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¿PODRÁN ESCAPAR?

'Escape Room' presenta su primer trailer cargado de intriga, trampas, acertijos, puzzles y muerte

Seis extraños aceptan participar en una escape room. El ganador conseguirá un millón de dólares pero, ¿sobrevivirá alguno lo suficiente como para ganar?

Por Héctor Martín Navarro 21 de Octubre 2018 | 10:15

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Ya está aquí el primer prometedor tráiler de 'Escape Room' un thriller psicológico con tintes de terror que promete una intrigante y claustrofóbica película basada en una sencilla premisa: Seis desconocidos reciben una extraña invitación para participar en una escape room. Tan solo saben que el ganador obtendrá un premio en metálico de un millón de dólares. Lo que desconocen es que en realidad se encuentran ante circunstancias que sobrepasan su control. Ahora, metidos en un juego de vida o muerte deberá usar su ingenio para lograr sobrevivir y escapar.

En el tráiler pueden verse un par de caras conocidas. Entre las que destacaba especialmente la actriz Deborah Ann Woll, a quien los fans marvelitas reconocerán por su papel como Karen Page en la serie de 'Daredevil' de Netflix.

Una premisa bastante familiar

Aquellos aficionados a un cierto tipo de cine, especialmente el thriller psicológico con trazas de terror, reconocerán de inmediato ciertos patrones en el tráiler. Es imposible que al verlo no salten a la mente títulos como la saga 'Saw', que popularizó este tipo de tramas (aunque, eso sí, poniendo bastante más énfasis en el gore). Una fórmula que no es del todo exclusiva de la saga a la que "dio pie" James Wan en 2005. La cinta canadiense 'Cube' y su correspondientes secuelas ya proponían tramas similares en 1997.

'Saw'

El cine de nuestro país también puede ofrecer ejemplos de este tipo de películas, personajes encerrados en una misma localización que luchar por salvar sus vidas resolviendo enigmas. El ejemplo más popular tal vez sea 'La habitación de Fermat'.

Habrá que esperar hasta su estreno el 15 de marzo de 2019 para descubrir si 'Escape Room' es un refrito más de una fórmula que empieza a dar signos de fatiga o, si por el contrario, esta película consigue marcar la diferencia aportando algo nuevo al subgénero.

Los escenarios más claustrofóbicos del cine

Isla desierta

Isla desierta

"Cómo me gustaría escaparme a una isla desierta, y..." ¡Ja! Lo que hace años podía ser considerado el sueño idílico de cualquier hijo de vecino que estuviera deseando desaparecer por un tiempo de las rutinarias obligaciones laborales y/o familiares hoy sería, de entrada, una pesadilla tecnológica (por la total ausencia de las mismas, se entiende) y un reto de supervivencia al que nuestros perezosos y fofos cuerpos no se acostumbrarían fácilmente. Y si no, recordad en cómo las pasó canutas Tom Hanks en 'Náufrago' (Robert Zemeckis, 2000), volviéndose loco en aquél diminuto archipiélago buscando desesperadamente algo que llevarse a la boca, sin más compañero que el silente Wilson y sin más vista que el basto océano juntándose con un cielo infinito. Una verdadera cárcel en libertad. Existe una variante de esta cautividad oceánica, y es la que proponía 'Open Water' (Chris Kentis, 2013): tírate al agua y déjate la escalerilla dentro del yate. Verás qué risa.

Náufrago en eCartelera

Rascacielos

Rascacielos

Ni el edificio más alto, lujoso y moderno del mundo se escapa de esta lista: el ejemplo más evidente es 'El coloso en llamas' (John Guillermin, 1974), donde cientos de invitados y residentes quedan atrapados en lo alto del megalómano rascacielos tras provocarse un fortuito incendio en la planta 81. Claro que, no nos engañemos: esta película de catástrofes puramente setentera fue pavorosa en su momento, pero hoy la vemos como una verdadera fiesta cinéfila gracias a su elenco de fantasía donde se daban cita Paul Newman, Steve McQueen, Faye Dunaway, William Holden, Fred Astaire (sin bailar), Richard Chamberlain, Robert Wagner, Robert Vaughn, Jennifer Jones y... O.J. Simpson. Años después de esta accidentada inauguración, nos las volvimos a ver y desear en la 'Jungla de cristal' (John McTiernan, 1988) del Nakatomi Plaza, sin fuego pero con un peligroso terrorista (Alan Rickman) poniendo en jaque a toda la LAPD. Menos mal que por allí andaba nuestro amigo Bruce Willis en camiseta para poner las cosas en su sitio. Yipi-ka-yei!

El coloso en llamas en eCartelera

Hotel

Hotel

Si lo que buscas es silencio, quietud, tranquilidad y aislarte del mundo, quizá quieras optar al puesto de bedel del Overlook que cada año se queda vacante durante el cierre temporal del hotel por temporada baja. Ventajas: estás en plena naturaleza, las nevadas son verdaderamente espectaculares y es complicado que discutas con los compañeros (porque no los vas a tener). Inconvenientes: quizá te encuentres con ánimas de ideas perversas, inquietantes gemelas y un ascensor que sangra. Y eso por no hablar de la inquilina de la 237, que está un poco tocada... Ojito, porque quedarse atrapado con estos elementos por culpa de una ventisca desquicia al más pintado. No recomendamos desfogarse en el laberinto de setos: igual es peor el remedio que la enfermedad.

El resplandor en eCartelera

Presidio

Presidio

La claustrofobia viene asociada inexorablemente a la pérdida de libertad; basándonos únicamente en este principio, toda historia que se desarrolle entre los altos muros, las cocinas y las celdas de una prisión debería ser claustrofóbica por definición. Pero, como decían en 'Cadena perpetua' (Frank Darabont, 1994), sucede que el espectador termina institucionalizándose en cierto modo, y salvo en casos muy concretos, la falsa sensación de liberación que proporciona salir a pasear al patio o jugar al baloncesto con otros presos hace que, en la mayoría de las ocasiones, olvidemos por momentos esa cautividad a la que están sometidos los protagonistas. Ahora, si hay una cárcel capaz de provocarnos angustia hasta superar los límites de lo que un ser humano en sus cabales puede soportar, esa es la de 'El experimento' (Oliver Hirschbiegel, 2001), un lugar aterrador donde carceleros y cautivos lo son de manera voluntaria por mor de un estudio sobre el comportamiento humano. ¿El resultado? No lo vamos a desvelar, pero conociendo la crueldad del ser humano, todos podemos imaginar que el ambiente no será precisamente festivo y fraternal.

Tren

Tren

Los medios de transporte son razonablemente confortables y rápidos, pero cuando surgen dificultades a todos les encontramos pegas. Ya sabemos que en los aviones lo mismo nos ataca una horda de reptiles ('Serpientes en el avión') que nos desaparece una hija ('Plan de vuelo: Desaparecida'), y la cosa no mejora si pillamos un autobús amenazado por un terrorista en plena hora punta ('Speed'), compartimos taxi con un sicario ('Collateral') o nos vamos de crucero en plena temporada de tsunamis ('La aventura del Poseidón'). Decidido, nos vamos en tren; el problema es cuando nos colamos en uno que, mira tú por donde, no solo no hace paradas sino que el susodicho se ha quedado sin frenos, y va cada vez más y más rápido... Aún nos estremecemos pensando en Jon Voight, Eric Roberts y Rebecca de Mornay atrapados en 'El tren del infierno' (Andrei Konchalovsky, 1985), y otros memorables ferrocarriles más modernos como el 'Imparable' (Tony Scott, 2010) o el postapocalíptico 'Snowpiercer' (Bong Joon-Ho, 2013) también pusieron nuestros nervios a prueba.

Snowpiercer (Rompenieves) en eCartelera

Cueva

Cueva

Qué bonita es la espeleología... pero qué mal rollo da quedarse atrapado en una cueva. Oscuras, húmedas, angostas, estrechas, resbaladizas e imprevisibles, sin embargo, parece que el ser humano necesita alimentar su ADN ancestral y regresar de cuando en cuando a las cavernas. ¿Espíritu aventurero? Sí, pero algo de inconsciencia también. Y si no, que se lo digan a los protagonistas de 'The Descent' (Neil Marshall, 2005), 'La caverna maldita' (Bruce Hant, 2005) o 'La cueva' (Alfredo Montero, 2014). Incluso una estuvo a punto de sepultar (metafóricamente) la carrera de James Cameron, y eso que él solo era el productor de la vilipendiada 'El santuario' (Alister Grierson, 2011). Definitivamente, hay grutas por las que mejor no meterse.

La cueva en eCartelera

Supermercado

Supermercado

Cuando Alaska y los Pegamoides lanzaron en 1980 su éxito 'Horror en el hipermercado', seguro que no lo hicieron pensando ni en Stephen King ni en Frank Darabont; pero la imaginación terrorífica del primero y el talento visual del segundo fueron los pilares fundamentales para que una treintena de vecinos de un pueblecito, y con ellos los espectadores, nos quedásemos súbitamente atrapados en el supermercado cuando 'La niebla' (2007), que no traía nada bueno, rodeaba el pequeño edificio. Algo así como 'El ángel exterminador' (1962) de Luis Buñuel pero más explícito y con menor subtexto político. Si pensabas que perderte por los pasillos del híper de tu barrio podría llegar a ser agotador y exasperante, espera a conocer a los fanáticos religiosos de Bridgton (Maine); creíamos que los monstruos estaban fuera, cuando en realidad, los más fanáticos, impredecibles y sanguinarios los tenemos a nuestro lado, junto al expositor de chicles de la caja 4...

La niebla en eCartelera

Bloque de viviendas

Bloque de viviendas

Cinco plantas, un almacén, seis viviendas, una buhardilla... y ninguna salida. Cuando Ángela Vidal (Manuela Velasco) y su compañero cámara entraron en el número 34 de la barcelonesa Rambla de Cataluña, no podían sospechar la sangrienta y rabiosa matanza que allí se iba a producir. Solución: darle al '[REC]' y sobrevivir a cualquier precio. En 2007, Jaume Balagueró y Paco Plaza nos sumergieron en una violenta pesadilla poniendo al espectador en primera persona (toda la película está filmada desde un punto de vista subjetivo) y zarandeándolo sin respiro en este macabro pasaje del terror que tuvo tres continuaciones más, aunque solo en '[REC] 2' (2009) nos harían regresar al inmueble maldito.

[REC] en eCartelera

Cabaña

Cabaña

Es el escenario típico y favorito del género slash: una pequeña casita de madera en medio de un frondoso bosque con un bonito lago cercano, y ni un vecino alrededor. ¿Idílico, verdad? Pues debes de ser nuevo si no sabes que este es el lugar favorito para dementes, monstruos y asesinos en serie, desde 'Viernes 13' (Sean S. Cunningham, 1980) hasta la demencial 'Zombeavers' (Jordan Rubin, 2014), pasando por 'El proyecto de la bruja de Blair' (Daniel Myrick & Eduardo Sánchez, 1999) hasta la inclasificable 'La cabaña en el bosque' (Drew Goddard, 2012). ¿Quieres irte a un bungalow solitario? Pues despídete de tu familia y amigos, porque no damos un duro por que puedas salir de allí.

La cabaña en el bosque en eCartelera

Sala

Sala

Acudir a una entrevista de trabajo siempre puede suponer un trago incómodo, pero todavía es peor cuando lo que parecía un distendido test de aptitud colectivo se convierte en toda una lucha sin cuartel (empleando todo tipo de armas psicológicas, deductivas o de seducción a nuestro alcance) para alcanzar la meta por encima del resto de aspirantes, y a cualquier precio. Por supuesto, el que abandone la sala, pierde. 'El método' (Marcelo Piñeyro, 2005) de selección de candidatos que se emplea en esta oficina es ciertamente discutible, pero la falta de ética y de escrúpulos quizá no está en quien enseña un cuchillo, sino el que lo coge y se lía a machetazos con los que le rodean. Y mientras, en la calle, el mundo se derrumba como si estuviéramos en el apocalipsis; quizá aquí dentro nos estemos matando y traicionando, pero nada nos indica que lo que nos espera fuera sea mucho mejor.

El método en eCartelera

Habitación

Habitación

Cuatro paredes que conforman un entorno familiar en las formas (un dormitorio, un pequeño estudio, un lavabo) pero que puede ser tremendamente siniestro, y donde podemos llegar a desesperarnos hasta la extenuación. Así le pasaba al protagonista de 'Oldboy' (Park Chan-Wook, 2003), cautivo en una durante quince años sin conocer ni la identidad ni las motivaciones de sus captores; o a los reclusos amnésicos de 'Saw' (James Wan, 2004), obligados a jugar a una mortal partida de supervivencia; o a los participantes de otro siniestro juego de adivinanzas en 'La habitación de Fermat' (Luis Piedrahita & Rodrigo Sopeña, 2007), donde las pareces iban aplastando literalmente la estancia; o a la pobre Clara Lago, atrapada en una cámara secreta que era 'La cara oculta' (Andrés Baiz, 2011) de la casa que compartía con Quim Gutiérrez. Barbara Stanwyck, inválida en 'Voces de muerte' (Anatole Litvak, 1948), no podía moverse de la cama, y vivía con la angustia de sospechar que su marido (Burt Lancaster) llegaría en cualquier momento para matarla; quizá se hubiese sentido más segura en 'La habitación del pánico' (David Fincher, 2002) como Jodie Foster y Kristen Stewart, aunque la fortaleza se terminara convirtiendo en su propia prisión. Pero la pesadilla más claustrofóbica no tiene aspecto de alcoba ni de sala de estar; reducid la habitación a su expresión más minimalista, dadle forma de hexaedro y apiladla en un laberinto de otras ¿cien? ¿mil? idénticas a la primera y obtendréis un demencial callejón sin salida envuelto en un acertijo de tan solo cuatro letras: 'Cube' (Vincenzo Natali, 1997).

Cube en eCartelera

Cápsula espacial

Cápsula espacial

Un viaje espacial es una tarea para audaces; olvídate de bajar la ventanilla para tomar el aire o salir a estirar las piernas si no es en un traje de astronauta y convenientemente amarrado a la nave. Mira allí: cielo estrellado. Y en aquél otro lado: más de lo mismo. Otros célebres cosmonautas al menos contaron con vehículos algo más amplios (desde el célebre Halcón Milenario hasta la gigantesca Enterprise, pasando por el Discovery de '2001, una odisea del espacio' o la menos conocida 'Europa One'), e incluso los hay que han contado con el (relativo) lujo de tener una base planetaria estable y un par de vehículos Rover para salir a explorar el entorno ('Moon', 'Marte'); los pilotos del 'Apolo 13' (Ron Howard, 1995), es decir, Tom Hanks, Kevin Bacon y Bill Paxton, se tuvieron que manejar durante semanas en una cápsula renqueante poco mayor que dos cabinas telefónicas en medio del vacío estelar, a miles de kilómetros de la Tierra y con los ordenadores de navegación más dañados que los discos duros de Bárcenas. Eso es sí que es coraje.

Apolo 13 en eCartelera

Ascensor

Ascensor

Otro espacio reducido que no puede faltar y donde no siempre podemos sentirnos cómodos con nuestros eventuales compañeros de viaje. En un ascensor, por norma general, no hay ventanas ni más salida ni entrada que la principal, y además siempre está suspendido, ya sea unos pocos metros o varias plantas por encima del suelo. Probablemente, 'La trampa del mal' (John Erick Dowdle, 2010) sea su ejemplo más conocido por su cercanía en el tiempo y por introducir elementos sobrenaturales y demoníacos al relato, pero podemos encontrar otros antecedentes igual de perturbadores en 'Pánico en el ascensor' (Jerry Jameson, 1974), 'Xtro' (Harry Bromley Davenport, 1983), 'The Eye' (Pang Brothers, 2002) o 'Blackout' (Rigoberto Castañeda, 2008), títulos para pasar un mal rato y romper el sueño fetichista de quienes ven en los elevadores un escenario para excitantes y fugaces encuentros eróticos.

La trampa del mal en eCartelera

Cabina telefónica

Cabina telefónica

Hoy es una pieza de museo, pero durante décadas las calles y edificios públicos de todo el mundo estaban salpicadas de ellas. De ahí que este mediometraje nada convencional triunfara, literalmente, en todo el planeta, logrando además varios prestigiosos premios internacionales. Detrás estaban, quién lo iba a decir, Antonio Mercero (quien luego se haría muy popular gracias a las níveas, familiares, simpáticas y catódicas 'Verano azul' o 'Farmacia de guardia') y José Luis Garci, ambos firmantes del guion y con el primero además ocupando la silla de director. Angustiosa y desconcertante a la vez, 'La cabina' (1972) era una parábola de terror con múltiples, controvertidas y muy variadas interpretaciones, que marcó a toda una generación de espectadores que ya no se atrevió a cerrar las puertas de las susodichas; y es que, quien más y quien menos, todos nos vimos reflejados en ese señor corriente y moliente (soberbiamente interpretado por José Luis López Vázquez) que, impotente y presa del pánico, veía no solo cómo resultaba imposible liberarse de su trampa, sino también cómo era arrastrado hacia no se sabe dónde por unas fuerzas oscuras. Varias décadas después, era Colin Farrell el que las pasaba canutas haciendo una 'Última llamada' (Joel Schumacher, 2002) desde un teléfono público, pero sin puerta que se atascase y sí con francotirador psicópata.

La cabina en eCartelera

Conductos de ventilación

Conductos de ventilación

La Nostromo era una gigantesca nave de carga de proporciones titánicas, pero insuficientes para poder ocultarse de cierto polizón homicida con demasiada afición a eliminar tripulantes uno por uno. Alguien pensó que quizá la criatura saltaba de una a otra estancia a través de los conductos de ventilación: en el momento en el que el capitán Dallas (Tom Skerrit) se introducía en aquel oscuro laberinto de estrechísimos pasillos donde ningún ser humano podía siquiera incorporarse (había que reptar para avanzar), ya intuíamos que, por mucho lanzallamas que llevara, aquello no tenía muy buena pinta. Ridley Scott nos regalaba una memorable, aterradora e inolvidable secuencia que marcó todo un hito. Los pasadizos de la Complutense de 'Tesis' (Alejandro Amenábar, 1996) están inspirados, en cierta medida, en aquel crucial momento de 'Alien', pero sin bicho. Que sepamos.

Alien, el octavo pasajero en eCartelera

Ataúd

Ataúd

Sin duda, no hay escenario más reducido, asfixiante, angustioso, claustrofóbico y terrible que un ataúd en el que te hayan enterrado vivo. Solo tienes un teléfono móvil a media carga y una hora, quizá con suerte dos, antes de que consumas el poco oxígeno que cabe en la caja. Y, por supuesto, no tienes ni idea de quién te ha metido ahí ni de en qué lugar del mundo te encuentras. ¿Qué haces? Quentin Tarantino se apuntó un glorioso tanto con 'Grave Danger' (2005), aquel memorable doble capítulo que dirigió en la televisiva 'CSI', pero fue Rodrigo Cortés quien, cinco años después, se ganó aplausos y reconocimientos con esta pirueta narrativa y visual llamada 'Buried' (2010), asfixiando (psicológicamente) al espectador que, aferrado a la butaca y con los ojos clavados en la pantalla, no dejaba de sufrir por un Ryan Reynolds atrapado en una urna de dos metros de largo, uno de ancho y medio de profundidad. Poco más se puede decir; nos falta espacio...

Buried (Enterrado) en eCartelera