Mal se tiene que dar para que una película de Mel Brooks no te termine arreglando un mal día. O una mala semana. O un mal mes. Es lo que tienen las películas de uno de los grandes genios que ha dado la historia de la comedia, un tipo que, ya fuera como actor, guionista, productor o director, nos regaló un número absolutamente incalculable de auténticas carcajadas.
Apoyado casi siempre en la parodia de elementos tan reconocibles como queridos, así como de géneros cinematográficos que encontraban en su talento una nueva e hilarante forma de vida, Brooks logró una trayectoria en la que los puntos flojos son tan mínimos como perdonables. Sirva como ejemplo este especial en el que centramos la mirada en las películas que dirigió para confirmar la apabullante victoria de lo positivo frente a lo negativo en el computo global.
Un total de once propuestas en las que encontramos las grandes obras maestras de una de esas personalidades artísticas arrolladoras y fascinantes, infalibles y necesarias, aclamadas y esenciales. Mel Brooks, uno de los gigantes en el arte, siempre complicado y admirable, de hacer reír.
Todo Mel Brooks, de peor a mejor
'Drácula, un muerto contento y feliz'
Es una pena que la última película de Mel Brooks como director fuera 'Drácula, un muerto contento y feliz'. Y es que, a pesar de contar con un protagonista de la altura cómica de Leslie Nielsen, otro de los titanes absolutos del género, nada funcionaba en esta parodia que nunca termina de encontrar un gag realmente inspirado a lo largo de sus noventa minutos. Una despedida que provoca más bostezos que risas. Una lástima.
'Qué asco de vida'
Cuatro años después de firmar la estupenda 'La loca historia de las galaxias', Mel Brooks regresaba como director con la fallida 'Qué asco de vida', propuesta en la que, además, se reservaba el papel protagonista, lo cual supuso asistir a una de sus interpretaciones menos inspiradas. Algo similar a lo que sucede con el resto de elementos que dan forma a una cinta que nunca termina de explotar ni mínimamente el potencial de su historia, resultando sorprendentemente más efectiva en sus momentos menos cómicos.
'La loca historia del mundo'
El principal problema de 'La loca historia del mundo', y casi podríamos decir que único, es que funciona muchísimo mejor por momentos puntuales que como obra compacta y conjuntada. Aunque, por otra parte, esa esencia es la que caracteriza a esta propuesta en la que Mel Brooks brindó alguno de los momentos más desternillantes de su carrera. Y menudo catálogo de cameos increíbles.
'El misterio de las 12 sillas'
La propuesta más clásica del catálogo Brooks se llama 'El misterio de las 12 sillas' y es uno de esos diamantes cinematográficos que uno siente que están permanente por descubrir. Y eso que, en lo que tiene que ver con premios, es una de las cintas más aclamadas de un cineasta que encuentra aquí un maravilloso equilibrio entre la tradición y el impacto inesperado, el encanto y la acidez, la sátira con el absurdo. Magnífica.
'Máxima ansiedad'
Desde los mismos títulos de crédito, incluyendo un mensaje inicial que disipa cualquier duda, 'Máxima ansiedad' nace y respira como un homenaje apasionado, sincero y, aquí llega lo realmente importante, divertídisimo a la inagotable obra de Alfred Hitchcock. Un maestro al que Mel Brooks se rinde con admiración y talento, ya que estamos ante una de sus comedias más redondas. Una auténtica fiesta de referentes cinematográficos a la salud de uno de los grandes genios de la historia del séptimo arte.
'Las locas, locas aventuras de Robin Hood'
Aunque despierta también bastantes comentarios que la sitúan como obra (muy) menor, aquí defendemos 'Las locas, locas aventuras de Robin Hood' a capa y espada. No es tan perfecta como las obras que quedan por repasar de su filmografía, pero aquí encontramos un buen puñado de gags memorables con el inconfundible sello del maestro Mel Brooks. Desternillante.
'La última locura'
La joya escondida de la trayectoria de Mel Brooks. Así podríamos definir a 'La última locura', parodia del cine mudo que, desde la risa contagiosa, sirve también como tributo y carta de amor a un lenguaje artístico repleto de estímulos, posibilidades y encanto. Por eso, aunque por momentos cae en un exceso algo pasado de rosca, la película es un auténtico disfrute y, quizá, la más potente demostración de talento de Brooks en lo que a puesta en escena se refiere.
'La loca historia de las galaxias'
Incluso si no conoces nada de la saga 'Star Wars', porque has vivido fuera de este planeta durante toda tu vida, 'La loca historia de las galaxias' te provocará una cantidad brutal y salvaje de sonoras carcajadas. Un clásico de la comedia que marcó a una generación y que sigue brillando con esa luz tan representativa e inconfundible del mejor cine popular de la década de los ochenta.
'Sillas de montar calientes'
Si empiezas a enumerar los diálogos y momentos que pueden provocar lágrimas de risa que habitan en 'Sillas de montar calientes' es más que probable que, más o menos a mitad de película, ya hayas perdido la cuenta. Y eso que, en su inolvidable desenlace, es donde residen algunos de los gags más brutales, imaginativos y redondos de la trayectoria de un Mel Brooks que con esta parodia al western redondeó una de sus comedias más incontestables. Una hilarante locura.
'Los productores'
'Los productores', la primera película escrita y dirigida por Mel Brooks, sirve como demostración inapelable del talento de un genio para la confección de comedias perfectas. Tiene todo, empezando por dos interpretaciones protagonistas ubicadas más allá del elogio, y nada ha envejecido ni una pizca. Un clásico con mayúsculas.
'El jovencito Frankestein'
- ¿Doctor Frankenstein?
- Fronkonstein.
- ¿Me toma el pelo?
- No, se pronuncia Fronkonstein.
- ¿Dice usted también Frodorick?
- No, Frederick.
- ¿Por qué no es Frodorick Fronkonstein?
- Porque es Frederick Fronkonstein.
- Muy bien.
- Usted debe de ser Igor.
- No, se pronuncia Aigor.
Y así todo. A estas alturas, y con razón, queda muy poco que añadir sobre 'El jovencito Frankestein'. Una de las mejores comedias de la historia del cine. Y la obra maestra por la que siempre será recordado Mel Brooks.