El actor español Javier Bardem se encuentra promocionando su último trabajo, 'Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez'. Y ha sido para una de estas entrevistas, en concreto para la de la revista Getleman's Journal, para la que su mujer, Penélope Cruz, le ha fotografiado en su casa de Madrid.
Las imágenes se están haciendo virales en redes sociales por la intimidad que demuestran, ya que, al fin y al cabo, son fotos de escenas cotidianas capturando el momento de prepararse un café o de darse una ducha, dando la sensación de cierto voyeurismo. Muchos de los comentarios son acerca del amor que hay entre la pareja: "Nadie te saca fotos como quien te ama". Sea cierto esto o no, en este caso no se puede negar que parecen tomadas por un fotógrafo profesional.
Nadie te saca fotos tan lindas como quien te ama https://t.co/6GpnAlTmKn
? Dalia F. Walker (@ladaliaa) October 22, 2024
En ese misma entrevista, el actor habla un poco de su historia de amor. "Ella tenía 17 años y yo 22", cuando se conocieron en 'Jamón, jamón'. " Algo había ahí: una energía, una química, una manera de confiar el uno en el otro como seres humanos. Y eso perduró durante tanto tiempo, a pesar de que no nos vimos ni hablamos durante muchos años", relata. No fue hasta 15 años después que volvieron a coincidir en una película, y fue ahí donde terminó de surgir el amor: "Resultó que los dos estábamos solteros en ese momento, así que, naturalmente, ocurrió lo que tenía que pasar: dos personas volvieron a conectarse porque compartían un montón de cosas, mucho más de lo que esperaban".
Padre de los hermanos Menendez
El 19 de septiembre se estrenó en Netflix 'Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez', la segunda parte de la serie antológica 'Monstruo', inspirada en la historia real de los hermanos Menendez, quienes fueron condenados por asesinar en 1989 a sus padres José y Kitty Menéndez, interpretados por Javier Bardem y Chloë Sevigny.
Condenados a cadena perpetua, los hermanos mataron a sus padres, o al menos así declararon en el juicio, en defensa propia por los abusos sexuales, físicos y psicológicos a los que les sometieron desde que eran niños.
A pesar del dilema moral y ético que pudo suponer este papel, Bardem acabó aceptándolo, y no lo hizo a la ligera: "No es una forma de justificar o excusar la acciones de nadie. En cambio, es una forma de que intentemos entender un poco mejor por qué y de dónde vienen. Creo que esa es la única herramienta que tiene cualquier artista, que es llevar la experiencia, no las ideas, ni el razonamiento, ni las teorías. Sino la experiencia de ser alguien para el público, para que se sientan, aunque sea un segundo, como esa persona, para que su juicio se abra".
