Desde hace unos años tenemos tal cantidad de series de calidad que es imposible estar al día con todas, por lo que cada vez hay más joyas ocultas a reivindicar. Mientras la conversación online es acaparada por las ficciones más exitosas y premiadas, hay series que consiguen la atención de un grupo de espectadores quizá menos cuantioso, pero a veces el doble de entusiasta.
Una de estas series es 'Please Like Me', comedia australiana sobre veinteañeros creada y protagonizada por Josh Thomas, humorista muy popular en su país que, siguiendo los pasos de Lena Dunham en 'Girls', llevó su visión personal del mundo a la pequeña pantalla para convertirse en una de las voces más singulares de su generación.
'Please Like Me' narra las vicisitudes de un joven que acaba de salir del armario y trata de navegar la vida como adulto acompañado de sus amigos y su madre enferma. A partir de una experiencia muy específica (la de un joven homosexual australiano), Thomas construye una historia universal sobre la amistad, las relaciones y la familia en el siglo XXI, con la que muchos se han sentido identificados.
Avalada por excelentes críticas y nombrada entre las mejores series del año por las publicaciones más prestigiosas, 'Please Like Me' es uno de los retratos más certeros, entrañables y divertidos de los millennials, una absoluta delicatessen televisiva que conquista el paladar de todo aquel que la prueba.
Segunda vida en Netflix
'Please Like Me' concluyó súbitamente en 2016, pero sus cuatro temporadas están disponibles en Netflix, lo que ha permitido que muchos la descubran ahora que ya no se emite en su país de origen. Su aceptación en la plataforma de vídeo online es bastante grande, a juzgar por lo frecuente que es encontrársela entre las series más populares.
Si este pequeña introducción no os ha convencido para que vosotros le deis una oportunidad, a continuación tenéis 10 razones para que os adentréis en el hilarante, encantador y a veces incómodo mundo de Josh Thomas.
Razones para ver 'Please Like Me'
Personajes que son lo peor pero se hacen querer mucho
En 'Please Like Me' no hay héroes morales o intachables modelos a seguir, este no es ese tipo de serie. Josh (Josh Thomas) es un personaje neurótico, inseguro, indeciso, difícil, a veces incluso cruel, pero ahí radica precisamente parte de su encanto, en que es real, no un constructo televisivo idealizado. Y lo mismo ocurre con los demás personajes, su madre (la maravillosa Debra Lawrance), que vive con depresión, sus amigos (a cada cual más especialito) o su padre, que en plena crisis de mediana edad ha rehecho su vida con otra mujer. Todos ellos toman decisiones cuestionables y dicen las cosas más inapropiadas en el peor momento, pero tienen buen fondo. Son personas de carne y hueso, con sus virtudes y sus muchos defectos, en los que es fácil verse reflejado a pesar de sus excentricidades y con los que es imposible no encariñarse.
Visión honesta de la generación millennial
Los millennials tienen muy mala fama, y aunque parte de ella puede ser cierta, también hay mucho odio injustificado a una generación que ha heredado una situación socioeconómica muy complicada. Nacido en 1987, Josh Thomas es millennial de la cabeza a los pies, y así lo refleja en su serie. A través de diálogos brillantes y situaciones cómicas y dramáticas (a menudo las dos cosas a la vez), 'Please Like Me' realiza un afinado retrato de su generación, plasmando a una juventud con fama de egoísta, sin rumbo fijo, que no tiene modelos de conducta o sustento económico, y que, sin embargo, a su manera lucha por un mundo más tolerante y libre de prejuicios. El resultado es una serie sincera, íntima y tragicómica que no huye de mostrar la peor cara de sus personajes y su generación, pero en la que al final siempre prevalece la mejor.
Normalización LGBT
Josh sale del armario en el primer episodio de la serie, y aunque su orientación sexual se puede considerar como uno de sus temas centrales, 'Please Like Me' escapa de la etiqueta de "serie exclusivamente gay" porque convierte la experiencia de su protagonista en universal. La serie hace una gran labor visibilizando y normalizando la homosexualidad con enorme naturalidad y sin apenas aspavientos dramáticos, y lo hace demostrando que, aunque las personas LGBTQ tengan problemas específicos a su comunidad, al fin y al cabo, sea cual sea tu condición sexual, todos andamos buscando la felicidad y todos cometemos los mismos errores con los que nos autoboicoteamos esa búsqueda.
Sus openings musicales y culinarios
Una de las principales señas de identidad de 'Please Like Me' es su uso de la música y la comida. Por un lado, la selección musical de la serie es excelente (la sensibilidad pop de Thomas recuerda mucho a la de Xavier Dolan) y nos ha dejado momentos para la posteridad, como la espontánea y emotiva interpretación de 'Someone Like You' de Adele en el capítulo cinco de la tercera temporada, sin olvidar todas las veces que el irresistible Arnold (Keegan Joyce, cantante en la vida real), nos deleita con su dulce voz.
Por otro lado, la comida es otra parte esencial de la serie. Josh es un experto cocinero y repostero, todos los episodios se titulan como un plato, un alimento, una bebida o un postre, y las cenas y comidas suelen albergar escenas muy importantes para la trama. Música y gastronomía se fusionan en los títulos de crédito de cada episodio mediante divertidas escenas (siempre distintas) en las que vemos a los personajes cocinando y bailando al ritmo de la pegadiza 'I'll Be Fine', de Clairy Browne & the Bangin' Rackettes. A ver quién se resiste a levantarse del sofá para bailar con ellos.
Hace reír y llorar con la misma facilidad
Hoy en día es muy habitual encontrarse con comedias de media hora que, además de hacer reír, se adentran en terrenos muy dramáticos o sorprenden con duros golpes de realidad en el estómago. 'Please Like Me' es un claro ejemplo de esta tendencia al drama que muestran comedias como 'Girls', 'Fleabag', 'Eres lo peor' o 'Better Things'. Lo mismo desata la carcajada con diálogos ocurrentes y situaciones disparatadas, que nos toca las teclas más emocionales con momentos que producen auténtica congoja. 'Please Like Me' es una serie luminosa la mayor parte del tiempo, pero al tratar temas oscuros como la depresión o el suicidio, nos reserva de vez en cuando momentos duros y tristes. A pesar de esto, el optimismo y la celebración de la vida siempre acaba primando, precisamente porque sabe afrontar la tristeza con humor.
Repartazo
Josh Thomas puede ser un gusto adquirido. No todos valoran de la misma manera su personalidad, y el hecho de que su alter ego en la ficción sea a veces tan complicado y caprichoso puede poner difícil a muchos empatizar con él, pero él siempre acaba solventando la papeleta con mucha naturalidad y desparpajo. Lo mismo se puede decir del resto del reparto, tanto los jóvenes como los veteranos, entre los que hay una química indudable en cualquier combinación. Es difícil no enamorarse de Claire (Caitlin Stasey), no acoger con los brazos abiertos a Arnold, Hannah y Ella, o no querer proteger a toda cosa a la madre de Josh, interpretada a la perfección por la efervescente y brillante Debra Lawrance.
Progresista y combativa
Ya hemos hablado de cómo 'Please Like Me' trata la homosexualidad y la enfermedad mental, libre de prejuicios y con total honestidad. Lo mismo hace con otros temas delicados como el suicidio o el aborto, ante los que se posiciona desde un punto de vista siempre abierto y liberal. 'Please Like Me' no es solo una serie divertida y brillante, también es positiva y necesaria. Cuanta más gente la descubra, mejor para todos.
Estéticamente es una delicia
¿Os acordáis de lo mucho que soñabais con vivir en un piso como el de Monica en 'Friends'? Pues con 'Please Like Me' pasa algo parecido, solo que en versión millennial. Josh vive con Tom en una casa (propiedad del padre del primero) que es absolutamente ideal. Primero, porque no tienen que pagar alquiler, y segundo, porque es más espaciosa de lo que cualquier veinteañero podría soñar (qué utopía para los millennials son las condiciones de vida mínimamente aceptables), con un huerto y hasta un jacuzzi exterior. Además, el buen gusto de Josh decorando seguro que inspira a más de uno para redecorar su propia casa. Pero no solo eso, en general, 'Please Like Me' es una serie que entra muy bien por los ojos por su cuidado y preciosista apartado estético (incluido el "food porn"). Mención aparte merece el magistral episodio que transcurre íntegramente en Tasmania, donde podemos disfrutar de las mejores vistas de la naturaleza australiana.
Sexo y romance
El romanticismo forma parte esencial de 'Please Like Me'. Uno de los hilos conductores de la serie es la búsqueda del amor por parte de Josh, que a lo largo de las temporadas tiene numerosas relaciones con chicos de lo más variopinto, y con diferentes grados de compromiso y disfuncionalidad. La serie explora el mundo de las citas con mucha puntería, reflejando los aspectos más incómodos y vergonzosos, pero también abrazando abiertamente lo romántico y reivindicando lo cursi sin ironías. Además, se corta poco a la hora de mostrar el sexo. Las escenas de cama se vuelven cada vez más atrevidas conforme avanza la serie, visibilizando con normalidad y sin exceso de glamour un aspecto de las relaciones gays que se suele censurar en la televisión en abierto.
Se ve en nada
Y esto es bueno y malo. Porque con solo cuatro temporadas y 32 episodios, 'Please Like Me' se presta a unos cuantos maratones de lo más entretenidos, pero claro, lo que tiene engancharse es que la serie se acaba enseguida. Aunque terminó repentinamente (su cancelación fue anunciada dos meses después de emitirse en Australia el último capítulo), se puede decir que la historia de Josh queda completa, y todos sabemos que es mejor que una serie no se alargue más de la cuenta y decida echar el cierre antes de desvirtuarse. Sí, nos habría gustado que hubiera una temporada más para despedirnos más en condiciones de los personajes, pero siempre nos queda la opción de verla una y otra vez. 'Please Like Me' es de esas series que dejan huella, a las que que necesitamos volver de vez en cuando aunque se hayan empeñado en decirnos adiós.
Bonus: Por Arnold
Porque mirad esa carita.