Algo debe tener Canadá, porque en los últimos años ha generado a dos interesantes autores cinematográficos. De generaciones diferentes y talento indiscutible. Xavier Dolan y Denis Villeneuve proceden de ese tranquilo país, donde han arrancado las filmografías de estos realizadores de repercusión internacional. Mientras que Dolan todavía tiene que demostrar que sabe moverse en las altas esferas, Villeneuve ya ha eliminado cualquier margen de duda acerca de su manejo en todos los niveles, desde el terreno de lo independiente hasta las producciones más ambiciosas a nivel financiero y artístico.
Este director nacido en la región francoparlante de Quebec en 1967 se ha convertido en uno de los profesionales más solventes y llamativos del medio. Desde que pasó por la gala de los Oscar en 2011 montañas de guiones habrán pasado por sus manos, y ha sabido tener buen ojo para elegir libretos a los que exprimir todo su potencial. El thriller, ligado inevitablemente al drama, se ha convertido en el género con el que mejor se desenvuelve, y no tardaremos en ver nuevas muestras de ello.
Este mismo año estrenará su esperada incursión en la ciencia ficción, 'La llegada'. Con Amy Adams y Jeremy Renner al frente de este atractivo proyecto con alienígenas de por medio. Y para seguir con su frenético ritmo de trabajo, que por ahora no ha repercutido negativamente en sus resultados finales, no tardará en comenzar a dedicarse plenamente a la secuela de 'Blade Runner'. Esa será su película más exigente, la que el público recibirá con más recelo, y por lo tanto su mayor reto. Pero con el bagaje que tiene a sus espaldas cabe augurar una experiencia satisfactoria. Por eso hemos repasado las películas que ha dirigido hasta la fecha, organizándolas in crescendo:
Denis Villeneuve, de peor a mejor
'Un 32 août sur terre' (1998)
Probablemente su título más débil es el primer largometraje que dirigió en solitario, que exhalaba un obvio sentimiento de joven romántico que provoca hastío de vez en cuando. El mismo Villeneuve firmó el guión de esta producción, que evoca irremediable y descaradamente a la Nouvelle Vague, y en concreto a ese final de la escapada que nos planteaba Jean-Luc Godard. Con un póster de Jean Seberg como uno de los elementos con más protagonismo de la cinta, tras Simone y el mejor amigo al que pide que la deje embarazada tras sufrir un accidente de coche que le cambia la vida. Es atractiva su travesía por el desierto de Utah, pero nos encontramos ante un primer paso en el cine demasiado marcado por su cinefilia, del que resulta complicado intuir esa imponente madurez que nos lleva mostrando desde hace años.
'Maelström' (2000)
En su segundo largometraje mostró su faceta más surrealista, con planos cerrados de peces hablando y disculpándose al comienzo con el pueblo noruego por mostrar una imagen de ellos plagada de clichés. Al menos alega que escribió el guión bajo hipnosis para quitarse culpa de los tópicos. Lo mejor y lo peor es que mantiene el toque experimental, algo que va rebajando progresivamente a medida que avanza su carrera, con líricos rótulos que acompasan un relato narrado por aquel pez que expira sus últimos alientos sobre una mesa. Otra reflexión acerca de encontrar el sentido, manteniendo el toque existencialista.
'Enemy' (2013)
Por si alguien pensaba que Villeneuve había sucumbido a lo comercial tras su irrupción en Hollywood, llegó 'Enemy' para demostrar que la personalidad de su autor se mantenía inquebrantable. Esta adaptación de una novela de José Saramago estuvo protagonizada por un duplicado Jake Gyllenhaal, que vivía inquietado persiguiéndose a sí mismo. Un confuso thriller de potentes imágenes, elaboradas composiciones que siempre logra Villeneuve, con un final de los que no se olvidan, para bien o para mal. Seguro que hubo cines con butacas rotas del sobresalto de sus espectadores al ver ese inquietante desenlace.
'Sicario' (2015)
Los fuertes personajes femeninos han marcado claramente la filmografía de Villeneuve, y en su estreno más reciente puso al frente del proyecto a una actriz que ha demostrado que la acción no es solo cosa de testosterona. Emily Blunt se sumergía en la lucha contra el narcotráfico fronterizo en la intensa 'Sicario'. Aunque el verdadero personaje estrella era el enigmático Alejandro interpretado por un Benicio del Toro de Oscar. La atmósfera conseguida gracias a Villeneuve y al director de fotografía Roger Deakins la convierten en una de las producciones de mejor factura de su carrera, pero le faltaba una mayor elaboración del contenido para estar a la altura de sus grandes obras.
'Polytechnique' (2009)
En blanco y negro nos regaló las mejores imágenes de su carrera. 'Polytechnique' retrataba la tragedia que tuvo lugar en la Escuela Politécnica de Montreal en 1989, cuando un hombre armado asesinó a 14 mujeres en las instalaciones universitarias. Este relato está protagonizado por dos supervivientes y por el propio asesino, un machista flagrante, que es la herramienta perfecta para una narración que rechaza cualquier tipo de desigualdad entre sexos. La luz y la cámara quedaron ligadas para lograr una estética maravillosa, con planos que solo puede firmar un gran director, que era el envoltorio perfecto para una historia que podría haber producido rechazo fácilmente. Una especie de 'Elephant', con esa introspección a partir de la maestría en el manejo de la forma.
'Incendies' (2010)
La película que hizo inevitable su salto a la meca del cine. La nominación a los Oscar a mejor película extranjera fue la guinda del pastel de la que probablemente sea su producción más celebrada. 'Incendies' nos embarcaba en una historia apasionante, trasladándonos a zonas en conflicto para reflexionar acerca de los propios conflictos internos. Una delicia tanto narrativa como visual que podría ser valorada perfectamente como su mejor película. También fue la última ocasión en la que Villeneuve se implicó en la redacción del guión, como ya había hecho anteriormente. Algo que no se le dio nada mal en este caso, adaptando la obra de teatro del libanés Wajdi Mouawad.
'Prisioneros' (2013)
El disputado primer puesto le pertenece a una producción plagada de estrellas, en la que Villeneuve contó por primera vez con la abundancia de medios que ofrece Hollywood. Y afortunadamente no se vio abrumado por el ascenso de categoría, ya que fue capaz de aprovechar cada recurso para brindarnos uno de los thrillers mejor construidos y narrados de este siglo. No se puede reflejar la visceralidad de forma más intensa que poniéndonos en la piel de un hombre cuya hija acaba de ser secuestrada. En el transcurso de esta investigación quedamos aún más prendados del estilo de Villeneuve tras la cámara. Logra tenernos en vilo durante dos horas y media, con un ambiente muy bien estructurado, a partir de la claustrofobia emocional y una fotografía espectacular.