Primer tráiler y póster de 'Snowden', con Joseph Gordon-Levitt

Uno de esos agradecimientos, y probablemente el más sincero, iba dirigido a Rian Johson, uno de los realizadores que más han marcado el transcurso de su carrera. Su toma de contacto fue 'Brick' en 2005, el debut de Johnson como director en el terreno de los largometrajes. Este enrevesado ejercicio de thriller algo experimental tenía a Gordon-Levitt como su adolescente protagonista que tiene que desenmarañar un confuso misterio. Se puede considerar esta película un punto de inflexión en la carrera del actor, que mostró una faceta que distaba de aquello exhibido en sus roles televisivos y de su concepción de adorable niño actor. La madurez de Joseph Gordon-Levitt quedó más clara que nunca con 'Brick'.

Tras un par de años sin ofrecer un trabajo trascendente, Gordon-Levitt aprendió el arte del funambulismo de la mano de uno de sus maestros y dio vida a su mentor en un biopic visualmente extraordinario. La labor del actor queda algo mermada por las excelentes imágenes, sobre todo al final, que configura Robert Zemeckis, pero es evidente su intensiva preparación, la cual demuestra con un natural acento francés y una adopción del carácter y la personalidad de Philippe Petit digna de aplauso. Una de las mejores interpretaciones del año pasado y el regreso del mejor Gordon-Levitt, que invita a seguir atentos a él en el futuro.

En su tercera colaboración con Rian Johnson, tras aparecer brevemente en 'Los hermanos Bloom', y la más comercial de las películas de aquel hasta el momento -porque su mayor estallido se producirá con el nuevo episodio de 'Star Wars'-, los rasgos físicos de Gordon-Levitt quedaron ligeramente modificados para asemejarse a Bruce Willis. Una vez más, ese elemento que podría haber conducido al ridículo, no fue impedimento para que el actor rindiera al máximo en una de las mejores películas de su filmografía. Además de demostrar una gran conexión en pantalla con Emily Blunt y librar un poderoso cara a cara con su yo del futuro.

Una de las joyas relativamente ocultas de su dilatada carrera. Hesher es su personaje más impredecible y algo anarquista, con el cual logra una vez más romper los moldes que ha evitado durante toda su vida laboral. Este regreso al cine indie tras verle en 'G.I. Joe' tranquilizó a sus seguidores al demostrar que no se había olvidado de ese cine que le hizo renacer como actor y llevarle a la excelencia. En 'Hesher' no cuenta con la intensidad ni los efectos especiales de 'Looper', pero con una historia sencilla y una gran química con Natalie Portman y el pequeño Devin Brochu se solventa una cinta a reivindicar entre sus otros trabajos más reconocidos.

Antes de 2009 había creado las bases de una carrera que gritaba "éxito" con tremenda fuerza, pero con '500 días juntos' llegó otro de los puntos vitales de su carrera, en el que su mirada quedo grabada en una película de culto. En una de las mejores películas que nos ha dejado el cine indie en este siglo, dándole la vuelta a las historias de amor que hemos visto hasta la saciedad en la gran pantalla. Pasamos 500 días junto a este fan de The Smiths, escritor de tarjetas de regalo y cantante de karaoke, marcado por el personaje interpretado por Zooey Deschanel. Ambos configuraron una de las parejas más entrañables del cine y fueron una parte fundamental a la hora de hundir ciertos clichés de cómo tiene que avanzar una historia de amor. Probablemente el papel más memorable de todos los que ha interpretado Gordon-Levitt hasta el momento, pero no por ello es necesariamente el mejor...

Su único papel entre las dos colaboraciones con Nolan fue el de un joven diagnosticado con cáncer que luchará por afrontar esta traumática y potencialmente mortal enfermedad. En este caso el emparejamiento que nos quedó para el recuerdo no fue con una chica -aunque no le faltara química con Anna Kendrick-, sino con Seth Rogen, que también dio toda una lección de lo que era capaz con esta cinta. Joseph Gordon-Levitt encarnó de manera conmovedora, esperanzadora y desgarradora al mismo tiempo a este personaje, que protagoniza una de las películas que han tratado con más sinceridad a una de las enfermedades más letales que asolan a nuestra sociedad. La comedia y el drama iban dados de la mano en '50/50' y Gordon-Levitt aunó ambos polos que tanto había tratado de abarcar a lo largo de su carrera con una habilidad y una madurez sorprendentes para un actor que no había entrado en la treintena.