A la hora de hablar del Día del Padre es especialmente complicado alejarse de la subjetividad. Después de todo, todos defenderemos que no hay un padre como el nuestro y que, puestos a escoger héroes, referentes y gigantes, nos quedaremos con ellos. Porque lo merecen y porque lo justifican día tras día. Nuestra vida está repleta de recuerdos a su lado, juegos, discusiones, conversaciones eternas, dudas resueltas, consejos y cine. Mucho cine.
Los que tenemos la suerte de tener padres moderadamente cinéfilos, nos permitimos experimentar con ellos, les proponemos ver películas desconocidas para ellos y disfrutamos como enanos analizando y discutiendo las virtudes y defectos de esas películas que se instalan automáticamente en el cajón de los recuerdos. El cine se ha encargado, además, de explicar mejor que nadie la relación de los padres y los hijos, su espíritu de supervivencia y defensa absoluta, de comprensión y cariño, de afecto y atención. Necesidad mutua.
Por eso, aquí tenemos diez obras que incitan a la conversación, a la emoción y al debate positivo. La experiencia de ver una buena película junto a tu padre es una de esas cosas que merecen, de manera directa, la etiqueta de inolvidables. Y la historia del cine nos ofrece un amplio abanico de propuestas. Puede que estas no sean las mejores, puede que vosotros tengáis otras en la recámara. No importa, en esta ocasión lo esencial es esa persona que tienes a tu lado en el sofá dispuesto a disfrutar. Aprovéchalo.
Películas perfectas para el Día del Padre
'Nebraska'
Empecemos por Woody Grant.
Woody, el bueno de Woody, tiene el rostro de Bruce, el gigante de Bruce. De apellido Dern, de gesto inmenso, de figura imponente, capaz de dotar a su personaje de toda la humanidad que quepa en una interpretación. Su rostro, repleto de heridas invisibles que se van descubriendo, es el de la dignidad, el de la melancolía, el de la honestidad. 'Nebraska', por encima de todas las etiquetas y adjetivos que se le puedan adjudicar, es una película honesta sobre un padre y un hijo, que no tiene tiempo, ni interés, para efectismos y giros en busca de la lágrima fácil. Si te emocionas viéndola es, simplemente, porque has entrado en una propuesta que consigue hablar de las cosas más importantes con los mínimos elementos. Nosotros, los espectadores, recibimos una lección de vida otorgada con sabiduría y experiencia, como si nos la ofreciera uno de esos profesores que no se olvidan. Al final, en la retina, queda la figura de un Quijote y su Sancho Panza (fantástico Will Forte), luchando contra molinos de viento. De aquellos que mueven los campos de trigo en los que Woody, con una gorra de campeón, se siente el más fuerte, el más respetado. Y a uno le entran ganas de creer en la justicia poética. O, al menos, en los versos en el cine. Esos que firman personas tan normales que parecen especiales. Los padres, esos héroes necesarios.
'Los descendientes'
La vida está repleta de momentos normales que el tiempo se encarga de convertir en especiales. Un momento observado tras la puerta de un hospital, un beso conmovedor tras la tormenta, una charla de madrugada en un hotel con la persona con la que menos esperarías tenerla o el dolor ahogado en una piscina de hojas muertas. Y 'Los Descendientes' tiene todo lo que un trozo de vida puede tener. Momentos buenos, malos, tranquilos, tensos, divertidos, esperanzadores, incomprensibles e inolvidables. Todo ello de la mano de un padre, pletórico George Clooney, y su hija mayor, brillante Shailene Woodley, personajes acompañados durante toda la película pero que se notan, se sienten, solitarios, necesitados el uno del otro. Paseando por esas playas hawaianas que reciben el anochecer con una belleza hipnótica, nos hacen partícipes de su historia.
'El árbol de la vida'
Ante un reto como el que plantea 'El árbol de la vida', donde el núcleo de una familia de los años 50 marcada por la figura durísima de un padre (magnífico Brad Pitt) y el crecimiento físico y mental de uno de sus hijos se dan la mano con el origen del universo, tratando de hilar ambos y crear lazos de conexión, no cabe otra opción que la que toma Terrence Malick. El uso de la poesía visual, la narrativa dispersa pero, a la vez, llena de coherencia interior.
Una obra inconmensurable, de forma y contenido inabarcable, demostración del cine como auténtico arte, arriesgado, difícil pero plenamente satisfactorio. Hablar de lo que habla Malick en su nuevo trabajo sin quedarse en la superficie es, casi, imposible. Alcanzar su profundidad real, una meta que requiere un esfuerzo total, tras el que uno puede acabar exhausto. El ser humano nunca será capaz de comprenderse, de entender en su totalidad la razón de sus pasos, donde comenzó su historia y, sobre todo, donde terminará. Puede que, al final del camino, nuestras huellas nos lleven a esa orilla del mar donde el pasado y el presente se dan la mano, sin ser conscientes de hacia dónde nos dirigimos. Una oportunidad única para reflexionar sobre la inmensidad de nuestra existencia con la compañía de tu padre.
'El rey león'
La figura paterna en el universo Disney siempre ha cumplido una función esencial. Su presencia, actitud y decisiones ha marcado la inmensa mayoría de los relatos que la compañía del tío Walt ha ido regalando desde su creación. Autoritarios, comprensivos, tiernos, cercanos, imprescindibles. De todos ellos, Mufasa ha terminado convirtiéndose en el referente principal. Si la madre de 'Bambi' ocupa un lugar esencial en la memoria colectiva, el padre de Simba en la obra maestra de Rob Minkoff y Roger Allers, cumple una función similar. Con las mismas dosis de trauma. Pero, más allá del drama, nos queda un imponente rey de la jungla que, al mismo tiempo, se convierte en un cariñoso sabio dispuesto a darlo todo por su hijo. Imposible no emocionarse con una historia que, partiendo de la evidente influencia shakesperiana, consiguió que la imagen de un león dibujado en las nubes se convirtiera en la demostración definitiva de la importancia de un padre dentro del cine de animación.
'En busca de la felicidad'
El director Gabriele Muccino ofrece, dentro de su carrera, dos opciones para incluir en esta lista. La primera, 'De padres a hijas', un correcto drama (dramón) protagonizado por Russel Crowe. La segunda, 'En busca de la felicidad', un notable drama (dramón) protagonizado por Will Smith y su hijo, Jaden. ¿Dudas? Ninguna. Pese a que el dúo Smith ha terminado resultando uno de los espectáculos de marketing más descarados y bochornosos de los últimos años, este primer encuentro entre ambos contenía el suficiente número de virtudes como para dejar crecer el optimismo. El biopic sobre Chris Gardner continúa siendo uno de los reflejos más emocionantes sobre la relación entre un padre y un hijo obligados a sobrevivir en medio de la pobreza y la claustrofobia que esconden los baños públicos como única habitación. Una película que, pese a abusar del subrayado en alguna ocasión, sigue siendo una apuesta segura.
'Matar a un ruiseñor'
Indiscutible obra maestra de visionado obligatorio. Celebrar el Día del Padre disfrutando por enésima vez de 'Matar a un ruiseñor', más que una opción, debería ser un deber. Todo funciona a la perfección en esta adaptación de la inolvidable novela de Harper Lee en la que Gregory Peck, gigante, adopta la forma, el gesto y la sensibilidad de Atticus Finch, uno de esos personajes imprescindibles de la historia del cine. Lección de amor, tolerancia y sabiduría que presenta la figura de un padre en constante lucha por algo tan utópico como la justicia. La vida, muchas veces, no la tiene, pero el cine nos permite soñar con un mundo mucho mejor en el que las leyes que rigen cada uno de nuestros movimientos y decisiones, tienen un sentido relacionado con la bondad. Una obra incapaz de envejecer en la que la figura paterna como referente de vida queda inmortalizada para siempre.
'La vida es bella'
El tiempo colocó a Roberto Benigni en su (doloroso) lugar, pero el cineasta italiano dejó para siempre uno de esos fenómenos cinematográficos que justifican el aplauso global con calidad. 'La vida es bella' arrasó en 1997 y se convirtió, automáticamente, en uno de esos clásicos contemporáneos que encuentran pocos detractores. Puede que ninguno. Un paseo por el infierno de un campo de exterminio durante la Segunda Guerra Mundial convertido, por puro instinto de supervivencia, en un juego de niños. Y lo que en otras manos podría haber sido un artefacto frívolo en busca de la mayor cantidad de lágrimas por segundo, se convierte en uno de esos milagros que ocurren cada cierto tiempo. Cualquier padre podrá verse reflejado en cada una de las decisiones que toma el inolvidable Guido para que su hijo no entienda el horror que le rodea. La sonrisa frente a la muerte. Todo por un hijo.
'Buscando a Nemo'
El punto de inflexión para Pixar llegó gracias a la búsqueda incesante de un pez payaso para encontrar a su hijo. Tras películas tan redondas como 'Toy Story' y su secuela o 'Monstruos, S.A.', el estudio daba un paso adelante con 'Buscando a Nemo', su primer acercamiento serio al drama. En la forma, un prodigio. En el fondo, la perfección total. Una reflexión delicada y repleta de ternura y humor acerca de la sobreprotección que muchos padres ejercen sobre sus hijos y que, en esta ocasión, alcanza el nivel de la poesía en movimiento. Detrás de cada una de las decisiones de Marvin, existe una razón, un motivo, un sentido. Parece fácil, pero como ocurre siempre con Pixar, supone todo un logro. El estreno en este 2016 de su secuela, 'Buscando a Dory', también centrado en la temática familiar, puede terminar de redondear una sesión doble perfecta de cara al Día del Padre del próximo año. Cruzamos dedos.
'Indiana Jones y la Última Cruzada'
Ahora que el nombre de Indy vuelve a resonar con fuerza tras su anunciada quinta entrega, es una buena oportunidad para plantear un maratón de cine de aventuras con tu padre al lado. Entre la locura general de 'Indiana Jones y el Templo Maldito' y la irregularidad de 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal', aparece una última cruzada que, para muchos, supone la mejor entrega de toda la saga. Estés o no de acuerdo con una afirmación tan rotunda, lo que pocos pueden poner en duda es que la aparición de Sean Connery como padre de nuestro arqueólogo favorito es una de las mejores virtudes de una entrega que vuelve a ser toda un parque de atracciones en movimiento, una montaña rusa de acción y humor en la que Spielberg, Ford y compañía demuestran seguir pasándoselo más que bien. Tú y tu padre, os sumaréis a la fiesta. Os lo aseguro.
'Big Fish'
El inventor de 'Eduardo Manostijeras', la figura paterna de un Drácula olvidado en 'Ed Wood', la venganza por la pérdida de unos padres en 'Batman' y su secuela...El cine de Tim Burton, como todos los buenos cuentos, está repleto de presencias familiares claves para la historia, esenciales para que todo el armazón narrativo tenga una razón de ser, para que la fascinación visual no termine arrasando con todo, algo que ha ocurrido demasiado en la última etapa de un cineasta único. Pero pocas películas, no ya de su carrera, sino de la historia del cine, han conseguido transmitir de una manera tan pura, hermosa y brillante la relación entre un padre y un hijo como 'Big Fish'. Una figura paterna convertida en historias increíbles, fascinación convertida en hastío, pérdida convertida en redención, ausencia convertida en comprensión y abrazo. La última obra maestra, pues de eso hablamos, firmada por Burton es una de esas películas que, si tienes la oportunidad de ver junto a tu padre, alcanzan otra dimensión. Su dimensión. Inolvidable experiencia.
