"¡Dejad marchar a mi pueblo!", grita Christian Bale nada más llegar a la presentación. Su personaje, el enviado por Dios para liberar al pueblo hebreo de la esclavitud en el Antiguo Egipto, le ha dejado huella. "Irresistible y complejo", lo describe. No es ni mucho menos la primera vez que lo vemos en la gran pantalla, con leyendas como Charlton Heston precediéndole en este papel. "Fue una presión bastante apropiada. Todo el mundo que me conoce sabe que soy un poco idiota, así que me vino bien para interpretar a un personaje tan icónico y tan querido", afirma el británico, que dice haber visto todas las interpretaciones previas del personaje para prepararse, incluida 'La vida de Brian', para comprobar dónde se encontraban los límites del personaje. Hablando del sacrificio de Moisés por el bien de su pueblo, Christian Bale lo tiene claro: "Viviría y moriría por mi familia".
Ridley Scott explica que, a pesar de ser un relato de sobra conocido, lo que le hizo embarcarse en este proyecto fue que realmente conocíamos muy poco del verdadero Moisés: "Me sorprendió lo poco que conocía de la historia de Moisés, más allá de la información que todo el mundo tiene de catequesis o del colegio, cuando aprendí la historia del niño en el cesto en el Nilo". Casi siempre se ha declarado ateo, aunque ahora ha saltado al agnosticismo y, mirando al techo de la sala, suspira: "Todavía hay alguna posibilidad". Sus padres eran muy religiosos, e intentaron llevar a su hijo por ese camino: "Cuando era niño, se esperaba de mí, o más bien me obligaban a ir a catequesis, ir a misa, cantar salmos y esas cosas, ser monaguillo. No me divertía mucho", Sin embargo, cree que hay cosas que le dejaron poso, sobre todo la forma de narrar los hechos bíblicos. Llegaron a pensar que un ateo no era la persona más idónea para dirigir la historia de Moisés, pero él cree lo contrario, al tratarse de un personaje "escéptico ante todo lo espiritual", que es capaz de luchar contra Dios y contra sí mismo.
En esta película, Dios no habla con Moisés a través de una zarza en llamas, sino que tiene como enlace a un niño, interpretado por Isaac Andrews: "El niño no es Dios, el nombre de 'Malak' es un nombre hebreo y árabe, usado en muchos países, significa 'mensajero', es el significado que prefiero, otro que me convence menos es 'ángel'. Malak en realidad es un emisario", explica, y añade que fue difícil encontrar una representación que funcionara como contrapunto para Moisés. Y tenía algo claro: "No quería voces desde el cielo o truenos". Este niño cabreado fue la respuesta, ayudándole a hacer más accesible la historia, una de sus principales metas con 'Éxodus': "Cada película es un reto personal y profesional, porque eso son las películas. Montar un rompecabezas, con las piezas en una caja grande que tienes que colocar de forma eficaz, que no te lleve mucho tiempo", comenta, argumentando que uno no sabe cuándo le va a llegar su próximo gran proyecto.
Sin embargo, Christian Bale le considera una persona cuya energía "es contagiosa", y explica: "Es capaz de hacer películas como esta en la mitad de tiempo que necesitarían otros directores. Es una inspiración". Además, lo considera un artista, y no tiene problema en dibujar en donde sea, incluso con un palo en la arena, la secuencia que tiene en la cabeza. Para María Valverde, "trabajar con Ridley ha sido más que inspirador, un deseo de que, cuando sea mayor, llegar a ser igual de apasionada. Lo que más me emocionó era ver la pasión de hacer lo que hace, y todo con la trayectoria que ya lleva. Ojalá con su edad tenga tanta pasión con mi trabajo". Bromeando, el propio Ridley Scott no puede evitar decir: "Me encanta trabajar conmigo mismo".
Aunque el propio cineasta afirma que ha buscado un punto de vista menos anclado en lo espiritual, prefiere no meterse en política en la conversación que mantiene con los periodistas. Con una pregunta, "¿Desde cuándo la religión no va acompañada de la política?", zanja la discusión. De hecho, no confía mucho en la política actual, ya que afirma: "No creo que haya ahora mismo ningún político o líder al que seguiría hasta el mar".
Alicante, "el mejor estudio del mundo"
Tampoco quiere hablar de Javier Bardem y de su opinión, vertida hace unos días, en la que lo llamaba "agonías". Pero sí hay algo español que quiere destacar: "Creo que que no podría haber hecho esto sin el reparto y el equipo español, sin la segunda la unidad española. Siempre me han parecido espectaculares". Es su cuarta película rodada en España ('1492, la conquista del paraíso', 'El reino de los cielos' y 'El consejero' vinieron antes), y explica que tomó su decisión por varios factores. Uno, claramente, los escenarios: "Me parecen espectaculares, como se ve en la película". El otro, el financiero: "España nos dio unas exenciones fiscales muy buenas, así que pasé muy poco tiempo en Inglaterra". Aunque considera que "Reino Unido es ahora mismo el país más eficiente y competente para hacer películas, tienen exenciones fiscales muy eficaces", incide en que la Ciudad de la Luz de Alicante, que la conoció cuando rodó 'El consejero' allí, es "el mejor estudio del mundo". Y le entristece verla cerrada: "Es una locura que los estudios no lo usen, si tienes problemas financieros úsalo y quizás puedes reducir esos problemas". Tardaríamos demasiado en explicarle todo lo que hay detrás del cierre de los estudios, pero es otra voz más la que avala el potencial de España como plató de cine.
Gran parte del equipo técnico que trabajó en el rodaje de 'Exodus: Dioses y reyes' es patrio, pero la cabeza visible es María Valverde, Sefora en la película, un personaje que considera "muy bien dibujado" ya desde el guión. De ella puso parte de su experiencia, la primera vez que aparece en un blockbuster de Hollywood: "Ha sido un sueño hecho realidad, sobre todo compartir secuencias con un actor que admiro muchísimo". Además, afirma haberse sentido "la princesa de la película", gracias al detallismo de Ridley Scott. Además de elogiar su vestuario, "un espectáculo de telas y joyas", y recordar con mucho cariño la escena de la boda con Moisés, en la que le tatuaron manos y pies, "un cambio muy fuerte frente a todo lo que había hecho hasta ahora". Alberto Iglesias, compositor de la banda sonora, nominado en tres ocasiones a los Oscar, también valora mucho su paso por el Antiguo Egipto: "He aprendido cosas nuevas sobre el lenguaje del cine, sobre el poder que puede tener la música en la narración, cómo Ridley me ha explicado el pulso de cada secuencia", dice. El británico le puso la película para que volcara el impacto que tuvo la cinta en el compositor, aunque explica que estuvo siempre guiado por sus directrices: "Me habló de la escala de la película, que tenía que ser grande, pero también tenía que relatar la historia más íntima y más verdadera".
'Exudo: Dioses y reyes' llega a los cines el 5 de diciembre.