Llevo más de veinte años leyendo cómics de superhéroes, y de un tiempo a esta parte siendo un espectador de las películas basadas en ellos. Pero 'Deadpool 2' ha acabado teniendo un efecto inesperado: me ha recordado que los superhéroes no están hechos para mí.
Rhett Reese y Paul Wernick, los co-guionistas de la película junto a Ryan Reynolds confesaron a Vulture no haber considerado si estaban siendo misóginos en el tratamiento del personaje de Vanessa (Morena Baccarin): "Ni siquiera se nos había ocurrido".
A muchos espectadores, entre los que me incluyo, nos pasó lo mismo. Vimos la película y la disfrutamos. A posteriori, ciertas dudas que surgieron sobre el guión y los personajes se acabaron convirtiendo en problemas mayores.
Mi primer contacto con un universo extendido fantástico fue, como el de mucha otra gente, con 'El Señor de los Anillos', pero cuando descubrí los cómics de Marvel y DC me topé con algo absolutamente inesperado y fascinante. Durante décadas, ambas editoriales han construído universos y líneas temporales propias, con conexiones y causalidades únicas; personajes que se convierten en legados y pasan su manto a generaciones posteriores, eventos prehistóricos que afectan al presente, e incluso futuros únicos. Dentro de estos universos hay muchos defectos, pero también historias que han trascendido lo anecdótico. El honor de Superman, un refugiado que decide dedicar sus poderes a salvar el planeta que le ha acogido, el trauma psicológico de Batman, que le lleva a luchar contra el crimen con dedicación obsesiva, los altos valores clásicos de Wonder Woman, la mala suerte legendaria de Peter Parker y cómo se sobrepone a ella, la lucha por la supervivencia de la raza mutante ante un mundo que les odia... Todos esos personajes han servido para que todo tipo de lectores se identificaran, se emocionaran y disfrutaran, pero para muchos de eso lectores, había un proceso intelectual previo que teníamos que hacer, la traslación.
¿Qué es la traslación?
La gran mayoría de los personajes son varones blancos heterosexuales, la gran mayoría de los autores son varones blancos heterosexuales, y las multinacionales siempre han pensado que la gran mayoría de lectores eran varones blancos heterosexuales. Pero no es verdad, estos cómics y películas han formado parte de la vida del colectivo LGTB, de las mujeres y de las personas de color, aunque estos no se vieran representados. Pero claro, nosotros trasladamos.
Todos los miembros de minorías utilizan ese proceso. Y lo hacen sin darse cuenta, lo comienzan a hacer desde antes de saber que son miembros de una minoría. Cuando ven ficciones centradas en hombres blancos heterosexuales, que son prácticamente todas, las acercan a su propia experiencia haciendo un pequeño salto de fe. Y el mundo del cómic no es una excepción, aún más, el componente fantasioso hace que resulte más fácil.
Por eso pude ver 'Deapool 2' tranquilamente, porque estaba trasladando.
Pero últimamente las cosas han cambiado. Hay una mayor concienciación por parte de las compañías y los lectores y un recién adquirido compromiso por representar la diversidad. A esto se une la revelación capitalista de que abriéndose a nuevos mercados va a llegar más dinero, como han demostrado 'Wonder Woman' y 'Black Panther'. Con los cómics uno cuantos pasos por delante, las historias de las minorías son tratadas con más sensibilidad y sentido común.
Muchos superhéroes han sido sacados del armario, como Wonder Woman o Ice-Man; hemos visto nacer personajes como Batwoman, cuya historia de origen está enraizada en la política del "Don't ask, Don't Tell" del ejército norteamericano; hemos conocido a versiones afroamericanas del Capitán América, de Iron Man, una mujer ha sido Thor...
En el cine, 'Deadpool 2' supone un pequeño pero significativo hito: la relación entre Negasonic Teenage Warhead y Yukio supone la primera relación lésbica explícita en una película de este tipo. Pero ni es suficiente ni consigue tapar el resto de problemas de la película. El problema no es que Deadpool, Cable y todos sus amigos sean una panda de señores que hacen chistes, pegan porrazos y flipan con que una pistola sea más grande que la otra. Eso es una cuestión de gusto, pero no es un problema. El problema es cómo se olvidan de parte de su público.
Están en su derecho de olvidarse de hacerlo, no serían los primeros, pero es que en su promoción tiran por otro lado. Tomemos como ejemplo el personaje de Domino. En todos los carteles promocionales se presenta al personaje como si tuviera el mismo peso que Cable, la gran incorporación de esta secuela. Pero en la película no es así. Dejando de lado que este es el show de Ryan Reynolds, Cable (Josh Brolin) tiene presencia, es fundamental para la trama y tiene motivaciones. Domino no, nos tenemos que conformar con que aparezca, que nos expliquen sus poderes, que mole mucho (mola muchísimo) y ponga una ligera mueca de desprecio cuando los muchachotes comienzan a hacer el bruto.
Yukio y Negasonic también están puestas para molar, pero podrías retirarlas de la película y eso no le afectaría para nada, algo que también se puede aplicar a Domino, claro. Coloso y el resto de los X-Men que aparecen son personajes fársicos que sirven para que Deadpool tenga dónde rebotar los chistes. De hecho todos los lances donde Wade Wilson demuestra su supuesta pansexualidad (término con el que le ha asociado Reynolds en la campaña de promoción de la película) acaban siendo bromitas entre muchachos como tocarle el culo al mutante ruso.
El "fridging"
En la entrevista de Vulture, los dos guionistas declaran no conocer un término nacido en la industria del cómic (aunque pueda usarse para analizar cualquier tipo de ficción), el "fridging". Es un término que viene de una web creada hace 10 años: 'Women in Refrigerators' ("mujeres en neveras"). Allí, la autora Gail Simone recontaba todas las veces que las mujeres aparecían en las historias de los superhéroes para ser maltratadas, abusadas o asesinadas, sólo con la intención de "hacer avanzar al personaje". El término viene de una historieta de 'Green Lantern' donde despedazaban a la novia del protagonista y la metían en una nevera sin que prácticamente la conociéramos de nada. Eso sí, el protagonista tenía una nueva motivación y miles de páginas por delante para desarrollar su trauma. Ella no. Resulta que esto no es una anécdota, es una manera vaga de escribir guiones, es muy común y ni los grandes, como Alan Moore en 'La broma asesina' de Batman, se libran de ello.
Llevamos casi 20 años con ese término en la industria, se han iniciado debates de manera cíclica, con posicionamientos en ambos sentidos, pero Rhett y Paul, declarados fans de los cómics, afirman que nunca lo habían escuchado. Claro: como hombres blancos heterosexuales el "fridging" no les afecta; por lo tanto, no lo ven. Pero eso es justo lo que hacen con Vanessa al inicio de la peli, aunque lo maticen con ciertas apariciones inesperadas y las escenas post-créditos. Ellos mismos reconocen que en una primera versión del guión, sólo contemplaban una separación de la pareja, pero se dieron cuenta de que Deadpool funciona mejor cuando le arrebatan todo. La mujer como accesorio, como muleta.
La motivación de Cable para volver al pasado, por cierto, es salvar a una mujer y a una hija que vemos un total de cuatro segundos en la pantalla. La mujer como accesorio o como coleguita, las lesbianas como (maravilloso) adorno y la pansexualidad para hacer chistes. El problema de 'Deadpool 2' es que se apoya demasiado en esas muletas, y es una pena, porque nos podríamos haber divertido todos mucho más.