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CRÍTICA

'Pídeme lo que quieras' da un giro a la fórmula de 'Cincuenta sombras de Grey' con una película provocadora y muy seductora

Gabriela Andrada y Mario Ermito protagonizan la adaptación de la exitosa novela de Megan Maxwell, que llega a los cines este viernes 29 de noviembre.

Por Alberto Cano Rodríguez 29 de Noviembre 2024 | 09:45

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'Pídeme lo que quieras'
'Pídeme lo que quieras' (Warner Bros. Pictures)

Vuelve a subir la temperatura en los cines. Aunque fenómenos como 'Cincuenta sombras de Grey' ya quedaron atrás, el cine erótico sigue pisando fuerte y trayendo propuestas provocadoras que no dejan indiferentes a los fans del género, como el caso de 'Pídeme lo que quieras'. Protagonizada por Mario Ermito y Gabriela Andrada, esta cinta dirigida por Lucía Alemany adapta la exitosa novela del mismo título de Megan Maxwell, que como bien sabrán sus lectores no repara en gastos con su jugoso romance o sus excitantes secuencias sexuales.

'Pídeme lo que quieras' nos cuenta la historia de Judith, una brillante ejecutiva cuya vida da un vuelco al conocer al seductor empresario alemán Eric Zimmerman, su nuevo jefe. Lo que inicialmente se presenta como un pequeño amorío de oficina, acaba destapando los secretos más íntimos de cada uno de ellos, llevando su relación a una espiral de juegos y fantasías sexuales que pondrá a prueba los límites de su deseo y placer.

Mario Ermito como Eric Zimmerman y Gabriela Andrada como Judith en 'Pídeme lo que quieras'
Mario Ermito como Eric Zimmerman y Gabriela Andrada como Judith en 'Pídeme lo que quieras' (Carla Oset / Warner Bros.)

La película no inventa nada. Es una sucesión de lugares comunes de relatos eróticos con el disfrute del morbo sexual imponiéndose a la narrativa. Sin embargo, esta historia de Megan Maxwell se atreve a dar un giro que rompe con una de las tendencias más problemáticas del género. Además, Lucía Alemany ha sabido impregnar la cinta de personalidad y entregar un producto que rebosa sensualidad, elegancia y buen hacer.

Y es que 'Pídeme lo que quieras' se aleja de la idea machista de sumisión que ha caracterizado franquicias como 'Cincuenta sombras de Grey', la cual sentó un mal precedente en el género. El relato, que en su versión en papel surgió durante el boom de la saga de E.L. James, pone el foco en el deseo sexual de su protagonista, dándole a ella las riendas y dejando que la narración y las secuencias sexuales se guíen bajo sus sentimientos.

Aunque el personaje de Eric Zimmerman tenga sus sombras, no hay una figura controladora que lleve a la mujer a la satisfacción forzosa de sus pasiones. En el punto de partida, el protagonista masculino, que sigue los mismos esquemas que cualquier Christian Grey de turno, recurre a la manipulación emocional para arrastrar a su compañera a su mundo sexual, sin embargo, la historia no tarda en reprocharlo y dejar que sea ella quien establezca sus reglas y límites. Es decir, romper esquemas por lo sano.

Un erotismo muy cinematográfico

Como resultado, tenemos la misma diversión sexual de cualquier saga erótica, pero con un enfoque más oportuno que eleva el disfrute. A esto hay que añadir lo bien que la directora Lucía Alemany cuida el desarrollo sentimental de los personajes, para lo que ha jugado con los recursos que tan bien le funcionaron en trabajos personales como 'La inocencia' o productos más comerciales como 'Élite'.

Gabriela Andrada y Mario Ermito en una escena de 'Pídeme lo que quieras'
Gabriela Andrada y Mario Ermito en una escena de 'Pídeme lo que quieras' (Carla Oset / Warner Bros.)

Es el caso de la naturalidad con la que explora los conflictos de los protagonistas o el buen uso de la banda sonora en los momentos culminantes del film, donde no faltan temazos de grupos y artistas como La casa azul o Rigoberta Bandini. Por ejemplo, hay un momento donde plantea la liberación de su protagonista a través de la canción 'Too Many Drugs' que es todo un éxtasis emocional, lo que eleva el disfrute más allá del componente erótico. Un rara avis en un género que pocas veces se preocupa por la calidad cinematográfica.

Aunque, honestamente, no es una película que vaya a conquistar a ningún espectador que no sea fan del género. El foco sigue puesto en el morbo sexual y, como decía, sigue plagada de lugares comunes de cualquier relato erótico. Y algunos bastante sonrojantes. Me remito a una escena en torno a la mitad del metraje donde, a ritmo de 'Blanco y negro' de Malú, un giro telenovelesco con un diálogo estrafalario se entremezcla con una alocada secuencia de conducción al estilo 'Fast & Furious', lo que a uno le deja perplejo en el peor de los sentidos.

Esto no debería pillar por sorpresa a nadie. A fin de cuentas, el espectador potencial que va a ver películas como 'Pídeme lo que quieras' solo busca una propuesta provocadora y juguetona que exprima la pasión sexual de sus protagonistas, no un producto serio y profundo. En ese sentido, las situaciones desconcertantes se convierten en un mal menor, sobre todo valorando lo bien que se explotan las demás virtudes: La sensualidad de sus instantes sexuales, la elegancia de su puesta en escena o la explosiva química entre sus actores, Mario Ermito y Gabriela Andrada.

6
Lo mejor: Rompe con los estereotipos machistas de relatos eróticos similares como 'Cincuenta sombras' y está rodada con mucho gusto cinematográfico.
Lo peor: Cae en demasiados lugares comunes del género y no está exenta de diálogos y situaciones sonrojantes.