Entre las maravillas animadas creadas por Hayao Miyazaki, 'Ponyo en el acantilado' es una de sus ejemplos más populares. La fábula fantástica con la que el realizador se reencuentra con su público más joven, aquel que conquistó con 'Mi vecino Totoro', es uno de sus trabajos más artesanales, como también uno de los que tiene el mensaje más optimista.
Ponyo es una niña-pez que vive bajo el mar con su padre, Fujimoto, un hechicero y científico que en otra vida fue humano, y sus múltiples hermanas pequeñas. Cansada de la vida dentro del submarino en el que viven ella, Fujimoto y sus hermanas, y del que no debe salir, logra escaparse para conocer lo que hay fuera. Sin embargo, se encuentra con un barco de arrastre que lleva toda la basura que dejan las personas alrededor de la playa. La pobre Ponyo acaba con su cabeza atascada en un frasco de cristal. A punto de morir, llega a la orilla de una zona de acantilados, donde la encuentra Sosuke, un niño de cinco años que viven con sus padres en lo alto del acantilado. El niño la rescata y ambos se hacen amigos. Sin embargo, esa amistad, que se convertirá en amor, pondrá en peligro el equilibrio del mundo, lo que obligará a Fujimoto a tomar cartas en el asunto.
Una entrañable fábula medioambiental
'Ponyo en el acantilado' vino tras varios ejercicios cinematográficos intensos. Miyazaki había llegado casi a la extenuación con 'La princesa Mononoke', la que se presumía que iba a ser su última película, después vino 'El viaje de Chihiro', considerada su obra cumbre, con la que hizo historia ganando el Oso de Oro en Berlín y el premio Oscar a la mejor película de animación, tras ello llegó 'El castillo ambulante', el filme más barroco del cineasta. Con lo cual, 'Ponyo en el acantilado' significó un descanso entre tantas obras épicas, un "break" antes de realizar 'El viento se levanta', su filme más personal desde 'Porco Rosso'.
Una fábula que cautivó al público y a la crítica, como todas las películas dirigida por el gran maestro Miyazaki. Una película entrañable, positiva y con un poderoso mensaje sobre el cuidado del medio ambiente y el compromiso con uno mismo. Por ello, es momento de explorar más a fondo 'Ponyo en el acantilado', la esperanza en la infancia de Hayao Miyazaki.
'Ponyo en el acantilado', la esperanza marina de Miyazaki
Inspirándose en 'La sirenita' y 'Urashima Taro'
Según declaró el productor Toshio Suzuki, así como también el propio Hayao Miyazaki, el principal referente de 'Ponyo en el acantilado' es 'La sirenita' de Hans Christian Andersen. A Miyazaki le atrajo que, en el cuento original, la heroína acabe convertida en espuma de mar por "no tener alma" y quiso explorarlo en la película, aunque de una forma completamente opuesta. Sin embargo, el cuento de Andersen no fue la única fuente de Miyazaki para escribir la película. Otro de sus referentes, según comentó Suzuki, fue el de la leyenda japonesa 'Urashima Tarô', que narra cómo un pescador, después de rescatar a una tortuga, es recompensado con una visitar al Palacio del dios Dragón.
Aunque, tal y como cuenta Laura Montero Plata en su libro 'El mundo invisible de Hayao Miyazaki', otra de sus influencia fueron las obras de Rieko Nakagawa. Miyazaki ya adaptó uno de sus cuentos en forma de cortometraje para el Museo Ghibli, 'The Whale Hunt'. Miyazaki, esta vez, tomó de referente el cuento 'Eruta, la rana', que narra cómo un niño que se encuentra con una rana y de cómo esta le lleva a su palacio, resultando ser un príncipe. Otras influencias, como apunta Montero Plata, son el escritor Natsume Soseki (llamó al niño protagonista Sosuke en honor al personaje principal de la novela 'La puerta' de Soseki); 'La gran ola de Kanagawa' de Hokusai y la ópera de Richard Wagner 'La walkiria', de la que se hablará de nuevo en siguientes párrafos.
El océano y la tierra, el equilibrio del mundo
Marta García Villar, en su capítulo del libro 'Mi vecino Miyazaki', comenta que Hayao Miyazaki, en las notas de producción del filme, apuntaba al océano como una presentación del principio femenino, mientras que la tierra, como representación del principio masculino. "Dos energías perfectamente estables que se completaban con armonía", escribe.
Efectivamente, un punto en el que se hace hincapié en la película es que el deseo de Ponyo de ser humana trastocaría el frágil equilibrio del mundo entre tierra y mar. Fujimoto, el padre de Ponyo, lo comenta varias veces a lo largo del metraje. Miyazaki crea dos energías que se completan, Ponyo siendo como el mar, "puro movimiento y agitación", mientras que Sosuke es terrenal, "un niño con aplomo y una sensibilidad admirables". En la cinta, ambos se prometen amor, una metáfora, más que del clásico cuento de hadas, de compromiso por el respecto entre iguales, entre mar y tierra, entre hombre y mujer, entre el ser humano y la naturaleza. El ying y el yang que se complementan. Como comenta García Villar, un "juego de equilibrios y dualidades" muy interesante, que, aunque sea una obra pensada para la infancia, tiene una complejidad que el adulto sabrá ver.
El compromiso en una esperanzadora infancia
Precisamente, en ese juego de equilibrios y dualidades, Miyazaki remarca el férreo compromiso entre Ponyo y Sosuke, como una luz de esperanza para la sociedad actual. Miyazaki en sus obras siempre ha mostrado cómo la sociedad moderna, pese a los avances tecnológicos, ha sufrido un retroceso de valores, que como escribe García Villar, provocan "inseguridad por el futuro y falta de responsabilidad y compromiso por parte de los más jóvenes". De ahí, que los niños protagonistas de 'Ponyo en el acantilado' sean tan decididos y hagan una promesa que al público le puede parecer excesiva y que, en el trasfondo, se resumen en responsabilidad y respeto por el otro. Todo en sentido positivo, viendo luz y esperanza en las nuevas generaciones, lo que la aleja del tono sombrío de su anterior película infantil, 'Mi vecino Totoro', que guarda ciertos "tintes agridulces relacionados con la presencia de la muerte que parecía acechar a la familia de Mei y Satsuki en algunos momentos", explica García Villar.
Algo similar, en lo referente al compromiso, se vio en el final abrupto de 'Susurros del corazón', cuando Shizuku y Seiji se prometen matrimonio. Miyazaki con esta película quiere ofrecer una luz de esperanza, fe en la infancia. No es de extrañar, ya que el público objetivo son los niños, el futuro de la Humanidad. Con la película, el realizador muestra que los más pequeños pueden dar lecciones a los adultos.
La protección del medio ambiente
Como en todas las películas de Miyazaki, la protección del medio ambiente es otro de los mensajes de 'Ponyo en el acantilado'. Aunque el cineasta se centre en la historia de Ponyo y Sosuke, la advertencia sobre el descuido de la sociedad por el medio ambiente está de una forma clara en la cinta. El primer contacto de la niña-pez con la Humanidad es el incidente con barco de arrastre, que lleva toda la basura a una red gigante y que casi mata a Ponyo de asfixia cuando su cabecita queda atrapada en un frasco de cristal.
También se ve la suciedad en el mar, provocado por las personas, cuando Fujimoto va en busca de su hija y se encuentra con basura por doquier, llegando a comentar la turbiedad del agua. La crítica a la falta de sensibilidad de la sociedad sobre el medio ambiente es clara. Como bien se sabe, Miyazaki es un convencido ecologista y en sus películas siempre narra su preocupación sobre el daño que puede ocasionar el ser humano a la naturaleza.
Feminismo y valores pedagógicos
'Ponyo en el acantilado', al estar pensando en un público infantil, tiene varios mensajes puestos de forma pedagógica. Lisa, la madre de Sosuke, es representada como una madre tenaz, fuerte y capaz de tomar la iniciativa, como cuando enciende el generador de la casa cuando se quedan sin electricidad. Miyazaki muestra una imagen de la madre diferente al clásico concepto japonés, mujeres fuertes, independientes y llenas de energía. También está personificada esta fuerza en Granmamare, la poderosa diosa del mar y madre de Ponyo.
Además, están los valores que Lisa inculca a Sosuke, como el respeto a los mayores, ya que ella trabaja en una residencia de ancianos que está próxima a la guardería a la que va Sosuke. Contando con su mensaje a favor de la protección medioambiental, junto con el equilibrio y el respeto entre iguales, como también el mostrar el nivel de compromiso de la propia infancia, 'Ponyo en el acantilado' se convierte en una de las películas más educativas de Hayao Miyazaki y del Studio Ghibli en sí.
Mares y océanos, los otros protagonistas
En las películas de Miyazaki, es habitual que la naturaleza sea una protagonista más. Por ejemplo, en 'Mi vecino Totoro' y 'La princesa Mononoke' el bosque es un actor más, mientras que el viento ejerce una influencia importante en 'Nausicaä del Valle del Viento', 'Porco Rosso', 'El castillo en el cielo' o 'El viento se levanta', como apunta García Villar en 'Mi vecino Miyazaki. Sin embargo, el mar, el agua, no había tenido un papel protagonista hasta la llegada de 'Ponyo en el acantilado'. Cierto es que el mar aparece referenciado, aunque de manera más discreta, en 'Nausicaä del Valle del Viento', 'Nicky, la aprendiz de bruja', 'El viaje de Chihiro' y 'Porco Rosso', pero nunca Miyazaki se había profundizado tan en las aguas profundas del océano.
El mar ejerce una fuerza increíble en la cinta, que se muestra de forma maternal cuando aparece la gran diosa Granmamare, mientras que saca su lado más feroz cuando Ponyo se reúne con Sosuke sobre unas olas gigantes. Miyazaki muestra al mar como el mundo paralelo de lo terrenal, tremendamente vivo y que pide ser respetado y preservado de igual forma. Una vez más, aquí entra en juego ese ejercicio de equilibrio que convierten a la cinta en una reflexión más profunda de lo que aparenta.
Granmamare, la diosa shakesperiana y la influencia de Wagner
Como se ha comentado antes, Miyazaki tuvo influencia del escritor japonés Natsume Soseki cuando escribió el guion de 'Ponyo en el acantilado'. Parece ser, según apunta Montero Plata en 'El mundo invisible de Hayao Miyazaki', también lo tuvo en la animación. Se atribuye la influencia de Soseki en la animación más simple de la película debido a la predilección de Soseki por el cuadro 'Ofelia' de John Everett Millais. En el retrato se ve una imagen etérea de Ofelia, la heroína trágica de 'Hamlet', de William Shakespeare. Eso sí, es la única coincidencia con Ofelia, ya que el carácter de Granmamare es opuesto a la tragedia. Esa animación simple le aporta cierto toque diferente, de nostalgia, que enriquece la filmografía de Ghibli.
Miyazaki, que viajó hasta Londres para ver el cuadro, se quedó impacto por el poder visual de la obra, provocando que el estilo de animación fuese simplificado, alejado de la representación detallada propia de Ghibli. García Villar comenta que Miyazaki señaló que Granmamare, al ser la diosa del mar, no tuviese a Fujimoto como "único marido" y que, probablemente, tuviese varios esposos semihumanos repartidos por el mundo.
También en este momento, Miyazaki quedó fascinado por las óperas del alemán Richard Wagner, concretamente 'La walkiria', la segunda ópera de la tetralogía de 'El anillo del nibelungo'. Por ello, decide que el nombre original de Ponyo, el que le da su padre antes de que Sosuke la renombrase, fuese Brunilda, la doncella escudero y walkiria que aparece en dicha ópera del compositor alemán.
Una película hecha completamente a mano
'Ponyo en el acantilado' supuso el regreso a la animación artesanal de forma completa, ya que Miyazaki no utilizó el CGI para ninguno de los fotogramas, provocando que todo sea animado a mano. Anteriormente, Miyazaki utilizó el ordenador para cintas como 'La princesa Mononoke', 'El viaje de Chihiro' o 'El castillo ambulante', pero solo para elementos concretos y nunca para que sustituyera a la animación tradicional. Con 'Ponyo en el acantilado', Miyazaki dibujó el mar y las olas, mostrándolo con una expresividad propia del dibujo a mano. Se utilizaron tonos pastel y acuarelas para las diferentes escenas, provocando que hubiese más de 160.000 dibujos a mano, 170.000 imágenes separadas, un récord para una película dirigida por Miyazaki.
Aunque el público pensó que fue idea propia de Miyazaki, esta vino por proposición de Toshio Suzuki, tal y como comenta en una entrevista que le hizo Toshio Tsuchiya para Dai2 NTV. Miyazaki pensó, inicialmente, utilizar animación por ordenador para algunas escenas, pero el productor le disuadió para que la película fuera enteramente hecha a mano. Mención también un auto-homenaje que hace Miyazaki. La escena de la ciudad inundada recuerda a 'Las aventuras de Panda y sus amigos', dirigida por Isao Takahata en 1972 y que Miyazaki escribió.
Su hijo Goro fue su inspiración
Sin duda, Miyazaki tiene cariño a su hijo, Goro Miyazaki, director de 'Cuentos de Terramar' y 'La colina de las amapolas'. Pese a la riña que tuvieron, Miyazaki padre se inspiró en su hijo para el personaje de Sosuke. Se inspiró en los recuerdos que tenía de su hijo cuando este tenía cinco años. Un homenaje de padre a hijo.
Aparte está la inspiración para la ciudad costera en la que se desarrolla la trama. Como apunta Montero Plata en 'El mundo invisible de Hayao Miyazaki', el productor Toshio Suzuki le propuso al cineasta que hiciese una película para niños inspirándose en los arcos narrativos de la colección de cuentos 'Iya Iya' de Rieko Nakagawa. Se puso a trabajar en la película en un pequeño pueblo de Setonaikai, Tomonoura. De hecho, Miyazaki se alojó en una casa encima de un acantilado, de ahí que la casa de Sosuke está situada encima de un acantilado.
El origen del nombre de Ponyo
Sin duda, el nombre de Ponyo llamó la atención. ¿Cuál es su origen y significado? El nombre de Ponyo es una onomatopeya, basada en una idea original de Miyazaki que su significado evoca a una "suave y esponjosa sensación". Por cierto, la película estuvo a punto de tener secuela, ya que Miyazaki pensó hacer una segunda parte en 2013, pero Toshio Suzuki le persuadió para dirigir 'El viento se levanta'.
Como nota también curiosa está en la canción principal de la película, de título homónimo. Es una de las pocas películas cuya canción ha sido traducida en todas las lenguas en las que se ha doblado la cinta, algo inusual en un filme de Studio Ghibli. El motivo es que Miyazaki, que escribió la letra, la hizo pensando en que es una canción para que los padres se la cantasen a sus hijos durante el baño, lo que implicaba que tuviese letras en cada idioma, sería complicado que los padres canten a sus hijos pequeños en japonés.
Éxito de taquilla y crítica
Como todas las películas dirigidas por Hayao Miyazaki, 'Ponyo en el acantilado' se convirtió en un éxito absoluto de taquilla. Estrenada el 19 de julio de 2008, logró ser número uno en la taquilla por delante de 'Pokémon 11: Giratina y el defensor de los cielos', que aspiraba a arrasar en la cartelera. Recaudó un total de 164,57 millones de dólares, convirtiéndose en la película más taquillera de 2008 en Japón.
Con este dato, se convirtió en la novena película de Studio Ghibli en convertirse en la película más vista de su país, superando los datos de películas extranjeras, y se unió a 'Nicky, la aprendiz de bruja', 'Recuerdos del ayer', 'Porco Rosso', 'Pompoko', 'Susurros del corazón', 'La princesa Mononoke', 'El viaje de Chihiro' y 'El castillo ambulante'. Posteriormente logró ingresar en ese selecto club 'El viento se levanta'. Con 164,57 millones de dólares, es la tercera película más taquillera a nivel internacional de Ghibli, solo por detrás de 'El viaje de Chihiro' y 'El castillo ambulante'.
La película, además, logró un importante reconocimiento por parte de la crítica. La cinta entró en la Selección Oficial del 65º Festival de Venecia, donde compitió por el León de Oro. En Venecia logró una Mención Especial, así como premio de la Fundación Mimmo Rotella. La cinta también obtuvo cinco premios en los Tokyo Anime Awards, entre ellos el de Mejor Animación del Año. Logró dos galardones de los Premios de la Academia Japonesa y dos nominaciones a los premios Annie. La empresa Dentsu la consideró "el segundo productor más exitoso de Japón en 2008", solo por detrás de la consola Wii.
Pixar apadrinó el doblaje en inglés
El éxito de 'Ponyo en el acantilado' fue internacional. En Estados Unidos, se distribuyó en 927 salas, el dato más alto hasta la fecha (posteriormente fue superada por 'Arrietty y el mundo de los diminutos'). Distribuida por Disney, la película logró 15 millones de dólares en la taquilla estadounidense, logrando el noveno puesto en su fin de semana de estreno, todo un éxito teniendo en cuenta de que se trata de animación japonesa. Entre las películas anime más vistas en la historia de la taquilla estadounidense, 'Ponyo en el acantilado' está un honroso sexto puesto.
Parte del éxito fue gracias a que Pixar apadrinó el doblaje al inglés. John Lasseter, Brad Lewis y Peter Sohn se encargaron de dirigir el doblaje, que fue producido por Frank Marshall, Steve Alpert, Kathleen Kennedy, Lasseter y el propio Miyazaki. La traducción del doblaje al inglés fue hecha por Melissa Mathison. Como casi todos los largometrajes producidas por Ghibli y distribuidos en Estados Unidos, 'Ponyo en el acantilado' tuvo varios actores de renombre en su doblaje al inglés. Para las voces de Ponyo y Sosuke se contó Noah Cyrus y Frankie Jonas, hermanos pequeños de Miley Cyrus y los Jonas Brothers respectivamente. Para los otros papeles se contaron con actores de la talla de Tina Fey, Liam Neeson, Cate Blanchett, Matt Damon, Lily Tomlin, Betty White y Cloris Leachman. A la premiere estadounidense asistió Miyazaki y Disney trató el estreno como si fuese una película hecha por ellos (con reversión pop del tema principal de la cinta incluido).
La música de Ponyo, desde el corazón marino
Como siempre, la música es otra de las piedras angulares de las películas de Studio Ghibli. Joe Hisaishi es el compositor fetiche de Hayao Miyazaki, ya que ha compuesto todas las bandas sonoras de sus películas. 'Ponyo en el acantilado' no iba a ser una excepción. La banda sonora tiene influencias wagnerianas, especialmente en los temas que evocan al momento en el que Ponyo escapa del submarino de Fujimoto en olas gigantes propias de maremotos.
También Miyazaki quería que la música de la cinta tuviese muchas canciones, algo atípico en su filmografía. Para ayudar a componerla a Hisaishi, le dejó al compositor varias anotaciones en las que había letras escritas por él que definían a cada personaje. También está el tema homónimo, principal de la película, que cantaba la pequeña Nozomi Ohashi junto con el dúo Fujioka Fujimaki. Aunque el tema mítico es el aria que se escucha durante los créditos iniciales, 'Umi no Okaasan', cantada por la soprano Masako Hayashi. El tema se inspiró en un poema de Wakako Kaku, poeta que fue la que escribió las letras de la canción que se escucha en los créditos finales de 'El viaje de Chihiro'.