La televisión es cíclica y todo acaba volviendo. Uno de los últimos títulos en recibir el tratamiento del remake moderno es 'Perdidos en el espacio'. El mítico clásico de la ciencia ficción creado por Irwin Allen triunfó en los años 60, una década muy fértil para el género en televisión (la serie original de 'Star Trek' llegaba tan solo un año después que ella). Semi-olvidada a pesar de su repercusión, 'Perdidos en el espacio' volvió como blockbuster de cine a finales de los 90. La película solo es recordada por ostentar el honor de haber desbancado a 'Titanic' del número 1 de la taquilla estadounidense (después de 15 semanas de reinado) y por tener en su reparto a Joey de 'Friends' (Matt LeBlanc), cuando todavía se pensaba que la popularidad de la telecomedia se podría traducir en éxito cinematográfico para sus estrellas.
Han pasado 20 años y Netflix nos presenta una nueva reinterpretación dramática de la serie para la era de las plataformas digitales y el binge-watching, un producto moderno y muy cuidado que se suma a su cada vez más amplio catálogo de ciencia ficción. La nueva 'Perdidos en el espacio' se ambienta 30 años en el futuro, cuando la colonización en el espacio exterior es una realidad. Los miembros de la familia Robinson se encuentran entre los elegidos para iniciar una nueva vida en otro mundo, pero cuando su trayecto se desvía de curso, "naufragarán" en un planeta desconocido, donde deberán sobrevivir ante los peligros que pondrán a prueba su unión como familia.
El reparto de 'Perdidos en el espacio' está encabezado por un rostro familiar de Netflix, Molly Parker, a la que hemos visto en 'House of Cards', y Toby Stephens ('Black Sails') como el matrimonio Robinson. Les acompañan los jóvenes Taylor Russel ('Falling Skies'), Mina Sundwall ('El plan de Maggie') y Max Jenkins ('Sense8'). Pero la familia no estará sola, sino que contará con la compañía de dos extraños que también han acabado perdidos en el planeta, la doctora Smith, interpretada por la habitual del cine de Woody Allen Parker Posey, y Don West, contrabandista que encarna Ignacio Serricchio. A ellos se suma un robot alienígena con el que el más joven de los Robinson establecerá un vínculo muy especial.
Hogar es donde esté el corazón
Los dos primeros episodios de 'Perdidos en el espacio' (los que hemos podido ver antes de su estreno en Netflix) introducen la historia y los conflictos que definirán a los personajes a lo largo de la primera temporada. Como carta de presentación, el inicio de la serie se separa en dos frentes, uno centrado en la familia Robinson y otro en los especialistas que acaban acompañándolos en el planeta desconocido donde han ido a parar.
El primer capítulo está dedicado enteramente a los Robinson, una familia de mentes superdotadas que emprenden un viaje a través de las estrellas en busca de un nuevo hogar. La serie no pierde el tiempo dando rodeos innecesarios, sino que entra en materia desde el principio, dejando los preámbulos y antecedentes para los flashbacks, que se irán intercalando en la temporada para completar la historia y los personajes y mostrarnos cómo ha acabado la Tierra. Así, la primera hora estructura hábilmente la premisa, dando una buena muestra de lo que nos vamos a encontrar en la serie: una fusión de ciencia ficción clásica, aventura, intriga y drama familiar. Mientras que la segunda añade más humor y otros factores que apuntan a una trama ramificada que promete muchos giros y sorpresas mientras vamos descubriendo los abundantes secretos y misterios del planeta.
El arranque de la serie pone el acento en la acción y el peligro (nada más llegar al planeta, los Robinson se enfrentan a su primer contratiempo de vida o muerte), pero el tema que subyace en todo momento es la familia, y por extensión, el concepto de "hogar". 'Perdidos en el espacio' es ante todo un drama familiar americano, una historia que traslada las habituales dinámicas del entorno doméstico de la familia nuclear y tradicional USA a un emplazamiento imposible.
En un planeta desconocido y hostil, los Robinson verán cómo se magnifican sus problemas cotidianos: la rivalidad entre los padres por liderar la familia y su lucha por mantener viva su relación sentimental, la tensión entre las hermanas adolescentes, la fuerte presión a la que se enfrentan los hijos debido a las expectativas que se depositan en ellos para que desarrollen su potencial, o el clásico conflicto de la figura paterna ausente que tanto se ha explotado en el cine y la televisión estadounidense (el pequeño de los Robinson se sincera sobre lo mucho que echaba de menos a su padre jugando a pasarse la pelota con el robot -más evidente imposible). Enfrentarse juntos a los peligros que les depara su nuevo hogar fortalecerá los lazos de una familia en la que la inteligencia y la estrategia se ven complementadas por el amor y el apoyo incondicional que se profesan.
Entretiene, pero no alcanza las estrellas
El reparto de 'Perdidos en el espacio' realiza una labor muy correcta, pero si hay que destacar a alguien basándose en los primeros capítulos, sería a Parker, madre fuerte e independiente que se impone como líder en la era del empoderamiento femenino, y al benjamín de la serie, Maxwell Jenkins. De hecho, Will Robinson es quizá el personaje con más posibilidades, un niño que reconoce sentirse "diferente" y que establece una amistad con un robot extraterrestre de enigmático pasado (y magnífico diseño, por cierto) que puede resultar más interesante que el resto de personajes de carne y hueso.
Y es que a pesar del gancho de su premisa y su excelente factura, 'Perdidos en el espacio' resulta convencional la mayor parte del tiempo y sus personajes están construidos a bases de clichés. Habiendo visto solo los dos primeros episodios, no descartamos que más adelante en la temporada sorprenda, pero de momento no parece que estemos ante una serie con mimbres para convertirse en un drama imprescindible o un blockbuster televisivo, ni mucho menos un fenómeno como 'Stranger Things'. Eso sí, 'Perdidos en el espacio' garantiza un rato de evasión y entretenimiento bastante digno, que tampoco está mal. La familia protagonista tiene una norma inquebrantable: "Los Robinson permanecen siempre juntos". Nosotros nos quedaremos también cerca por si acaso.
Lo mejor: El robot y su relación con el pequeño de los Robinson, herramienta que la serie usa para explorar la humanidad a través de la inteligencia artificial.
Lo peor: Parker Posey, habitual de comedia, se encuentra muy desubicada (o "perdida") en un producto de estas características y parece estar en una serie distinta a los demás. Y el product placement. El segundo capítulo parece un anuncio de 50 minutos de Oreo.
Nota: 6