Desde los orígenes del cine, siempre han habido representaciones de la sociedad en el mismo que han llegado a plasmar una realidad que, quienes vivieron su propia época, fueron capaces de detectar hasta el más mínimo detalle. Tanto el western, como el cine bélico, pasando por el cine negro, los melodramas o las comedias de los años cincuenta, el mensaje social que nos han dejado algunas películas ha sido uno de los principales factores para que estas se conviertan en títulos que han quedado adscritos a la historia del séptimo arte.
Desde 'El gran dictador' a 'Erin Brockovich', y de 'El color púrpura' a 'Bowling for Columbine', el mensaje final de la película es algo que ha quedado tan bien expuesto, que ha logrado traspasar fronteras y llegado a convertirse en lo principal a destacar cuando recordamos ciertos títulos.
Mucho más que terror
Tal y como sucedió con el cine de ciencia ficción de los años cincuenta, donde la Guerra Fría fue el fantasma que planeó sobre la gran mayoría de producciones, con el cine de terror se han ido dando casos cuya realidad idológica ha permitido al espectador el poder detectar que no se trataba únicamente de films de horror al uso.
Críticas hacia el racismo, la sátira de momento político vivido, el miedo a los avances tecnológicos o la representación del temor de una sociedad entera en forma de monstruo, son solo algunos de los ejemplos que pueden verse en las 15 películas seleccionadas en el presente especial, la cuales no hay que pasar por alto y que, seguramente, verás con otros ojos si no aún no conocías qué se esconde en su trasfondo.
Películas de terror con mensaje social
'Godzilla, Japón bajo el terror del monstruo'
Nueve años después del horror causado por el lanzamiento de las dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki por parte de los Aliados, en 1954 Ishirô Honda presentaba al mundo el kaiju por excelencia, 'Japón bajo el terror del monstruo', título protagonizado por uno de los ya clásicos monstruos del cine, Godzilla.
Nacido a causa de las radiaciones atómicas, el lagarto gigante por antonomasia no solo llegó para sembrar el caos allá por donde pisaba, sino que en él convergían todos los miedos de la población a los efectos de la radiación nuclear, algo que quedó grabado en la memoria del pueblo japonés tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
'El increíble hombre menguante'
En 1957 Jack Arnold adaptó a la gran pantalla 'El increíble hombre menguante', película basada en el relato homónimo de Richard Matheson, encargado también de escribir el guion que nos contaba la historia de Scott Garey, protagonizado por Grant Williams, un hombre que tras haber sido envuelto por una extraña nube, vivirá en sus propias carnes un cambio en su estructura molecular que le convertirá en un hombre minúsculo.
Tal y como ya se dibujaba en la obra de Matheson, el film de Arnold representa a la perfección el miedo latente entre la población en la denominada Era Nuclear. Del mismo modo en el que la Guerra Fría propició decenas de títulos de ciencia ficción en los que los invasores en clave de alienígenas o monstruos representaban al comunismo, 'El increíble hombre menguante' no debe ser únicamente entendida cual película pionera en su género, sino como hija de un tiempo que miraba con recelo al futuro.
'La noche de los muertos vivientes'
Corría 1968 cuando George A. Romero estrenaba su ópera prima, 'La noche de los muertos vivientes', el film que instauró lo que acabaría siendo un subgénero propio, el de los zombies, y que sirvió para consagrar a su realizador como maestro del cine de horror contemporáneo.
En la película, Romero no solo ponía sobre la mesa la preocupación por los avances científicos (como en 'Japón bajo el terror del monstruo', la radiación es la detonante de la trama), sino que consigue hacer un retrato de la sociedad estadounidesnse, algo que ha continuado haciendo en el resto de films de la saga (en 'Zombie, el amanecer de los muertos vivientes', criticaba el capitalismo; en 'El día de los muertos', pone el dedo en la llaga sobre el sector militar; en 'La tierra de los muertos vivientes', habla de la eterna lucha de clases; 'El diario de los muertos', es hija directa de la Era de Internet; mientras que en 'La resistencia de los muertos' prefirió dejar a un lado la sátira social).
Inspirándose en 'Soy leyenda' de Richard Matheson, Romero plasmó a la perfección las inquietudes de un movimiento contracultural donde despuntaban las ideas feministas, los derechos civiles, y la lucha contra el racismo y la homofobia, considerándose que los zombies vienen a representar a todos los oprimidos por el sistema del falso estado del bienestar.
'La matanza de Texas'
De forma parecida a lo que George A. Romero logró con 'La noche de los muertos vivientes' en 1968, a mediados de los setenta otro joven realizador se lanzaba a rodar una película que acabaría convertida en clásico de culto.
Corría 1973 cuando Tobe Hooper y su equipo filmaba en Texas su obra maestra 'La matanza de Texas', inspirada en los crímenes reales de Ed Gein y para la que tuvo mucho que ver la idea que el propio realizador había tenido mientras esperaba en la cola de un supermercado y pensaba lo fácil que sería abrirse camino entre la multitud con una motosierra.
Pese a eso, y considerando que el germen de la película que horrorizó al público no era otra cosa que hacer una comedia negra en la que poder reírse de los rednecks, el film acabó funcionando también como respuesta al duro panorama político del momento, con el escándalo del Watergate y la guerra de Vietnam como principales elementos del mismo.
'Vinieron de dentro de...'
Con un título original tan sugerente como el de 'Orgy of the Blood Parasytes', el primer largometraje de David Cronenberg no solo le encumbró como el posterior alma máter de la Nueva Carne, sino que fue el primero de muchos títulos en los que estableció un discurso propio que ha sido el sello en su filmografía.
Titulada finalmente 'Shivers', ('Vinieron de dentro de...' en nuestro país), además de suponer una de las películas clave dentro del cine con "mad sciencist", divagó acerca de los avances de la medicina, llegando a representar el temor a lo desconocido, del mismo modo en que títulos anteriores lo habían hecho con la energía nuclear y los avances en la tecnología.
'Las colinas tienen ojos'
De forma parecida a lo que sucedió con 'La matanza de Texas' de Tobe Hooper, en 1977 Wes Craven presentaba su particular crítica al convulso panorama político que le había tocado vivir.
En 'Las colinas tienen ojos', Craven realiza su particular disección de la típica familia americana (algo presente en parte de su filmografía, desde 'La última casa a la izquierda' a 'El sótano del miedo'), en la que un mal ajeno logrará desestabilizarla y hacerla estallar desde el interior. En esta ocasión, y para rizar el rizo, el mal es hijo de la era atómica, que además se basaba en la historia real del clan caníbal de Sawney Bean.
'Largo fin de semana'
Colin Eggleston presentó en 1978 una de las mejores películas de terror australianas de todos los tiempos. Quizá muchos recuerden el título de 'Largo fin de semana' por el insulso remake que Jamie Blanks dirigió en 2008, pero la original, la de treinta años antes, protagonizada por John Hargreaves y Briony Behets, puso sobre la mesa muchos de los elementos del denominado eco-terror.
De atmósfera enfermiza y malsana, el film de Eggleston no solo constituye un claro ejemplo de horror telúrico, sino que es el principal abanderado de los movimientos ecologistas surgidos entre los sesenta y los setenta, sin los cuales costaría de entender un film tan extraño y terrorífico como lo es esta joya del terror aussie.
'Holocausto caníbal'
Pese a que sobre la película de Ruggero Deodato haya pesado más el maltrato animal y el escándalo que supuso tras el arresto del realizador, cabe decir que uno de los aspectos que han perdurado (y perdurarán) de 'Holocausto caníbal', es el espíritu transgresor que rezuma, tanto desde el planteamiento formal como en el de fondo.
Y es que, en esta historia en la que un grupo de documentalistas son devorados por una tribu caníbal de la selva amazónica, hay una crítica absolutamente directa hacia el sensacionalismo por parte de los medios de comunicación. Lástima que Deodato jugase a criticar algo utilizando los mismos métodos que se disponía a criticar.
'Están vivos'
Con su decimotercer largometraje, John Carpenter consiguió firmar un nuevo título de culto para las generaciones posteriores. Mezclando a partes iguales terror, ciencia ficción y comedia, 'Están vivos' contaba cómo un hombre interpretado por Roddy Piper encuentra unas gafas con las que puede ver la realidad que se esconde detrás de todo lo que le rodea.
Extraterrestres disfrazados de humanos y un sinfín de mensajes subliminales para tener al pueblo controlado, son los dos elementos que convierten 'Están vivos' en una sátira social acerca del temor hacia una hipotética crisis causada por la creciente sociedad de consumo que andaba a pasos agigantados durante los años ochenta.
'Ocurrió cerca de su casa'
En 1992, Rémy Belvaux, Andrá Bonzel y Benoît Poelvoorde fueron los artífices de 'Ocurrió cerca de su casa', película que, a modo de falso documental, seguía las andanzas de un asesino por parte de un equipo de televisión.
Yendo un paso más allá de lo que 'Holocausto caníbal' había intentado representar más de una década atrás, este título de culto belga pone sobre la mesa los valores de la sociedad actual, criticando el sensacionalismo y la sobreexposición a los medios.
'Kairo'
Tres años después de que 'The Ring: El círculo' pusiera al terror oriental en el nuevo punto de mira para el público internacional, Kiyoshi Kurosawa estrenaba 'Pulse (Kairo)', uno de los mejores títulos del J-Horror contemporáneo.
Escrita por el propio Kurosawa, esta historia de fantasmas en la que el ciberespacio es entendido como nuevo ecosistema en el que las entidades pueden campar a sus anchas, fue un claro reflejo de una de las lacras de la sociedad japonesa: la de la soledad de los jóvenes frente a las pantallas de sus ordenadores y la elevada tasa de suicidios que asola el país cada año.
'It Follows'
Siguiendo la estela iniciada con su debut cinematográfico, 'The Myth of American Sleepover', en 2014 David Robert Mitchell dejó a un lado el tono de comedia dramática para adentrarse en el cine de horror en estado puro gracias a 'It Follows'.
La película, con inspiraciones que beben directamente de 'Pesadilla en Elm Street' y 'La noche de Halloween', construye un relato que, a modo de alegoría, viene a reinterpretar las normas clásicas del cine de género, convirtiendo la maldición de turno en una suerte de transmisión sexual que, cual venérea, hará estragos en la existencia de los protagonistas.
Además de todo lo que concierne en cuanto al uso de las claves del género, 'It Follows' sirve como título ejemplar para plasmar la realidad vivida en el Detroit actual, la ciudad fantasma que se está empezando a recuperar tras el abandono masivo que sufrió años atrás, y del cual los barrios residenciales de la periferia aún no han logrado sobreponerse, dando a la ciudad de Michigan el aspecto de ciudad fantasmal que bien refleja Mitchell en su segundo largometraje (algo que también está presente en el 'No respires' de Fede Álvarez).
'Cyberbully'
Maisie Williams protagonizó en 2015 este telefilm a descubrir cuyo sugerente título bien podría convertirla en la película clave en cuanto a la temática que refleja.
En ella, Williams interpreta a Casey Jacobs, una adolescente que se verá obligada a entrar en el juego de un hacker que le chantajea con publicar material íntimo de ella si no accede a sus macabros juegos. Film con moralina final de las que hacen pensar, perfecto para ver en una maratón junto a otros hermanos menores que juegan en la misma línea, como 'Eliminado' u 'Open Windows'.
'Under the shadow'
Vendida al mundo como el 'Babadook' iraní, el 'Under the Shadow' de Babak Anvari es un film de terror que puede leerse en diversas líneas, siendo la más evidente de ellas, la del film de horror sobrenatural al uso.
Sin embargo, y ahondando tan solo un poquito, en ella encontramos aspectos tan interesantes como lo es el papel de la mujer en Oriente Medio y el miedo al conflicto armado, principales aspectos sobre los que gira una historia con entidad paranormal incluida, cuyo tratamiento viene a recordarnos el 'Dark Water' de Hideo Nakata, y la que supone un terror complementario a todas las injusticias vividas por la protagonista del film.
'Déjame salir'
Presentada en la edición 2017 de Sundance, 'Déjame salir' pronto se convirtió en una de las sensaciones allí por donde lograba verse. Producida por Jason Blum, la ópera prima del comediante Jordan Peele podría entenderse como una simbiosis idónea entre 'Adivina quién viene esta noche', 'Las mujeres perfectas' y 'Yo anduve con un zombie'.
Con muchas dosis de humor negro y unos diálogos que rozan lo grotesco, en el film de Peele asistimos a la visita por parte de un joven afroamericano, Chris (Daniel Kaluuya) y su novia blanca, Rose (Allison Williams), a la casa de los padres de ella. Cuando los tópicos racistas y una calma un tanto tensa empiecen a convertir la situación en insostenible, el protagonista vivirá en sus propias carnes una pesadilla que refleja a la perfección la crisis de valores actual en cuanto al racismo en la sociedad que vivimos.