De 'Billy Elliot' a 'Pina': 11 películas para celebrar el Día Internacional de la Danza

Isadora Duncan es una de las figuras imprescindibles de la danza contemporánea. De hecho, es considerada una de sus creadoras, con permiso de Loie Fuller. De ahí, que el cine le rindiese tributo a su atormentada vida con un biopic dirigido por Karel Reisz en 1968 y en el que Vanessa Redgrave se convirtió en la magnética bailarina. Una película que muestra cómo Duncan revolucionó el panorama artístico mundial en los años 20. La sublime interpretación de Redgrave le valió una nominación al Oscar a la mejor actriz.

Herbert Ross mostró su vocación como coreógrafo y director con varios títulos en los que combinó cine y danza, como 'Funny Lady' o 'Footloose'. Entre sus muchas colaboraciones con el afamado bailarín y actor letón Mijaíl Barýshnikov, una de las más destacadas fue 'Paso decisivo', en la que Barýshnikov encarnó al interés amoroso de Emilia (Anne Bancroft). La cinta narra el reencuentro de una estrella del American Ballet Theatre con una antigua compañera que dejó la danza por cuya hija quiere ser bailarina. Una oportunidad para rememorar una amistad única y que obtuvo 11 nominaciones a los Premios Oscar.

Nadie mejor que Herbert Ross para realizar el biopic de Vaslav Nijinsky y su descenso a los infiernos. La cinta está basada en los diarios del bailarín ucraniano, quien fue el primer bailarín de la reconocida compañía de los Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev. El film muestra lo pionero y revolucionario que fue Nijinsky, quien rompió los convencionalismos del siglo XIX y fue precursor de Barýshnikov y Nuréyev. La cinta también muestra la complicada relación que tuvo con Diáguilev, así como el rechazo a su propia homosexualidad, al casarse con la aristócrata húngara Romola de Pulszky.

Aunque la danza clásica y la contemporánea ocupen los principales títulos relacionados con el baile, eso no implica que no haya otros títulos en los que se reivindiquen otras disciplinas. Es el caso del largometraje japonés 'Shall We Dance?', dirigido por Masayuki Suo y tuvo un remake en 2004 protagonizado por Richard Gere, Susan Sarandon y Jennifer López. Ahora toca reivindicar la cinta original nipona, que narraba cómo un oficinista de mediana edad descubre su pasión por los bailes de salón. Un título que obtuvo el Premio del Público en el Festival de Cannes de 1997, además de hacerse con 13 Premios de la Academia de Cine Japonesa, incluyendo el de mejor película.

Stephen Daldry adaptó la obra 'Dance' de Lee Hall, trayendo uno de los mejores largometrajes británicos de finales del siglo XX. La cinta es transversal en su denuncia social. Ambientada en la huelga de mineros sucedida entre 1984 y 1985 durante el gobierno férreo de Margaret Thatcher, un chico de clase obrera (Jamie Bell) descubre su pasión por el ballet.

El niño debe enfrentarse a los prejuicios propios del machismo, con el añadido de provenir de una familia de clase trabajadora, en la que los estereotipos negativos relacionados con la danza son mayores y, además, no hay recursos para pagar las clases el talento del pequeño. Sin duda, uno de los mejores ejemplos de cómo la danza es capaz de narrar una poderosa denuncia social.

Antes de deslumbrar con su poliédrico retrato del National Gallery, el estadounidense Frederick Wiseman hizo lo propio con el Ballet de la Ópera de París, considerado una de las mejores compañías de danza clásica del mundo. El cineasta se adentró en todos los aspectos de la vida y obra de esta institución, así como en su legado. Un homenaje a ese esfuerzo que tienen que tener sus bailarines, al reproducir con sumo respeto la rigurosa atención a la perfección de la técnica y a la precisión de los movimientos. Un deleite que obtuvo una nominación al César al mejor documental.

Considerado uno de los mejores largometrajes documentales de este siglo, el alemán Wim Wenders rindió homenaje a su compatriota, la bailarina y coreógrafa Pina Bausch, fallecida durante el proceso de producción y que provocó que el film se convirtiese en un tributo a su legado. Su narración es innovadora, al seguir la estructura de extractos de cuatro de sus piezas de danza más destacadas, con el estilo propio del Tanztheater, del que fue una de las principales exponentes. Proyectada en el Festival de Berlín, su innovación técnica, al ser rodada en 3D, le han hecho ser un título imprescindible tanto en la filmografía del germano como en el cine documental. Nominada al Oscar y galardonada con el premio al mejor documental en los EFA.

Si en la lista está el biopic de Isadora Duncan, no podía faltar el de Loie Fuller. 'La bailarina', quizás, no es el mejor exponente sobre danza que forma parte de la lista, pero es un correcto homenaje a otra de las grandes creadoras de la danza moderna, creadora de la danza serpentina. A ello se suma un cuidado técnico único, con el atrevimiento de introducir la versión de Max Richter de las Cuatro Estaciones de Vivaldi en las diferentes coreografías que bailó Soko como protagonista.

Un exponente más de cómo la danza puede servir como eje de denuncia social. Levan Akin mostró su lado más comprometido y activista con 'Solo nos queda bailar', candidata por Suecia para la categoría de mejor película extranjera en la 92ª edición de los Premios Oscar. La cinta explora la dura realidad de las personas LGBT en Georgia. La antigua república soviética subsiste en un contexto tremendamente homófobo y tránsfobo, prueba de ello fueron las medidas de seguridad que tomó el equipo de rodaje de la cinta, puesto que tanto actores como técnicos recibieron amenazas de muerte de grupos de extremistas religiosos ultraortodoxos. Un film sobre cómo convertir la danza tradicional en un ejercicio de libertad.

La rusa Alla Kovgan realizó este cuidado documental que explora la evolución artística del bailarín y coreógrafo estadounidense Merce Cunningham. Lo hace a través de tres décadas, los años 40, los 50 y los 60 y cómo se convirtió en una de las figuras principales de la danza en el país norteamericano, además de uno de los coreógrafos más visionarios del mundo.