Seis de las diez películas de animación más taquilleras de la historia son de Disney. La primera de ellas es 'Frozen: El reino del hielo', la cinta que más ha recaudado de la historia del estudio y del género, estrenada a finales de 2013. Para la secuela que ya se está preparando, ha habido recientemente un debate sobre si su protagonista, Elsa, debería tener una novia.
No es que los guionistas de 'Frozen' dijeran nunca que Elsa es lesbiana, pero el público vio un claro mensaje implícito en su historia sobre el hecho de salir del armario. Siendo realistas, es muy poco probable que Disney se atreva a darle una novia a Elsa en 'Frozen 2', y más si vemos cómo ha manejado la compañía los rumores sobre una posible representación LGTB en su última película estrenada, la cinta de Pixar 'Buscando a Dory', que por cierto va camino de encontrarse entre lo más visto del año.
Por eso, por sus magnas audiencias y su potente influencia en la cultura popular, las películas de Disney están siendo objeto de debate sobre qué se debe y qué no se debe mostrar a un niño en una cinta de corte familiar. A la hora de imponer calificaciones por edades, en Estados Unidos un asesinato influye poco, pero una escena de cama es imperdonable.
Más que de valores, esta es una cuestión de modelos de conducta: algunos padres piensan que sus niños no deberían ser expuestos a ciertos comportamientos, o se verán inevitablemente atraídos a ellos. Sin embargo, se dejan por el camino los problemas de dichos niños y niñas, que rara vez se ven representados en las historias que consumen.
'Frozen' forma parte, además, de la lista de películas de la marca Disney protagonizadas por una princesa. El debate sobre los modelos y valores transmitidos por estos personajes desde que Blancanieves, la primera de ellas, llegara a los cines en 1937, ha dado para ríos de tinta. ¿Cómo se ven afectados los niños y, más importante aún, las niñas por las conductas de Cenicienta, Aurora, Ariel y las demás?
Disney ha confrontado muchos de los asuntos que se le han recriminado a lo largo de los años: hay princesas que no son blancas, princesas que no son ricas, princesas que no son mujeres pasivas y que no necesitan de la ayuda de un hombre, princesas guerreras (que no son Xena), princesas independientes... Sin embargo, todas ellas, con sus rasgos y características diferenciadas, entran dentro de un modelo de mujer esbelta.
Complejos e inseguridades
Las posibles consecuencias que el molde de las Princesas Disney podría tener en sus jóvenes audiencias han sido abordadas por un estudio reciente impulsado por la Iniciativa de Estudios de la Mujer de la Universidad Brigham Young de Utah.
Según el estudio, demasiada exposición a la cultura de las Princesas Disney podría magnificar los estereotipos de género en las niñas más jóvenes; esto las llevaría, entre otras cosas, a desestimar campos de estudio típicamente masculinos como las matemáticas y la ciencia, y afectaría gravemente a su autoestima, en concreto con relación a su físico.
Solo hay que echar un vistazo a la lista de Princesas Disney (e intentar medir sus ajustadas cinturas encorsetadas de princesas). Quizá la única que se aleja del patrón, y poco, es Mérida, la protagonista de 'Brave (Indomable)'. Y no llega ni de lejos a representar a niñas que tienen cuerpos que se salen de la norma estética establecida.
El estudio observó cómo un grupo de 198 preescolares interactuaba con la cultura de las Princesas Disney: el 96% de las niñas había consumido productos audiovisuales de Princesas Disney (en los niños, la cantidad era del 87%), y el 61% había jugado con productos de estas marcas al menos una vez a la semana (un 4% en el caso masculino).
Lo curioso es que, después de un año, tanto niños como niñas mostraban signos de conducta femenina que encajaba dentro de los estereotipos de género, aunque de forma distinta para cada sexo. Las niñas que más interactuaban con las Princesas Disney mostraban un autoestima bajo en relación a sus cuerpos con el paso del tiempo. En el caso de los niños, exponerse a este tipo de material de Disney podía ayudar a compensar el modelo híper-masculino típico del superhéroe expandido en los medios de comunicación. Estos niños mostraban mejor autoestima físico y estaban más dispuestos a ayudar a los demás.
La impulsora del estudio, Sarah M. Coyne, ha hablado del ideal físico al que las mujeres se ven expuestas durante toda su vida: "Empieza sin duda al nivel de las Princesas Disney, a la edad de tres o cuatro años". También ha recordado que este asunto conlleva en numerosos casos desórdenes alimenticios. ¿La conclusión? "Moderación en todos los aspectos", recuerda Coyne. "Haz que tus hijos se desenvuelvan en todo tipo de actividades, y que las princesas sean una de las muchas, muchas cosas en las que estén interesados".
Por su parte, Disney debe seguir siendo consciente de los efectos de sus películas sobre su público objetivo, la infancia, y ayudaría que diversificaran más y más los tipos de personajes e historias en sus futuros proyectos. 'Vaiana' llegará a finales de año con una princesa indígena, y con una figura no tan marcada como sus predecesoras: su cintura no es la de una avispa ni de mucho menor diámetro que su pecho.
Sin embargo, la moderación de sus errores del pasado le está permitiendo a Disney no confrontar el tema de la diversidad de frente: no hay personajes abiertamente LGTB, pero sí un tigre con pluma y fan de una estrella del pop en 'Zootrópolis', y una pareja de mujeres de pelo corto en 'Buscando a Dory'. No hay una princesa rechoncha, sino chicas que no rozan la figura imposible de sus compañeras. La raza es lo políticamente correcto, pero niños y niñas están siendo diariamente acosados en los colegios por muchos otros factores que los diferencian, y el peso es una de las causas más extendidas. ¿Por qué no les muestra Disney una figura en la que verse reflejados y así poder confrontar más fácilmente sus problemas?