'The Post': Primera foto de Meryl Streep y Tom Hanks en lo nuevo de Steven Spielberg

Mientras Spielberg trabajaba en 1985 en su trabajo más ambicioso hasta la fecha, 'El color púrpura', otra de sus historias originales estaba a punto de convertirse en una de las películas generacionales más importantes de la década de los 80. 'Los Goonies', una aventura llena de encanto y sentido del humor protagonizada por un conjunto de personajes infantiles memorables. Cayó en las manos de un Richard Donner que, pese a terminar hasta las narices de trabajar con tanto niño, consiguió estar a la altura de lo que la historia pedía.

Spielberg, por su parte, se encargó también de la producción de la película, mostrándose especialmente feliz durante su rodaje, visitando de manera frecuente el set y participando en varias de las bromas que los pequeños preparaban para amenizar las esperas entre toma y toma. Tan cómodo se encontraba que hasta se permitió el lujo de rodar una de las escenas. Spielberg en su salsa. La de los grandes clásicos del cine popular.

Es muy curioso observar como todos aquellos que se han mostrado (muy) entusiastas con 'Stranger Things' son los mismos que atacaron sin piedad esta maravillosa carta de amor al espíritu Amblin llamada 'Super 8' con la que comparte un importante número de coincidencias. J.J. Abrams, que sigue siendo uno de los alumnos más avanzados de la escuela Spielberg, compuso una sinfonía de entretenimiento perfectamente medido, de ritmo impecable, con un estupendo conjunto de actores infantiles y con detalles técnicos deslumbrantes. Sin embargo, la verdadera clave del éxito de la película sigue siendo esa sensación de gratitud de Abrams a Spielberg que recorre cada una de sus escenas, otorgando un valor extra a sus numerosos guiños cinéfilos y referencias.

Un homenaje en toda regla a una manera de entender el cine y de contar historias que marcó para siempre la vida miles de cineastas que, a día de hoy, se encuentran en lo más alto de la industria. Ojalá todos fueran tan agradecidos como Abrams. Ojalá todas las películas producidas por Spielberg fueran como 'Super 8'.

Dos ratones animados. Dos estudios. Universal y Disney. 'Fievel y el Nuevo Mundo' y 'Basil, el ratón superdetective'. Dos joyas. Una batalla por alcanzar la gloria en taquilla. Y una victoria contundente. 22 millones más en total es lo que consiguió recaudar la película producida por Spielberg frente a uno de los clásicos más infravalorados de la factoría de Mickey, Donald y compañía. Un éxito tan rotundo como merecido para una propuesta de una factura técnica deslumbrante y una capacidad innata para conseguir emocionar al espectador. Un reflejo sobre la travesía por el desierto de la incertidumbre que recorrían millones de europeos emigrantes en busca del sueño americano en la que Spielberg, desde la producción, y Don Bluth en la dirección, se mostraron especialmente implicados, algo que provocó más de un quebradero de cabeza.

Lucha de egos, miedo del director al sentir que estaba perdiendo el control sobre su obra, la prohibición de Spielberg de mudar la producción a Irlanda, deseo de Bluth, por tratarse de una historia esencialmente americana, escenas perdidas en sala de montaje, supervisión continua o sueldos congelados durante un año y medio fueron algunos de los muchos problemas con los que se encontró una película que, afortunadamente, consiguió salir airosa de todos ellos. Un triunfo animado repleto de conflictos internos.

Todos aquellos que se empeñan en señalar la mala suerte que ha tenido Steven Spielberg a la hora de producir productos de televisión, deberían recordar con más frecuencia 'Hermanos de sangre', miniserie para HBO de 10 episodios basada en el bestseller de Stephen E. Ambrose que narraba la historia de Easy Company, batallón americano del regimiento 506 de paracaidistas que luchó en Europa durante la II Guerra Mundial.

Una obra maestra para la pequeña pantalla que supuso toda una revolución en el momento de su estreno, 2001, y que forma junto a 'Salvar al soldado Ryan' la inolvidable aportación que el director ha realizado al género bélico. Con la ayuda de Tom Hanks como segundo productor, Spielberg consiguió aportar su inmensa sabiduría cinematográfica para terminar de redondear una de las mejores series de la historia de la televisión, un prodigio en fondo y forma que continúa provocando la misma admiración que el primer día.

Por desgracia, ya casi nadie recuerda esta adaptación para la gran pantalla en acción real de una serie de dibujos animados sobre un simpático fantasma llamado Casper. Un personaje protagonista que enfrentaba su terrible condición con altas dosis de ternura. Spielberg entendió que se trataba de una historia con una fuerte potencia emocional y se decidió a producir una película que, con un presupuesto de poco más de 50 millones de dólares, terminó recaudando casi 300.

Una estupenda respuesta comercial para una propuesta para toda la familia en la que el sello Spielberg se colaba en cada una de las escenas, especialmente aquellas protagonizadas por Christina Ricci y el pequeño fantasma, quienes conseguían crear una química tan extraña como encantadora. Una de esas películas que conviene rescatar y revisar con cariño. Merece la pena.

Mucho han tardado en aparecer alienígenas por aquí. Los principales protagonistas de alguna de las mayores obras maestras del catálogo del Spielberg director. Con 'E.T., el extraterrestre' y 'Encuentros en la tercera fase' a la cabeza, aparecieron con mucha menos dosis de paciencia y buen ánimo en 'Falling Skies', serie que se estrenaba en 2011, el mismo año que la fallida 'Terra Nova', bajo la marca del cineasta.

En esta ocasión, el talento y destreza narrativa demostrada por Spielberg en el género de la ciencia ficción se convertía en subrayado patriótico pasado de rosca, en una sucesión de aburridos tópicos que solamente se podían pasar por alto por el ritmo trepidante de sus capítulos. Y ahí es donde 'Falling Skies' salvaba los muebles, en conseguir que el espectador se aburriera lo justo, captando su atención con algunos giros de guión tan tramposos como sorprendentes. En total, cinco temporadas de aprobado por los pelos que no aportarán nada especialmente relevante dentro de la obra de Spielberg como productor.

No seamos crueles, todo parecía indicar que se trataba de una buena idea. Sustentada en los éxitos conseguidos por la primera entrega de 'En busca del valle encantado' y, especialmente, 'Parque Jurásico', Spielberg volvía a estrenar una historia protagonizada por dinosaurios, encargándose en esta ocasión de las labores de producción. El punto de partida, una novela de Hudson Talbott que había encantado a millones de niños, proponía una aventura familiar repleta de acción, humor y emoción. Y todos estos elementos estaban en 'Rex, un dinosaurio en Nueva York', pero el público decidió que ya habían tenido suficientes tiranosaurios en los últimos meses de aquel lejano 1993.

Así, la película se estrelló de manera estrepitosa en la taquilla, recaudando menos de 10 millones de dólares en todo el mundo. Un triste final para una propuesta que, en cualquier caso, ya empezó con muy mal pie ya que, para promocionarla unas semanas antes de su estreno, se pensó que sería una buena idea incluir un globo de helio gigante con forma de dinosaurio en la cabalgata de acción de gracias celebrada en Nueva York, una idea que terminó en desastre. Y es que el Rex volador se pincho a mitad de camino tras derribar un poste de luz, dejando sin servicio a una parte de la ciudad. Una serie de catástrofes que ni la producción de Spielberg pudo evitar.

Ni 'Locos por ellos', ni 'Frenos rotos, coches locos', las dos películas que Zemeckis había dirigido bajo la producción de Spielberg antes de enfrentarse a 'Regreso al futuro', habían conseguido ser un éxito. Ni muchísimo menos. Por eso, cuando el director de 'Forrest Gump' se planteó acudir de nuevo al despacho del Rey Midas para sugerirle colaborar en su historia de viajes en el tiempo decidió abortar la misión para evitar un tercer fracaso consecutivo que, probablemente, habría acabado por hundir su carrera de manera definitiva. De esta forma, Zemeckis se puso manos a la obra con 'Tras el corazón verde', estupenda aventura que, al fin, consiguió el beneplácito de la crítica y del público, convirtiéndose en el respiro que el director necesitaba para volver a acudir a su maestro, quien aceptó encantado y llevó el proyecto a la Universal para comenzar a trabajar.

A partir de este momento, empiezan las locuras. Al parecer, uno de los ejecutivos del estudio estaba especialmente creativo y comenzó a sugerir ideas tan delirantes como cambiar al perro de Doc por un chimpancé. Tal cual. Otras de las brillantes decisiones que se plantearon tomar a lo largo del proceso fue cambiar el nombre original de la película por el de 'Astronautas de Plutón', ya que ninguna obra con la palabra 'futuro' en su título había sido un éxito a lo largo de la historia del cine. Spielberg, con el apoyo total de Zemeckis, consiguió tumbar todas estas propuestas. Una de las muchas decisiones brillantes que rodean a uno de los taquillazos esenciales de las últimas décadas.

Pese a que el propio Spielberg se ha encargado de negarlo una y mil veces, el paso del tiempo desde que se estreno 'Poltergeist: fenómenos extraños' hasta hoy no ha hecho más que acrecentar la leyenda de que él fue el verdadero director de la película. Y podría ser perfectamente factible viendo el espléndido resultado final. La cuestión es que el bueno de Steven acaba de rodar la primera aventura de Indiana Jones y se encontraba dando vueltas a dos proyectos: 'E.T., el extraterrestre' y esta historia, escrita por él, que supondría su entrada por la puerta grande en el género del terror. Sin embargo, el gremio de directores de América tiene prohibido que un director realice dos rodajes de distintas películas al mismo tiempo, por lo que Spielberg tuvo que decidir. Y acertó.

Fue entonces cuando el director Tobe Hooper entró en escena y fue seleccionado para encargarse de 'Poltergeist: fenómenos extraños', aunque Spielberg, según señalan muchas de las personas que participaron en la película, estuvo vigilando atentamente cada uno de los días de rodaje. Lástima que Steven no coincidiera en prácticamente ninguna de las decisiones que Hooper tomaba, empezando a dar consejos sin parar. Unas sugerencias que, a base de desesperación, se terminaron convirtiendo en órdenes directas. En definitiva, nunca sabremos con exactitud si 'Poltergeist: fenómenos extraños' debería formar parte de la categoría de películas dirigidas por Spielberg, pero lo que está claro es que sí que es uno de los ejemplos más logrados de su faceta como productor.