y aquí lo diferencial de la propuesta, 'Parenostre' es tan consciente de su condición misma de ficción que en ningún momento trata de ser, por lo menos en términos visuales, un reflejo exacto de la realidad. Decisiones como la renuncia a la caracterización de los intérpretes, distanciándose de cualquier búsqueda de similitud física con las figuras públicas que dan nombre a los personajes -véase como mejores ejemplos a Josep María Pou como Jordi o a Alberto San Juan en el papel del emérito-, la constante presencia de planos con miembros de la familia viendo la televisión y leyendo el periódico mientras se reproducen fragmentos de programas informativos y portadas de diarios o una secuencia final destinada a subrayar la premeditada artificiosidad que emerge ante la mirada del espectador -Pou abandonando el set rodaje-, dejan clara su esencia de representación.

A fin de cuentas es lo que hacen los miembros del linaje para tratar de salvar su imagen y convencer a la opinión pública, sobre todo a la catalana, de que en realidad es un montaje perpetrado desde Moncloa para dañar el 'procés' -la herencia familiar como excusa para guardar parte del patrimonio en paraísos fiscales. Recordemos que en 2014 el propio Pujol confesó tener fortunas sin declarar en Andorra-.

Pero también se trata del 'modus operandi' de la conocida como Operación Cataluña, en la que supuestamente una brigada político-policial del Cuerpo Nacional de Policía, siguiendo órdenes del Ministerio del Interior de Jorge Fernández Díaz, habría fabricado informes falsos para desprestigiar a personalidades varias del independentismo catalán, entre ellas el propio Pujol y su círculo -el juicio comenzará el próximo 10 de noviembre-.

A medio camino

El problema es que, en este sentido, Huerga nunca llega a lanzarse verdaderamente al vacío. 'Parenostre' queda en evidencia durante la inclusión de algunos fragmentos televisivos y primeras planas en las que son los propios actores y actrices quienes interpretan a sus personajes, mientras que en otros se opta por mostrar directamente a las figuras reales.

Tampoco se entienden los motivos de una estética que parece sacada de la introducción de 'Black Mirror' -en los saltos temporales, la imagen toma forma de onda distorsionada-. Y finalmente se reprocha el intento desesperado de que el público conecte con el protagonista, recurriendo al sentimentalismo del amor adolescente o a la victimización de los niños que vivieron en primera persona el conflicto armado.

5
Lo mejor: Su autoconciencia de saberse representación.
Lo peor: La idea principal no llega a abrazarse del todo, el sentimentalismo y la victimización fácil para llegar al personal.