Con casi una treintena de producciones a sus espaldas, contando largometrajes, cortos y productos para televisión, el holandés Paul Verhoeven no solo se ganó el respeto del público y la crítica desde casi los albores de su carrera, sino que con el paso de los años ha podido revalidar su título como cineasta que, en muchas ocasiones, ha estado ligado al escándalo debido a la incorrección política que casi siempre se ha reflejado en sus producciones.
Nacido en Amsterdam en 1938, Verhoeven se introdujo en el mundo del séptimo arte en el año 1960, después de haberse doctorado en Matemáticas y Física por la universidad de Leiden. Considerándose un fan absoluto de 'La guerra de los mundos' de 1953, había sido durante sus últimos años como universitario que había empezado a picarle el gusanillo de la dirección, motivo por el cual empezaría a asistir a algunas clases en la Netherlands Film Academy. Llegaron entonces sus primeros cortometrajes, en los que empezó a trabajar con el que se convirtió en uno de sus actores fetiche: Rutger Hauer.
De Europa a Hollywood
Fue después de su quinto largometraje rodado en Holanda (ya había sido nominado al Oscar y su nombre ya era sinónimo de que algo grande estaba en camino), cuando Verhoeven dio el salto a Estados Unidos, donde trabajó entre 1985 y el año 2000.
Durante ese periodo, pasó de ser la última esperanza para el cine de ciencia ficción con cierto sello de autoría (porque, dejémoslo claro, pese a estar adscrito al mainstream, Verhoeven es un autor de manual), a dirigir dos de las películas que más calentaron al público en los noventa (ambas, películas de culto, cada una a su manera). Luego llegaron las sátiras y las propuestas antibelicistas, y un título con el que Hollywood pareció darle la espalda, motivo por el cual regresaría a su querida Europa para volver a ensalzarse como uno de los cineastas contemporáneos más importantes junto a nombres como los de Brian de Palma o Michael Haneke.
En el presente texto, seleccionamos las diez obras más notables en la carrera de Verhoeven, y las ordenamos de peor a mejor según el criterio de quien esto escribe. No están todas las que son, pero sí son todas las que están, las cuales suponen un claro reflejo de lo que podría significar el sello verhoeveniano.
El cine de Paul Verhoeven, de peor a mejor
'El hombre sin sombra'
Pese a que el propio Paul Verhoeven haya sido uno de los principales detractores de 'El hombre sin sombra', no está de más tener en cuenta esta versión bastarda del clásico de H.G. Wells como uno de los divertimentos más disfrutables de su carrera.
Levemente inspirada en 'El hombre invisible', fue la película con la que la crítica pareció darle la espalda al cineasta, y la cual Verhoeven ha llegado a tachar como "el film que no debería haber hecho". Sin embargo, en esta especie de slasher pasado de vueltas con un Kevin Bacon convertido en un ser empujado a la locura por el poder de la invisibilidad, hay que ver un poco más allá para comprender que se trata de un título cuyas pocas pretensiones están diametralmente opuestas a toda su incorrección política.
'Starship Troopers (Las brigadas del espacio)'
En el momento del estreno en cines de 'Starship Troopers (Las brigadas del espacio)', se llegó a decir de ella que era una burda película de ciencia ficción de serie B, incluso que sus actores estaban tan sobreactuados que no a Paul Verhoeven no se le podía tomar en serio.
Nada más lejos de la realidad: pocos años después, la película (basada en un relato de Robert A. Heinlein) que narraba el enfrentamiento entre soldados terrícolas e insectos extraterrestres, sería considerada como pieza de culto de finales de los noventa y su visión de los conflictos armados como una de las mayores sátiras del militarismo en los Estados Unidos.
'Delicias turcas'
Era 1973 cuando Paul Verhoeven llamaba la atención a la Academia de los Oscar por primera vez. Fue gracias a 'Delicias turcas', su segunda película como director, con la que Hollywood le puso un ojo encima al holandés, nominándola en la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa.
En ella, se nos contaba el tórrido romance entre un escultor llamado Eric (Rutger Hauer) y una joven, en lo que en su momento llegó a definirse como un cruce entre 'El último tango en París' y 'Love Story'.
'Showgirls'
Arrasó en los Razzie y acabó con la carrera de Elizabeth Berkley, estrella emergente tras su paso por 'Salvados por la campana' que vio como el ansia de fama de Nomi Malone arrasaba con todo lo que pillaba a su paso, incluido su propio futuro como actriz.
Ha sido el paso de los años lo que ha posicionado a 'Showgirls' como una de las joyas del cine trash más recordadas de los últimos años, la cual podría definirse a la perfección como uno de los títulos más descarados y con menos sentido del ridículo que se han estrenado de manera comercial. Además, sigue ostentando el récord de película con clasificación NC-17 (prohibida a menores de 17 años) más taquillera de la historia.
'Robocop'
Era 1987 cuando Paul Verhoeven conseguía con 'Robocop' convertirse en uno de los realizadores a tener en cuenta para el futuro.
Gracias a esta distopía convertida en objeto de culto, uno de los ejemplos de steampunk más destacados de la ciencia ficción de los ochenta y noventa, el director dejaba claro que parte de su esencia como narrador de historias era el hecho de no amedrentarse ante la corrección política, algo en lo que se recreó a gusto en un film que contó con dos secuelas y que fue víctima de un remake al que le faltaba toda la mala baba del producto original.
'Desafío total'
Basándose en un relato de Philip K. Dick y con un guion escrito a seis manos por Dan O'Bannon, Ronald Shusett y Gary Oldman, en 1990 Paul Verhoeven estrenaba su cuarto largometraje estadounidense, 'Desafío total'.
Como sucedía con su anterior film, este ejemplo de ciencia ficción acabó convertido en objeto de culto para los amantes del fantástico. En él, Arnold Schwarzenegger (acompañado de Sharon Stone) se convertía en Doug Quaid, quien en el año 2084 y asediado por un sueño recurrente con el planeta Marte, decide visitar una agencia de viajes que convierte los destinos soñados en algo casi tangible mediante el uso de estupefacientes. Eso le llevará a descubrir aspectos de su pasado que su memoria había borrado por completo.
'Instinto básico'
Tan solo hicieron falta Sharon Stone, un picahielos y el cruce de piernas más famoso de la historia del cine para convertir 'Instinto básico' en todo un hito cinematográfico que propició toda la retahíla de thrillers eróticos de los noventa que quisieron emular su éxito.
Si a eso le sumamos los revolcones con Michael Douglas y la presentación de una de las asesinas más icónicas del celuloide, nos encontramos con que la fórmula del film tenía todos los ingredientes para escandalizar y poner cachondo a medio mundo en el momento de su estreno, algo de lo que a día de hoy (lo de calentar al público) aún no se ha despojado la película.
'El cuarto hombre'
Antes de escandalizar al mundo con 'Instinto básico', Paul Verhoeven ya había dado algunos apuntes de lo que después acabaría plasmando en aquella gracias a 'El cuarto hombre', último título de su etapa holandesa que merece todas las reivindicaciones posibles, y el cual ganó el FIPRESCI en el Festival de Toronto de 1983.
En ella, el director hace que su estilo no tenga nada que envidar a Brian de Palma, David Cronenberg o incluso Alfred Hitchcock, mezclando la inusitada violencia en pantalla con un alto contenido sexual mezclado con imágenes de corte surrealista. Por si fuera poco, podemos catalogar 'El cuarto hombre' como uno de los thrillers con temática queer más importantes de la historia del cine.
'El libro negro'
Tras regresar a su Holanda natal, y cuando muchos pensaban que Paul Verhoeven había cavado su propia tumba tras el descalabro que había supuesto 'El hombre sin sombra', en el año 2006 el director conseguía que casi toda la crítica especializada volviese a comer de su mano gracias a 'El libro negro'.
Desligándose de varios elementos con los que había conseguido establecer un sello propio dentro de su filmografía, Verhoeven presenta lo que bien podría considerarse como su carta de amor al cine clásico, en la que se va hasta los años de la Segunda Guerra Mundial para contarnos la historia de una joven judía que decide infiltrarse en un cuartel alemán con la intención de seducir a un oficial nazi para extraerle información acerca de unos presos.
'Elle'
Podría ser un rape & revenge a la francesa, pero lo que Paul Verhoeven consigue con 'Elle' y la impecable (o magistral, llamadlo como queráis) interpretación de Isabelle Huppert va mucho más allá de la premisa de la que parte el incisivo film con el que el director volvía a consagrarse cual cineasta al que ovacionar.
No falto de la mala baba que le caracteriza, y metiendo el dedo en la llaga de la burguesía más acomodada, 'Elle' funciona tanto como thriller como comedia negra sobre las relaciones familiares, donde filias sexuales mediante, todo acaba detonando de la más sutil y elegante de las formas, pareciendo que estamos ante la sofisticación de un universo propio del que Verhoeven nos lleva haciendo ser partícipes desde la década de los setenta.
