Yras habernos aterrado a muchos con películas como 'Vinieron de dentro de...', 'Rabia', 'Videodrome', 'Scanners' o 'La mosca', el cineasta canadiense David Cronemberg comenzó a cambiar de registro ya con 'El almuerzo desnudo' (o incluso antes), si bien no fue hasta 'Una historia de violencia' cuando las inquietudes dramáticas del director fueron aclamadas mundialmente.
Con 'Promesas del este', David Cronemberg vuelve a trabajar junto a Viggo Mortensen, que se encuentra acompañado en esta ocasión por Naomi Watts, Vincent Cassell, Armin Mueller-Stahl, Sinéad Cusack y Donald Sumpter. La película cuenta la historia del misterioso Nikolai, nacido en Rusia, el cual trabaja como chófer de una de las familias más importantes del crimen organizado de 'Europa Oriental. Encabezada por Semyon, el encantador dueño de un caro restaurante ruso que esconde una naturaleza brutal y fría detrás de su sonrisa, la suerte de la familia se tambalea por culpa de Kirill, su alocado hijo, que hace más caso a Nikolai que a su propio padre. Pero la cautelosa vida de Nikolai cambia de golpe cuando conoce a Anna, una comadrona que trabaja en un hospital de Londres. Anna está muy afectada por la situación en la que se encontraba una adolescente que muere dando a luz, y decide buscar a la familia de la chica basándose en el diario que dejó escrito en ruso. Al escarbar en el diario, Anna desencadena involuntariamente la ira de los mafiosos...
Puede que para muchos, entre los cuales me incluía antes de haber dejado reposar esta crítica durante unas cuantas horas antes de ponerme a escribirla, Promesas del este' resulte algo inferior a Una historia de violencia, mucho más directa y con menos concesiones. Pero, tras recordar la historia y sus diálogos, tras rememorar ciertas secuencias, ciertos detalles, un servidor ha optado por cambiar de opinión.
Autopsia al ser humano
De un hiperrealismo impactante, 'Promesas del este' es, como viene siendo habitual en la obra del canadiense, una suerte de retrato costumbrista de un sector de la sociedad desconocido para la mayoría, al mismo tiempo que un reflejo de la brutalidad inherente en el ser humano. Con un Viggo Mortensen parco en palabras en contraste directo con un Vincent Cassel más que convincente y, sobretodo, con un Armin Mueller-Stahl verdaderamente soberbio, Promesas del este desnuda sin concesión alguna la animalidad del hombre desatada por el poder y la soberbia.
Cronemberg retrata a un mismo tiempo los instintos más despreciables y loables del ser humano bajo el instinto de la supervivencia, mostrándonoslos bajo un falso reflejo de apariencia, por un lado, a través de un sombrío Viggo Mortenen capaz de realizar actos deleznables con una estoicidad aterradora al mismo tiempo que no duda en poner en juego su propia integridad en un acto altruista y, por otro, con un Armin Mueller-Stahl bajo cuya afabilidad se oculta un ser despiadado capaz de matar tanto por ocultar sus pecados como por imponer su respeto, un respeto que ve menoscabado por los actos de su propio hijo.
Por otro lado, cabe decir que el papel de Naomi Watts resulta quizá el menos atractivo de Promesas del este, representando al ciudadano londinense (léase occidental) corriente que descubre la sordidez de un Londres suburbial y desconocido, casi marginal, en el que una moderna revisión del caciquismo y la esclavitud perviven bajo la figura de clanes y mafias.
De todos modos, puede que 'Promesas del este' adolezca de cierta lentitud en su metraje, en el que los acontecimientos se suceden con una cotidianidad escalofriante, sin excesivos sobresaltos ni giros argumentales inesperados. Y, como viene siendo habitual en la filmografía del canadiense, su violencia está filmada con una crudeza aberrante, casi hiriente en algunos casos, con un hiperrealismo, un naturalismo, tremendamente impactantes.
Muy buena película.