Si buscamos la definición de la palabra 'cinéfilo' en el diccionario probablemente nos decepcionemos por lo básico, por lo esencial de la respuesta. 'Aficionado al cine'. Y punto. No busquéis más, en esas tres palabras está todo resumido. Una persona que disfruta al máximo de esa liturgia maravillosa de comprar una entrada, sentarte en una butaca, esperar a que se apaguen las luces y, sencillamente, sumergirte dentro de una historia que, en el mejor de los casos, se quedará para siempre en la memoria, despertando sensaciones únicas, permitiendo descubrir emociones y lugares inesperados.
Hablar de las películas esenciales para ser considerado todo un cinéfilo es algo complejo, complicadísimo y muy atrevido. Entra en juego la subjetividad de manera casi inevitable pero, claro, a continuación van a aparecer veinte películas capaces de generar una unanimidad histórica generación tras generación. Hay gustos para todos los colores, pero es bastante complicado encontrarse con algún espectador que no disfrute hasta el éxtasis con ninguna de ella. Hablamos de obras maestras en las que todo funciona y que, durante décadas y décadas se han mantenido inamovibles en las omnipresentes listas de lo mejor de la historia del séptimo arte.
En este especial se ha intentado contar con el mayor número de géneros cinematográficos posibles, encontrando westerns, dramas, romances, comedias, thrillers, ciencia ficción.. .En el mejor escenario posible, podríamos olvidarnos del mundo, acomodarnos en el sofá y hacer la maratón definitiva, disfrutando, paladeando cada detalle, enamorándonos en cada escena una vez más, emocionándonos, llorando de pena y de risa, dejándonos conquistar con veinte películas absolutamente imprescindibles. A disfrutar.
Películas esenciales para conseguir el carnet de cinéfilo
'12 hombres sin piedad'
Un adolescente acusado de haber asesinado a su padre. Doce miembros de un jurado deben decidir si es culpable o no. Todos creen que sí, excepto uno. Espacios mínimos, debates intensos y asfixia ética y moral. Con estos elementos, Sidney Lumet consigue un prodigio de tensión, una crítica al sistema judicial de Estados Unidos y un dibujo psicológico de cada uno de los inolvidables personajes que protagonizan una de esas películas tan perfectas que no dejan de asombrar en cada uno de sus visionados.
Porque el impacto se mantiene, la manera en la que Lumet consigue traspasar la peligrosa naturaleza teatral de la propuesta sigue siendo toda una lección de cine y el drama humano no puede estar mejor medido. Cada uno de los movimientos de cámara, cada decisión relacionada con la dirección de actores, cada una de sus escenas es una absoluta maravilla. '12 hombres sin piedad' es un tesoro que se debería estudiar en las facultades de Derecho. Y en las de cine.
'Manhattan'
Woody Allen es un género en sí mismo. Si comulgas con su universo cinematográfico, tan marcado y personal como el de cualquier gran autor de la historia del séptimo arte, habrás disfrutado, durante décadas, de ese lujo marcado por un estreno anual. Un ritmo salvaje de trabajo que, por supuesto, ha provocado cierta irregularidad a lo largo de su trayectoria pero que, si ponemos en marcha la balanza, nos da un resultado de victoria aplastante a favor de los (inmensos) aciertos.
Probablemente, aunque juegue con la ventaja de la cantidad, nos encontramos ante un cineasta con una numerosísima lista de grandes películas en su cuenta, clásicos inteligentes, emotivos e hilarantes que, pese a formar un discurso cinematográfico que encuentra múltiples puntos en común, ha mutado en diferentes propuestas. Puestos a elegir, podríamos haber citado obras maestras de la talla de 'Annie Hall', 'Hannah y sus hermanas', 'Delitos y faltas' o, si nos situamos más cercanos en el tiempo, 'Match Point' o 'Desmontando a Harry'. Pero ha ganado 'Manhattan'. ¿Por qué? Por ser perfecta desde su inolvidable prólogo hasta su desenlace. Por sus personajes. Por sus diálogos. Por su blanco y negro. Por su banda sonora. Por todo.
'Casablanca'
"Si tuviese tiempo de pensar en ti, posiblemente te despreciaría." "Creo que este es el comienzo de una gran amistad." "Es increíble el modo que tiene de despreciar mujeres. Tal vez le falten algún día." "Tócala una vez, Sam. Por los viejos tiempos". "De todos los garitos de todas las ciudades de todo el mundo, tenía que entrar el mío." "Si ese avión despega y no estás con él, te arrepentirás. Quizá no hoy ni mañana, pero pronto y para el resto de tu vida.". "Siempre nos quedará París. No lo teníamos. Lo habíamos perdido hasta que viniste a Casablanca. Lo recuperamos anoche." Michael Curtiz. Humphrey Bogart. Ingrid Bergman. 'Casablanca', ¿esencial? Eso es quedarse corto.
'Metrópolis'
La relación entre la taquilla y las obras maestras atemporales es, en muchos cosas, digna de estudio. Y de lágrimas y sollozos. 'Metrópolis', la demostración más perfecta e hipnótica de los límites de genialidad que podía alcanzar el expresionismo alemán a la hora de dar forma a imágenes de un impacto duradero. Si buscamos entre los principales representantes de este movimiento artístico, el nombre de Fritz Lang resuena con especial fuerza gracias a una filmografía repleta de hallazgos que tienen en 'Metrópolis' una obra definitiva.
Presentando un futuro apocalíptico que emociona desde lo visual y con un altísimo número de escenas que se anclan en la memoria para no abandonarla jamás, Lang borda una de las grandes películas de la historia del cine mudo, un canto al futuro desde el pasado que ha sido influencia directa en cientos de trabajos posteriores. Caviar.
'Mujeres al borde de un ataque de nervios'
La figura de Pedro Almodóvar ha ido adquiriendo diferentes estatus a lo largo de su extensa trayectoria. Con etapas creativas profundamente diferenciadas en tono, ambiciones e intenciones, el aura de cineasta único e inimitable no ha hecho más que crecer con el paso de los años. Puede que conectes más con sus primeros años, marcados por la década de los 80, alocados, atrevidos e irreverentes, por su tramo de madurez y crecimiento deslumbrante en los 90 o por su asentamiento definitivo en la solemnidad, crudeza y contundencia narrativa y visual en sus últimos trabajos.
Cada una de estas fases finalizaba con un punto de inflexión y, en el primero de los casos, ese honor corresponde a 'Mujeres al borde de un ataque de nervios', la película que marcó un antes y un después en la siempre compleja relación entre Almodóvar y crítica y público. Pero era completamente imposible, y lo sigue siendo, resistirse a una de esas comedias redondas en las que cada gag, cada diálogo, cada giro está acompañado por una carcajada instantánea. Un auténtico festival de diversión para aquellos que conectan con el cineasta manchego. E incluso para los que no.
'Ciudadano Kane'
Si te paras a pensar que 'Ciudadano Kane' está escrita y dirigida por un chaval de 26 años, lo normal es que te explote la cabeza. Si hablamos de soluciones visuales sorprendentes, influyentes y definitivas para marcar a generaciones y generaciones de cineastas, el trabajo de Orson Welles con su debut debe aparecer con las letras de oro más brillantes que existan en el catálogo. Un director que necesitó un par de horas para certificar su estatus de autor genial con una de esas películas que nacen para marcar la historia.
Una trama narrada con precisión de cirujano, una estructura narrativa engrasada a la perfección, redefiniendo el lenguaje cinematográfico para siempre y una palabra, 'Rosebud', que sigue poniendo los pelos de punta. Tras su estreno, ni el público ni la industria la recibió con demasiado entusiasmo pero el paso de los años demostró que se trataba de una película avanzada a su tiempo, siempre moderna, siempre actual. Siempre imprescindible.
'Alien, el octavo pasajero'
Antes de que Ridley Scott, bueno, pues, se convirtiera en lo que diablos sea que se haya convertido, se ganó la entrada al cielo cinematográfico con 'Alien, el octavo pasajero', película que pertenece tanto al género de la ciencia ficción como al del terror más contundente. Partiendo de un diseño de producción deslumbrante y en una claustrofobia que convertía la inquietud y la tensión en dos protagonistas más, Scott terminaba de redondear la magistral jugada con una dirección de pulso de hierro, disfrutando al máximo jugando con los mínimos elementos de los que dispone.
Si a todo esto le sumamos escenas que son ya parte de la historia del cine, un monstruo convertido en habitual pesadilla de los cinéfilos de medio mundo y una protagonista, a sus pies Sigourney Weaver, convertida automáticamente en icono cinematográfico de primer nivel, la combinación es perfecta. Mucho más que una película generacional. Un hito en toda regla.
'El apartamento'
Y así nació la 'dramedia'. Billy Wilder consiguió con 'El apartamento' lo que infinidad de directores habían intentado durante años, combinar a la perfección dos géneros marcados por la sonrisa y la lágrima, dos elementos que quedó demostrado que se entendían mejor que nadie siempre que fueran tratados con inteligencia y delicadeza. Ganadora de 5 Oscar, incluyendo Mejor Película y Mejor Director, y estructurada sobre los hombros de dos interpretaciones inolvidables, Jack Lemmon y Shirley MacLaine demostrando una química a prueba de balas, 'El apartamento' supone la cima de un cineasta con un historial repleto de triunfos. Y es que con frases como: "Yo vivía como Robinson Crusoe, era un náufrago entre ocho millones de personas hasta que un día vi huellas en la arena y la encontré a usted", uno no puede más que caer rendido sin defensas. Y encantado de la vida.
'Vértigo'
Alfred Hitchcock, el maestro de la intriga despliega todo su talento en 'Vértigo', hipnótico suspense psicológico en el que nada es lo que parece y en el que cada esquina esconde un nuevo giro inesperado. Hay intensidad narrativa, control absoluto de un torrente de imágenes y escenas de enfermiza belleza, ritmo trepidante desde la contención y manejo prodigioso de las distintas sorpresas que pueblan una trama sencillamente perfecta.
Una película que, al igual que ocurre en los clásicos más importantes de la trayectoria de su director, no se queda, ni muchísimo menos, en la superficie del misterio, sino que crea todo un contexto y universo alrededor del mismo que otorga un valor esencial a toda la obra. 'Vértigo' se mantiene a día de hoy como la película definitiva de un cineasta esencial. No importa las veces que la hayas visto, siempre vuelves a caer en su tela de araña.
'El Padrino'
Pese a que no aparezca escrito en el título, porque sería algo parecido a hacer trampa, todos sabemos que no se entiende 'El Padrino' sin su secuela. Es más, muchas voces, entre las que me incluyo, consideramos su segunda parte un paso adelante desde un punto de partida que era, directamente, el infinito. Francis Ford Coppola tiró por tierra aquel topicazo de que segundas partes nunca fueron buenas con una obra maestra absoluta que, si bien vale su peso en oro, no se entendería sin aquella primera entrega más cercana al concepto milagro que al concepto película.
Una familia de mafiosos en la que cada personaje importa, tiene un sentido y un objetivo narrativo marcado, los cuales, pese a representar a la perfección todos los estereotipos que solemos relacionar con el género, venían acompañados de una profundidad psicológica y dramática inesperada. Un valor extra que Coppola supo tratar con una contundencia ejemplar, firmando alguna de las escenas más maravillosas de la historia del cine, con mención especial para un clímax final absolutamente magistral. Sabes que debes verla. Y, si la has visto, ya sabes que la amas. Imposible no hacerlo.
'Persona'
Hermética e indescifrable. Memorable y poética. Arriesgada e innovadora. Influyente e imprescindible. 'Persona', la obra más desafiante de ese Ingmar Bergman, sigue siendo uno de los misterios más apasionantes de la historia del cine moderno, inquebrantable en sus aspiraciones de alentar a generaciones de espectadores hacia un debate interminable producido por una sucesión de escenas de inagotable poder de seducción.
Liv Ullmann y Bibi Andersson, inmensas en su dolorosa belleza, perdidas en un mundo de máscaras y sangre, desprecio y ambición, son el rostro y las heridas. Bergman, siempre alerta, el motor de un vehículo imparable hacia la eternidad. Hipnotizarse con ella es inevitable, asistiendo boquiabierto a una demostración de cine en toda regla que se clava en la piel y termina desgarrando. La grandeza de lo inexplicable. Y la belleza de seguir sin encontrar la clave.
'El hombre que mató a Liberty Valance'
Para hablar de John Ford conviene ponerse de pie. Siempre presente en toda lista de mejores directores de la historia del cine que se considere seria, el responsable de, entre otras, 'El hombre tranquilo', 'La diligencia', 'Centauros del desierto' o 'Las uvas de la ira', por poner cuatro ejemplos de películas que justifican y elevan al olimpo cualquier trayectoria cinematográfica, alcanzó la perfección en infinidad de ocasiones, pero nunca de una manera tan rotunda como con 'El hombre que mató a Liberty Valance'.
John Wayne y James Stewart, absolutamente memorables, protagonizan una reflexión profunda y conmovedora sobre el perdón, la venganza y la mentira, todo ello acompañado por un precioso reflejo de la amistad lastrada por la oscuridad de un destino insobornable. Cautivadora de principio a fin, el western crepuscular nació aquí y quedó sellado para siempre.
'E.T., el extraterrestre'
Podría haber sido 'Tiburón', la película de terror, porque de eso se trataba, que se inventó de la nada esa etiqueta de blockbuster veraniego. Podría haber sido 'La lista de Schindler', la obra cinematográfica que mejor ha reflejado el infierno del Holocausto. Podría haber sido 'Parque Jurásico', el entretenimiento perfecto. Podría haber sido la trilogía de Indiana Jones, ejemplo de la creación de un icono del cine con la simple ayuda de un prólogo. Podría haber sido 'Encuentros en la tercera fase', ciencia ficción inteligente y apasionante. Podría haber sido 'Salvar al soldado Ryan', cine bélico que traspasa la pantalla de manera irrepetible.
Podrían haber sido muchas de las obras maestras que conforman gran parte de la trayectoria de Steven Spielberg pero, puestos a elegir, 'E.T. el extraterrestre' condensa todas las virtudes de su cine, con la emoción y la capacidad para agarrar al espectador y no soltarlo como principales banderas. Muchos nos enamoramos del cine gracias a ella. Algo más que una película. Educación esencial.
'Pulp Fiction'
Quentin Tarantino, tras deslumbrar a crítica y público con su impecable debut, 'Reservoir Dogs', dobló la apuesta con 'Pulp Fiction', obteniendo una recompensa aún mayor. Y merecida. Con una estructura narrativa que, sobre el papel, parece desordenada y caótica pero que encuentra, gracias a un lenguaje cinematográfico repleto de guiños y resoluciones geniales, la mejor transacción posible en la gran pantalla, Tarantino certifica su genialidad con un conjunto de personajes antológicos, relatos individuales que se van encontrando con una naturalidad que desarma y, por encima de todo, con unos diálogos que funcionan como metralletas sin piedad ni compasión.
De esta forma, el espectador no puede más que sentarse y dejarse llevar por una espiral de violencia, sentido del humor y sucesos imprevisibles que marcó para siempre la década de los noventa. Su director ha regalado, desde entonces, un buen conjunto de películas magistrales pero 'Pulp Fiction' sigue siendo ESA película que define toda una carrera para siempre.
'Lo que el viento se llevó'
Más allá de las aplastantes cifras, con esos 10 Oscar indiscutibles se miren por donde se miren, 'Lo que el viento se llevó' sigue sin ceder ni un ápice de espacio entre sus competidoras por el trono de Gran Clásico en el que lleva sentado desde el lejano 1939. Intentar explicar a estas alturas cual es la clave del éxito, generación tras generación, de estas casi cuatro horas de cine majestuoso e irrepetible, sigue siendo profundamente complicado pero, si quisiéramos resumir, podríamos decir que, simple y llanamente, todo funciona a un nivel estratosférico. Y todo es todo. Una historia repleta de tramas, romances, guerras y engaños que mantiene intacto su poder de seducción, contada con un talento que terminó superando un rodaje más cercano a la pesadilla que al sueño del Hollywood dorado. Sí, es cierto, ya no se hace cine así pero, ¿quién podría?
'2001: Una odisea en el espacio'
Una película que cuenta con ESA elipsis (hueso/espacio), ya tiene ganado un puesto en este especial por méritos propios. Pero es que, además, '2001: Una odisea en el espacio' es, con toda probabilidad, la obra cinematográfica de ciencia ficción más profunda, magnética y poderosa de la historia del cine. Stanley Kubrick, adaptando una novela corta, a priori inadaptable, firmada por Arthur C. Clarke, insufló aire renovado, y profundamente innovador, a un género que siempre parecía jugar en una división inferior, librando batallas constantes contra los prejuicios y la indiferencia del gran público. Una propuesta intelectual que trataba al espectador como a un ser inteligente, provocando y entregándole el poder de la narración, dejando que fuera entrando sin prisa pero sin pausa en un auténtico recital de sabiduría narrativa y visual. Poesía en movimiento, influencia total. Un antes y un después.
'Lawrence de Arabia'
David Lean, el maestro a la hora de mezclar la épica y el exceso con la genialidad y maestría cinematográfica, consiguió con 'Lawrence de Arabia' la película definitiva a la hora de describir cada una de sus señas de identidad como cineasta. 222 minutos de puro cine, que te exige y desafía pero que, de manera incesante, te está premiando con escenas e imágenes de una valía artística indescriptible. Una película que supuso el segundo gran éxito de Lean en los Oscar, tras la inmensa 'El puente sobre el río Kwai', obteniendo 7 estatuillas, incluyendo Mejor Película y Director. Y es que la industria, al igual que el público, cayó totalmente rendida ante la inmensidad de una película inagotable, con una capacidad brutal para explotar las sensaciones del espectador. La grandeza cinematográfica en todo su esplendor.
'Luces de la ciudad'
Si llegas al final de 'Luces de la ciudad' sin derramar una sola lágrima, algo está fallando. Y aunque pueda sonar muy exagerado, el problema está en ti. No me vale que no seas especialmente sensible, este prodigio de delicadeza firmado por el inolvidable Charles Chaplin va directo al corazón más impenetrable y consigue vencerle a base de sencillez y belleza. Una trama simple, sencilla y profundamente conmovedora que reúne todos los elementos que convierten a su responsable en uno de esos cineastas únicos a la hora de atrapar al espectador con una naturalidad aplastante. Suma una banda sonora preciosa, una actriz, Virginia Cherrill, de la que es imposible no enamorarse, un desenlace maravilloso y carcajadas puntuales que decoran el romanticismo latente y obtendrás el único resultado posible. El de la perfección.
'Los siete samuráis'
La devoción que muestra el cine occidental hacia la obra de Akira Kurosawa, repleta de obras maestras de inigualable belleza, se entiende a la perfección gracias a películas como 'Los siete samuráis'. Una película de acción y aventuras que, a lo largo de sus más de tres horas de duración, ahonda de manera ejemplar en la psicología y motivaciones de sus múltiples personajes, presentados y desarrollados con contundencia en un fascinante Japón del siglo XVI. Todo ello, respaldado por una dirección inconmensurable, sencillamente perfecta. Un monumental clásico de la historia del cine. Hollywood, claro, se enamoró de ella y la convirtió en un simpático (y sobrevalorado) western llamado 'Los siete magníficos'. En 2016 hemos sido testigos de una nueva revisión, mucho más cercana a su precedente estadounidense que al magistral trabajo de Kurosawa.
'Mary Poppins'
Fuera prejuicios, el cine musical tiene, DEBE, aparecer en esta lista con todas las de la ley y con una representante a la altura. Vale, si nos ponemos quisquillosos, este lugar suele estar habitado por 'Cantando bajo la lluvia', y conviene afirmar que es una sustituta más que válida, complementaria, para la elegida: 'Mary Poppins'. Todos aquellos que nos hemos estrujado la cabeza para dar forma a una lista de mejores películas de la factoría Disney, somos conscientes de que su primera etapa, repleta de clásicos inolvidables, juega con ventaja, aunque la década de los 90 estuviera prácticamente a su altura.
En ese sentido, esta adaptación de la maravillosa historia de P.L. Travers es el mejor ejemplo de aquel Disney dorado. Divertida, melancólica, repleta de canciones perfectas, madura, atrevida...Una de esas películas que tienen todo para que los más pequeños de la casa se enamoren del cine y para que los mayores vuelvan a sentir ese cosquilleo en el estómago. Mágica es una etiqueta algo cursi. Pero es la más adecuada para definir 'Mary Poppins'.