Élite está en boca de todos tras la publicación de su último tráiler. La serie adolescente de Netflix prepara su llegada para el 13 de marzo y ya ha empezado a generar hype entre sus seguidores.
Esta ficción española se ha convertido en uno de los productos más populares de la plataforma, algo que se plasma en su capacidad para generar ruido en redes sociales con cada uno de sus anuncios.
Sin embargo, voces de la crítica y parte del público, también han señalado en varias ocasiones las sombras de este producto audiovisual que brilla en términos de impacto pero que, a veces, hace aguas en lo narrativo. Esta situación genera una pregunta que es necesario responder: ¿qué debe mejorar 'Élite' de cara a su tercera temporada?
Su tratamiento de los temas
En su primera y segunda tanda de episodios, 'Élite' toca varios temas de interés social. Entre ellos se encuentra la enfermedad de Marina, las relaciones homosexuales o, por ejemplo, la lucha de clases entre los alumnos becados y los de pago.
Incorporar estos asuntos en los relatos siempre suele ser positivo, aunque se corre el riesgo de caer en la banalidad y convertirlos en aspectos cosméticos o, incluso, de tratarlos como meros argumentos de venta. Inicialmente, 'Élite' arriesga incluyendo personajes "diferentes" que se prestan como representantes de colectivos o minorías.
Sin embargo, conforme avanzan los capítulos, el espíritu de denuncia queda completamente soterrado por el relato principal. Una trama cargada de frivolidad provoca que el espectador sea incapaz de introducirse en la esfera íntima de los personajes y que tenga que conformarse con lo superficial.
La tercera temporada tiene la oportunidad de sumergirse en los temas donde solo se mojó los dedos antes o, si lo desea, introducir otros nuevos que de verdad tengan protagonismo en el desarrollo de la historia.
La irregularidad interpretativa
El casting de 'Élite' está compuesto por un ejército de actores jóvenes que parecen sacados de una portada de revista. Desde Ester Expósito a Miguel Bernardeau pasando por Arón Piper, la ficción de Carlos Montero y Darío Madrona deja claro que no hay lugar para los no agraciados en su universo ficcional.
Esta selección de intérpretes, que a priori parece basarse más en criterios estéticos en lugar de profesionales, ha dado lugar a una ficción cargada de belleza pero sumamente irregular en aspectos dramáticos.
Miguel Herrán, Ester Expósito y otros integrantes del elenco hacen una buena labor dando vida a sus personajes, mientras que algunos de sus compañeros no lo consiguen. Esto deriva en escenas teñidas de artificialidad en las que los más avezados pueden tener la sensación de encontrarse frente a un producto amateur.
De cara a los nuevos capítulos, una subida en el nivel interpretativo sería muy beneficiosa para 'Élite' de cara a enriquecer las historias narradas y de corregir los desniveles entre los dramaturgos más experimentados y aquellos que cuentan con un menor recorrido.
Reforzar el componente de misterio
En 'Élite', el componente del suspense va cobrando importancia mientras avanzan los capítulos. La muerte es un elemento omnipresente en la historia y da pie a subtramas entre los posibles culpables.
La contraposición de la rigurosidad del mundo de la investigación con el alocado mundo adolescente de los protagonistas podría generar un enriquecedor contraste que daría mayor profundidad a la historia.
Esto permitiría, además, dar mayor voz a los personajes adultos de la serie que aparecen siempre de forma secundaria. Por otro lado, sería una excelente oportunidad para abrir camino para la siguiente temporada, que en principio contará con un reparto completamente nuevo, y que brindará a 'Élite' la oportunidad de trascender como obra audiovisual más allá de lo comercial.
